2018 – DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo del segundo anuncio de la Pasión del Señor”.
El libro de la Sabiduría es una verdadera profecía de la pasión del Señor. Es admirable que el autor sagrado escribiese un guión que siglos más tarde el Señor representaría.
El Señor anuncia por segunda vez en el camino hacia Jerusalén su pasión.
Por eso hoy el Salmo lo canta Jesús unido a la Iglesia: “El Señor sostiene mi vida”.
Los discípulos escuchaban, pero no entendían o no querían entender, les daba miedo y por el camino discutían algo tan trivial como quién de ellos era el más importante.
El Señor de manera clara enseña la inversión, el primero debe ser el último. Como Él que en la cruz será el último para ser Hermano de todos.
Es la ley del abajamiento (kénosis) y de la exaltación, clave en la teología de Marcos.
Como escribía la santa de Lisieux: “Nadie se pelea por ser el último”.
Jesús entonces hace un signo profético: acerca un niño pequeño y lo abraza. El niño recibía así su bendición y la de toda la Trinidad.
El niño propiamente, le representaba a él, el Hijo amado del Padre.
En la segunda lectura el apóstol Santiago compone un verdadero himno a la Sabiduría. Hay que entender que “la sabiduría que viene de lo alto” es el mismo Señor.