2019 – LUNES DENTRO DE LA OCTAVA DE PASCUA
La importancia del anuncio de la Resurrección se manifiesta en la Octava de Pascua ya que constituye litúrgicamente un solo día: se proclaman las siete epifanías de la Resurrección.
Cada día se proclama una aparición de Cristo resucitado a la comuni- dad apostólica.
Como también cada día se repite el mismo verso del aleluya: “Hoy es el día que hizo el Señor“.
Hay que recordar que estos Evangelios se proclaman también en las Vigilias prolongadas dominicales (unas vigilias que frecuentemente se olvidan).
Teológicamente, es importante la simbología del “Día octavo“.
Es un día único y octavo, en el sentido que sale del septenario, forma parte del otro “eón”: del tiempo del mundo al tiempo de Dios.
La Iglesia no sustituyó el sabbat por el Domingo.
El sabbat según la tradición de los Padres forma parte de la creación y de la alianza.
Pero el “octavo y único día” es una nueva creación.
En la celebración cristiana participamos sacramentalmente del misterio del octavo y único día.
La octava de Pascua contiene esta significación.
Nota sobre la lectura de los Hechos de los Apóstoles en tiempo pascual
En la Misa del día de Pascua se inicia la lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Reservar la lectura de este libro bíblico para el tiempo de Pascua es una costumbre ecuménica y antiquísima.
Lucas, que transmitió el relato de la concepción por obra del Espíritu Santo de la humanidad de Jesús, en el libro de los Hechos relata el nacimiento del Cuerpo eclesial de Cristo por la gracia de Pentecostés y su crecimiento.
El protagonista real de la historia de la Iglesia naciente es el Espíritu Santo.
El libro de los Hechos, en sentido espiritual, es inacabado porque cada comunidad eclesial está llamada a escribir capítulos de su historia que no terminará hasta que el Señor venga en la gloria de su Reino.
En la liturgia bizantina la lectura de los Hechos ya empieza la Noche de Pascua.
El Señor regala a la comunidad de todos los tiempos un solo corazón y una sola alma.
La vida de la Iglesia naciente, sus desarrollos misioneros, sus dificultades, siempre serán un referente paradigmático para la vida de la Iglesia de todos los tiempos.
De este libro escuchamos la predicación kerigmática de los apóstoles; para los que creen en Jesús, el Señor, es el perdón de los pecados y para todos es el juez de vivos y muertos.
Este libro se lee a tres niveles:
- íntegramente en el Oficio de lectura (años pares)
- las partes más centrales, en las primeras lecturas de los domingos (repartidas entre los ciclos A, B y C)
- finalmente, en una selección relativamente abundante y bien ordenada, en las misas La lectura de un mismo libro en la Misa y en el Oficio únicamente se da en la Cincuentena y en Adviento (con Isaías). En cuanto a las lecturas de la Cincuentena en el Oficio, hay que notar que son más largas que de habitual.