2019 – SAN PEDRO Y SAN PABLO, apóstoles
Todas las Iglesias celebran unánimemente la solemnidad del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo.
La fiesta de los apóstoles procede de la Iglesia aún indivisa y debe celebrarse con un gran sentido ecuménico.
Esta fiesta es pues antigua y universal, no sólo en Roma, sino en todo el mundo cristiano.
Ciertamente, la Iglesia celebró esta fiesta antes de la Navidad del Señor.
Realmente es un tesoro teológico y litúrgico en todos los ritos.
La liturgia de los apóstoles se revela festiva y, al mismo tiempo, se reviste de una cierta gravedad y ponderación.
Celebramos el fundamento apostólico de la fe cristiana. Sobre esta fe el Señor edifica su Iglesia.
El prefacio es bello y denso y revela el sensus theologicus de la fiesta.
La liturgia bizantina repite una y otra vez durante este día el Tropario: “Oh primeros entre los apóstoles y maestros del universo: interceded ante el Señor de todo, para que otorgue la paz en el mundo, y en nuestras almas la gran misericòrdia“.
En el rito bizantino precede a esta solemnidad unos días de ayuno, llamado “el ayuno de los apóstoles”.
El Papa León, el año 461, explicaba que este ayuno es lo que los apóstoles hicieron, según la tradición de las iglesias, para que el Espíritu Santo los asistiera antes de comenzar la misión universal.
El formulario de la Misa es muy antiguo y la lectura de la liberación de Pedro de la prisión es en el leccionario como recuer- do de la statio minor que este día, a parte de la statio maior en la basílica vaticana, se celebraba en San Pedro ad vincula a Roma.