2021 – II SEMANA DE PASCUA :: II SETMANA DE PASQUA
LUNES Durante toda la semana, en el Evangelio, se lee la conversación de Jesús con Nicodemo acontecida de noche. Es una “didaskalía” sobre el Bautismo: “Nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo“. Ciertamente, nadie puede entrar de nuevo en el seno materno para volver a nacer, pero que uno puede entrar en las entrañas de la madre Iglesia para nacer de nuevo por el agua y el Espíritu, en el baño bautismal y por la crismación, es una posibilidad abierta. En la lectura de los Hechos, la comunidad escucha lo que cuentan Pedro y Juan, quienes puestos en libertad van al encuentro de los hermanos, “en el lugar donde estaban reunidos“ en asamblea. Todos oran y toman conciencia que la persecución que sufren está en continuidad con la que padeció el Señor. Oran explanando el Salmo segundo, refiriéndolo a su Señor. La comunidad cristiana empieza a releer la Escritura, especialmente los Salmos, desde el acontecimiento pascual. Desde entonces existe una lectura cristológica del salterio en uso en la comunidad del Nuevo Testamento y de todos los tiempos. En Cristo los Salmos encuentran el “sensus plenior“. La oración comunitaria, realmente litúrgica, culmina con la efusión del Espíritu en medio de ellos: así reciben la valentia, “parresía” de predicar la Palabra de Dios. MARTES Jesús habla a Nicodemo de la libertad del Espíritu, comparándolo be- llamente con el viento, “ruaj“. También comunica a Nicodemo lo que ha visto en el cielo (de su oración): que debe ser exaltado en la Cruz para que todos los que crean en Él tengan vida eterna. Él es “el Hijo del Hombre, el que ha bajado del cielo“, el enviado del Padre. En la lectura de los Hechos encontramos uno de los llamados “sumarios de la vida de la primera comunidad“: el Señor regala “un solo corazón y una sola alma” a la primera comunidad de creyentes. Pentecostés manifiesta su primer fruto en la comunidad primitiva, donde descubrimos una serie de notas distintivas, esenciales: la fracción del pan, Eucaristía, la enseñanza de los Apóstoles, “didaskalía“, la comunión de bienes, “koinonía“, y la oración en común. La caridad eucarística había transformado la comunidad en una familia “en la cual nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenia” porque todo era de Cristo. La primera comunidad, justamente por la caridad que practicaba, era mirada por todos con “mucho agrado“. Es preciosa la glosa: “Entre ellos no había necesitados“. Es el jubileo del Espíritu, la hora del Mesías (Dt 15,11). MIÉRCOLES En el Evangelio, lo más inaudito: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que crean en Él“. Entre ellos debemos incluirnos nosotros. Por amor al mundo, Dios ha entregado lo que ama más: su Hijo único. Lo ha enviado a cambio de nada, sin esperar la respuesta de la fe y del amor del mundo. Como por adelantado. Los que no creen en el Hijo se condenan a vivir en sus propias tinie- blas. En el libro de los Hechos se relata la liberación de los apóstoles que estaban en la cárcel, de noche. Son liberados por el ángel del Señor, ya que la Palabra de Dios no puede estar encadenada (2Tm 2,9). De él reciben el mensaje imperioso: ir al templo para explicar al pueblo “las palabras de vida“. Hay visos pascuales en el relato: la noche, el ángel del Señor y la proclamación del “kêrygma” en el templo, al amanecer. Los apóstoles ni quieren ni pueden dejar de predicar la Resurrección del Señor. En el Salmo, el verso “el ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protegí” completa el relato. JUEVES En el Evangelio se lee: “El Padre ama al Hijo y lo ha puesto todo en sus manos“. En este “todo” debemos incluir nuestras existencias, la hora presente de la Iglesia y del mundo. Todo está en manos de Jesús, el Señor, por tanto, todo está en buenas manos. Él es “el que viene de lo alto, el que viene del cielo y el que da testimonio de lo que ha visto y ha oído “, en su oración. Él también da el Espíritu sin medida porque nunca hay medida ni ra- quitismo en el amor. “Los que creen en el Hijo tienen la vida eterna“, Dios mismo, ya en este mundo, ahora. En el pasaje de los Hechos vemos que la predicación de la Resurrección no depende de los apóstoles, sino del mismo Espíritu que la impulsa: con razón deben “obedecer a Dios antes que los hom- bres“. Los que les escuchaban no querían sentirse culpables de la muerte de Jesús. Sin embargo, ellos afirman sin ambages: “Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu que da a los que le obedecen“. Obedecer a Dios es obedecer a la Verdad, dejarse conducir por “el Espíritu de verdad” (Jn 14,17). Sólo entonces el corazón se abre a la purificación del verdadero arre- pentimiento y, con ello, a su curación, liberación. VIERNES Gamaliel alerta a los miembros del sanedrín con un argumento “ad hominem“: hay que dejar que la