2018-II Domingo de Aviento e Inmaculada Concepción
INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARIA
María, concebida sin pecado original y redimida anticipadamente, es la figura más perfecta y acabada de la Iglesia.
Ésta celebra hoy la precedencia y la primacía de la gracia.
Es la gracia creadora de Dios que crea el templo de la humanidad de su Hijo, el Arca de la Nueva Alianza.
Ciertamente: “Purísima debía de ser la Virgen que nos diera el Cordero inocente” (prefacio).
Él lo debía hacer, lo podía hacer y lo hizo (potuit, decuit, ergo fecit), según la célebre formulación del beato Duns Escoto.
No olvidemos que la Inmaculada es la primera solemnidad del Año litúrgico con toda la significación que ello conlleva.
Primero y antes que todo está el don de Dios, la gracia.
La Iglesia contempla en la Bienaventurada Virgen María la santidad que está llamada a vivir y su destino glorioso.
DOMINGO II DE ADVIENTO
El Evangelio de hoy forma parte de la predicación de Juan el Bautista.
Con sus datos históricos y cronológicos quiere afirmar que el acontecimiento decisivo de la historia de la salvación no es mítico sino situado en el marco de la historia del mundo.
El oráculo del profeta Baruc resuena casi como una oda (algo grande se está preparando). La verdadera gloria que el profeta anuncia en Jerusalén es la venida de Cristo anunciada por el Bautista.
Toda la Iglesia, siguiendo la invitación de Baruc, se pone en pie: “Ponte en pie, Jerusalén” y mira hacia el oriente para contemplar la presencia del Señor que viene a reunir a sus hijos.
San Pablo, en la segunda lectura, anuncia que “Dios ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús“.
Los cristianos debemos llegar al día de Cristo “cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.
Son los frutos de la oración, del apostolado, de la pasión por la justicia.
Como canta el Salmo, es tiempo de siembra, no de cosecha.
Sin embargo, en el tiempo presente la Iglesia siempre debe cantar: “El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres“.
La confianza empapa este bello canto de acción de gracias: el pasado anima el presente y abre las puertas del futuro.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2019, Liturgia fovenda, p. 36ss.)