2019-DOMINGO: BAUTISMO DEL SEÑOR
El Domingo del Bautismo del Señor es el primer Domingo del ciclo ordinario, pero, no sin razón teológica, forma parte todavía del ciclo de la Epifanía y en cierto modo es su conclusión.
Es el inicio y la confirmación de la misión del Mesías.
La gloria del Señor se manifiesta en Jesús de Nazaret que se acerca al Jordán y entre los pecadores recibe, Él también, el Bautismo de Juan.
El Padre proclama la condición del siervo de Dios como el Hijo de su predilección: “Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me complazco“.
Se indica la presencia del Espíritu Santo en la figura de la paloma que busca nido y lugar de reposo en la humanidad de Jesús para permanecer.
El Bautismo del Señor se convierte en initium del Misterio de la Pascua, él desciende el Jordán, el río que devuelve al origen, al Padre (Salmo 113,3); es el símbolo de la humanidad que se sumerge en la muerte de Cristo (por el Bautismo) para que resucite a una humanidad nueva.
Él, el Señor, se pone al frente de una humanidad pobre y pecadora para conducirla al Padre por el misterio de su Pascua.
La condición del hombre nuevo es ser hijo amado de Dios por la participación del Espíritu Santo (hijos en el Hijo).
Su bautismo prefiguraba nuestro y por eso la colecta proclama: “Concédenos a sus hijos de adopción, que han renacido por el agua y el Espíritu Santo, ser siempre dignos de vuestra benevolència“. Hoy es un día apropiado para rememorar nuestro Bautismo.
Rememorar, no renovar. Pues será durante la Vigilia Pascual cuando los cristianos renovemos nuestras promesas bautismales.
Un signo apropiado para esta rememoración es la aspersión del agua bendita al inicio de la Eucaristía, en lugar del acto penitencial.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2019, Liturgia fovenda, p. 75).