2020 – DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
Domingo de la parábola de los diez mil talentos.
Dentro de las instruccions para la vida de la Iglesia, Jesús predica el Evangelio del perdón.
Hay que perdonar a los hermanos siempre, “hasta setenta veces siete”.
Explica la parábola del rey que perdona: “¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”
El otro, fijémonos, no es un extraño, es un compañero en el camino de la vida.
Poder perdonar es una gracia del Espíritu Santo que brota siempre de una existencia perdonada.
Por una gracia muy grande del Señor, las heridas pueden permanecer en el corazón, pero ya no hacen daño.
Perdonamos cuando podemos y no cuando queremos.
Perdonar es una gracia que hay que pedir siempre.
La parábola nos hace vislumbrar el efecto que provoca la persona sin amor ante el Amor infinito de Dios: ¿cómo osamos pedir a Dios que nos perdone nuestras ofensas, si nosotros no perdonamos ni lo más mínimos a los hermanos?
Dios es caridad que perdona siempre.
Como dice el Salmo, es Aquel que “no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo”.
La primera lectura prepara la doctrina del perdón en el Nuevo Testamento: “Acuérdate de los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo”.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2020, Liturgia fovenda, p.355)