2018-DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo del Pan de la Vida” (2).
Si los judíos murmuraban contra Jesús porque les resultaban insoportables sus palabras, ya que no sabían ni podían saber como lo haría para darnos el Pan de la Vida, la Iglesia no murmura ya que ella lo sabe.
Sabe que para darnos el pan que da la vida tuvo que morir en la cruz: “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”.
En el contexto de la primera lectura donde Elías se siente morir en el camino hasta que Dios no le prodiga alimento, la Eucaristía es el pan que da la vida para el camino, para el pueblo de viatores.
Elías creyó que había llegado al final del camino, pero con el alimento que Dios le proporciona le hace capaz de convertir este final en un comienzo. El Pan que el Señor nos da, a diferencia del maná, da vida y vida eterna: “yo lo resucitaré en el último día”.
Jesús se remite en todo al testimonio del Padre. El Pan que él dará, su Cuerpo, será palpable en el sacramento.
En cada Eucaristía, como canta el Salmo, podemos gustar y ver que bueno es el Señor. Un Pan, que ya no es pan, sino especie de pan, presencia adorable del Señor. Que saboreamos como manjar de vida eterna, como futurae gloriae pignus.