historia confirme el caso de Jesús de Nazaret. No sea que luchen contra el Altísimo: “os expondríais a luchar contra Dios“. Gracias a esta intervención, los apóstoles son liberados. Pero antes son castigados, “flagelados” como su Señor, y amonestados con la severa prohibición de predicar sobre Jesús. Sin embargo, obstinadamente, continúan anunciando “el Evangelio de Jesucristo“. Ningún día dejaban de hacerlo “en el templo y en las cases“. En el Evangelio se proclama la multiplicación de los panes, que introduce el “discurso del Pan de vida“, que escucharemos la próxima semana. La Eucaristía es prefigurada y las “doce canastas que sobran” significan la sobreabundancia del amor de Dios. También el pan, la Eucaristía que los discípulos repartirán cuando el Señor no esté presente, no será “su” pan, sino el Pan “que el Señor da“. SÁBADO En el pasaje de los Hechos, la elección de los siete hombres “de buena fama, llenos de sabiduría” para atender a las mesas en el suministro diario, “las viudas de habla griega“. La tradición ha identificado a estos “siete Hombres“, el citado en pri- mer lugar es Esteban con los diáconos, que los apóstoles asociaron al ministerio por la imposición de las manos y la oración. Es el “ministerio“, servicio de la caridad, inherente a la vida de la Iglesia desde sus inicios. La tarea fundamental de los apóstoles es “la oración y al servicio de la palabra“, ambas cosas siempre van unidas. Es importante, en el último versículo de la perícopa, la referencia a “la palabra de Dios que iba creciendo” y cómo el Señor mismo “hacía crecer el número de los creyentes“. Es el Señor mismo quien aumentaba la comunidad, y la misma Palabra la que manifestaba su eficacia. El protagonista real del crecimiento de la Iglesia es el Señor. La Palabra es eficaz en sí misma, como en las parábolas. Se escoge por esto, del Salmo 32, los versos de la segunda estrofa en los que la Palabra de Dios es elogiada. En el Evangelio, el pasaje de la tempestad calmada según Juan, texto lleno de símbolos pascuales: cuando el Señor “no està” persiste “la noche“, y cuando aparece pueden “ver“, aunque sea noche cerrada, y “escuchar” el solemne “Soy yo, no temáis“. El Maestro se da a conocer con el nombre santísimo de Dios. Cuando el Señor está en la barca, ésta “toca tierra” y llegan donde iban. Él es seguridad y puerto. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2021, Liturgia fovenda, p.222ss) |
DILLUNS Durant tota la setmana, a l’Evangeli, es llegeix la conversa de Jesús amb Nicodem esdevinguda de nit. És una “didaskalía” sobre el Baptisme: “Ningú no podrà veure el Regne de Déu sense haver nascut de dalt“. Certament, ningú pot entrar de nou al si matern per tornar a néixer, però que un pot entrar a les entranyes de la mare Església per néixer de nou “de l’aigua i l’Esperit“, al bany baptismal i per la crismació, és una possibilitat oberta. En la lectura dels Fets, la comunitat escolta allò que expliquen Pere i Joan que, “deixats ja en llibertat“, van a la trobada dels germans, a “l’estança on eren reunits” en assemblea. Tots preguen i prenen consciència que la persecució que pateixen està en continuïtat amb la que va patir el Senyor. Preguen declamant el Salm segon, també referint al seu Senyor. La comunitat cristiana comença a rellegir l’Escriptura, especialment els Salms, des de l’esdeveniment pasqual. Des de llavors hi ha una lectura cristiana del Saltiri en ús en la comunitat del Nou Testament i de tots els temps. En Crist, els Salms troben el “sensus plenior“. La pregària comunitària, realment litúrgica, culmina amb l’efusió de l’Esperit enmig d’ells: així reben la valentia, “parresia” de predicar la Paraula de Déu. DIMARTS Jesús parla a Nicodem de la llibertat de l’Esperit, comparant-lo bellament amb el vent, “ruaj“. També comunica a Nicodem el que ha vist al cel, de la seva oració: que ha de ser exaltat en la Creu, perquè tots els que creguin en Ell tinguin vida eterna. Ell és “el Fill de l’Home, el que ha baixat del cel“, l’enviat del Pare. A la lectura dels Fets trobem un dels anomenats “Sumaris de la vida de la primera comunitat“: el Senyor fa el do de tenir “un sol cor i una sola ànima” a la primera comunitat de creients. Pentecosta manifesta el seu primer fruit en la comunitat primitiva, on descobrim una sèrie de notes distintives, essencials: la fracció del pa, Eucaristia, l’ensenyament dels Apòstols, “didaskalía“, la comunió de béns, koinonia, i l’oració en comú. La caritat eucarística havia transformat la comunitat en una família en la qual “ningú no parlava de les coses que posseïa com si fossin pròpies” perquè tot era de Crist. La primera comunitat, justament per la caritat que practicava, “era molt ben vista de la gent“. És preciosa la glossa: “Entre ells no hi havia ningú que visqués en la indigència“. És el jubileu de l’Esperit, l’hora del Messies (Dt 15,11). DIMECRES En l’Evangeli, allò més inaudit: “Déu estima tant el món, que ha donat el seu Fill únic, perquè no es perdi ningú dels qui creuen en ell“. Entre aquests hem d’incloure’ns a nosaltres. Per amor al món, Déu ha lliurat allò que més estima: el seu Fill únic. L’ha enviat a canvi de res, sense esperar la resposta de la fe i de l’amor del món. Com per avançat. Els que no creuen en el Fill es condemnen a viure en les seves pròpies tenebres. En el llibre dels Fets es narra l’alliberament dels apòstols, que estaven a la presó, de nit. Són alliberats per l’àngel del Senyor, ja que la Paraula de Déu no pot romandre encadenada (2Tm 2,9). D’ell reben el missatge imperiós: anar al temple per predicar al poble “totes aquestes veritats de vida“. Hi ha aspectes pasquals en el relat: la nit, l’àngel del Senyor i la proclamació del “kerygma” al temple, a l’alba. Els apòstols ni volen ni poden deixar de predicar la Resurrecció del Senyor. En el Salm, el vers “acampa l’àngel del Senyor entorn dels seus fidels, per protegir-los” completa el relat. DIJOUS En l’Evangeli es llegeix: “El Pare, que estima el Fill, ho ha deixat tot a les seves mans“. En aquest “tot” hem d’incloure les nostres existències, l’hora present de l’Església i del món. Tot està en mans de Jesús, el Senyor, per tant, tot està en bones mans. Ell és “el qui ve de dalt, el qui ve del cel i el que dóna testimoni de l o que ha vist i ha sentit” en la seva oració. Ell també dóna “l’Esperit sense límit” perquè mai no hi ha mesura ni raquitisme en l’amor. “Els qui creuen en el Fill tenen la vida eterna“, Déu mateix, ja en aquest món, ara. En el passatge dels Fets veiem que la predicació de la Resurrecció no depèn dels apòstols, sinó del mateix Esperit que la impulsa: amb raó sostenen que “obeir Déu és primer que obeir els homes“. Aquells que els escoltaven no volien sentir-se culpables de la mort de Jesús. No obstant això, els apòstols afirmen sense embuts: “Nosaltres en som testimonis, i n’és també testimoni l’Esperit Sant que Déu ha donat a tots els qui l’obeeixen“. Obeir Déu és obeir la Veritat, deixar-se conduir per “l’Esperit de veritat” (Jo 14,17). Només llavors el cor s’obre a la purificació de l’autèntic penediment i, amb això, a la seva curació, alliberament. DIVENDRES Gamaliel alerta els membres del sanedrí amb un argument “ad hominem“: cal deixar que la història confirmi el cas de Jesús de Natzaret. No fos cas que lluitessin contra l’Altíssim: “alerta, encara, que no us trobéssiu en lluita contra Déu“. Gràcies a aquesta intervenció, els apòstols són alliberats. Però abans són castigats, “flagel·lats” com el seu Senyor i amonestats amb la severa prohibició de predicar sobre Jesús. Malgrat tot, obstinadament, continuen anunciant “la Bona Nova de Jesucrist“. Cap dia no deixaven pas de fer-ho “en el temple i per les cases“. En l’Evangeli es proclama la multiplicació dels pans, que introdueix el “discurs del Pa de vida“, que escoltarem la propera setmana. L’Eucaristia és prefigurada i els “dotze coves” que omplen de “les sobres” signifiquen la sobreabundància de l’amor de Déu. També el pa, l’Eucaristia, que els deixebles repartiran quan el Senyor no sigui present, no serà pas “el seu” pa, sinó el Pa “que el Senyor dóna“. DISSABTE El passatge dels Fets, l’elecció dels set homes “fiats, plens de l’Esperit Sant i de seny” per atendre a les taules en el subministrament diari, “les vídues de llengua grega“. La tradició ha identificat aquests “set homes“, el citat en primer lloc és Esteve, amb els “diaques“, que els apòstols associaren al ministeri per la imposició de les mans i la pregària. És el “ministeri“, servei, de la caritat, inherent a la vida de l’Església des dels seus inicis. La tasca fonamental dels apòstols és “la pregària i el ministeri de la paraula“, ambdues coses van sempre unides. És important, en l’últim verset de la perícopa, la referència a “la paraula de Déu que s’anava estenent” i com el Senyor mateix feia créixer “el nombre dels creients“. És el Senyor mateix qui augmentava la comunitat,i la mateixa Paraula la que manifestava la seva eficàcia. El protagonista real del creixement de l’Església és el Senyor. La Paraula és eficaç en si mateixa, com en les paràboles. S’escullen per això -del Salm 32- els versos de la segona estrofa en què la Paraula de Déu és elogiada. En l’Evangeli, el passatge de la tempesta calmada segons Joan, text ple de símbols pasquals: quan el Senyor “no hi és” persisteix la nit, “ja s’havia fet fosc“, i quan apareix, poden “veure“, encara que sigui negra nit, i “escoltar” el solemne “Sóc jo, no tingueu por“. El Mestre es dóna a conèixer amb el nom santíssim de Déu. Quan el Senyor és a la barca, aquesta “toca terra” i arriben “al lloc on anaven“. Ell és seguretat i port. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2021, Liturgia fovenda, p.218ss) |