2021 – Tercer día del Triduo Pascual :: Tercer dia del Tríduum Pasqual
DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR Vigilia Pascual en la noche Santa La oración colecta, previa a la lectura del Apóstol, invoca a Dios que ha iluminado “esta noche santísima con la gloria de la Resurrección del Señor”. Es la noche en que se celebra la “Madre de todas las vigílias”: la Iglesia alaba a Dios porque “Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado” (Prefacio I de Pascua). La Pascua de Cristo es también nuestra Pascua: “En la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida, y en su gloriosa Resurrección hemos resucitado todos” (Prefacio II de Pascua). El protocolo final y común a todos los prefacios reza: “Con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegria”. La Liturgia hispano-mozárabe lo designa como “el Domingo de la alegría de la Pascua”. La Iglesia se siente participante del paso-éxodo de Cristo a través de la muerte a la vida. Ella misma renace y disfruta suplicando “que los sacramentos pascuales que inauguramos nos hagan llegar, con tu ayuda, a la vida eterna“(oración sobre las ofrendas): por el Bautismo se sumerge con Cristo en su Pascua; por la Confirmación recibe el Espíritu de la vida a modo de sello; y en la Eucaristía participa del Cuerpo y la Sangre de Cristo, como memorial de su muerte y Resurrección. En la noche de Pascua todo es sacramental: la misma noche significa la tiniebla del mundo sin la luz de Cristo. Los ritos significativos del “lucernario”: la bendición del fuego, el cirio pascual llameante con luz que se propaga en los iconos vivos que son los fieles. El cántico único del “Praeconium paschale” bajo la luz del cirio de Pascua que ilumina las vestiduras del diácono. El cirio de la Pascua como la columna de fuego que ilumina el peregrinaje del pueblo de Dios en la Escritura que se va a proclamar. El cirio pascual es signo de Cristo, nuestra luz y la del mundo. Es bendecido e incensado. Tiene impresa la Cruz gloriosa del Señor y el número del año del Señor, pues Él contiene el tiempo, Él es “alfa y omega”. Lleva las incisiones de las llagas del Señor con los cinco granos de incienso: son las llagas gloriosas e imborrables del Señor nuestro. Las palabras del celebrante son realmente impresionantes: “La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu”. La luz se propaga en la asamblea ya que los fieles, servidos por los ministros, van encendiendo sus candelas. Luz creciente, que propagándose no disminuye. Luz en las manos, luz de la gracia y de la Gloria encendida en los corazones, que nos ilumina y a la vez nos hace radiantes. Los fieles son los iconos vivientes de Cristo. Conviene dar el máximo valor a la proclamación del Evangelio. Es el primer Evangelio, Evangelio “alpha”: los contiene todos y por el que todos adquieren sentido. Es realmente la Buena Noticia, magnífica e inaudita, de la Resurrección de Cristo. Para llegar a este Evangelio se han escuchado las “profecías” del Antiguo Testamento, creación, sacrificio de Isaac, éxodo, el anuncio de la Nueva alianza, el agua de la vida. Las profecías vienen acompañadas por el canto de los Salmos, transidos de sentido pascual, y de las oraciones colectas que indican la interpretación cristológica de cada texto. Son oraciones antiquísimas y muy bellas teológicamente. La Salmodia de la noche de Pascua es espléndida y hay que hacer todo lo posible para que sea cantada. Son Salmos de amor de la Esposa enamorada: el Señor ha entregado su vida por ella. Porque Cristo ha Resucitado y vive en la gloria del Padre y en la donación constante del Espíritu Santo, la Iglesia celebra con eficacia salvadora la “Iniciación cristiana” para los catecúmenos y también para los fieles que renuevan el Bautismo, “renovar” significa partir de la primera gracia y celebran el banquete eucarístico. Después prosigue la Liturgia del Bautismo con la procesión al baptisterio, la letanía de los Santos, la “tal nube de testigos” de que habla Hb 12,1, la bendición del agua, como “anamnesis” de las maravillas de Dios obradas por el signo del agua. Y la “epiclesis” del Espíritu: el Espíritu de la Cruz, de la Resurrección, de Pentecostés, de la divina Plenitud. También el Bautismo de los elegidos y/o la renovación del Bautismo de los fieles. “Renovar” tiene, esta noche, el sentido fuerte de “hacer nuevo” el Bautismo, como si acabáramos de ser bautizados aquellos que con cirios encendidos en las manos hemos efectuado la triple renuncia y la triple ad- hesión a la fe. Finalmente, como plenitud de todo, el Banquete eucarístico: Banquete nupcial, luminoso y festivo. Los dones son presentados por los “neófitos” o por los fieles. Dones que el Señor mismo devolverá a la Iglesia como ofrendas más excelentes: como su Cuerpo y su Sangre. Lo hace por la plegaria siempre escuchada, la “Plegaria eucarística”, con el memorial de toda la historia de la salvación, desde los inicios, la creación, hasta la culminación, la Resurrección y Pentecostés. Oración que incluye también la narración de la Santa Cena, la ostensión de los Dones con la invocación, precedente y procedente del Espíritu Santo sobre las ofrendas y sobre nosotros, con la intercesión por toda la Iglesia, por los vivos y por los difuntos. Nuestra conversión hace más grande el gozo de los Santos, “en el cielo habrá más alegria” según Lc 15,7, y hacemos memoria de quienes nos han precedido en el “signo de la fe”, el Bautismo. Habiendo recitado la Plegaria eucarística, habiéndonos dado el ósculo de la paz, ¡tan lleno de gozo en esta noche!, y habiendo partido el Pan, los fieles ansiosos participarán del Banquete del Reino en la noche llena de luz, y así “gustarán y verán qué bueno es el Señor”. Es la Iglesia que escucha la palabra de su Esposo: “Iglesia mía, no ayunes más. Entra en mi alegría y en mi reposo”. Vigilia del Domingo de Pascua, Domingo de todos los Domingos, el Domingo perenne, fiesta de todas las fiestas. El misterio del día octavo que entra en la eternidad divina. El Canon romano llama a este día “sacratissimum diem celebrantes”, y la liturgia hispánica: “Domingo de la alegría de Pascua”. De la mistagogia los Padres “Día de la Resurrección. Resplandezcamos de gozo en esta fiesta. Abracémonos, hermanos, mutuamente. Llamemos hermanos nuestros incluso a los que nos odian. Perdonemos todo por la Resurrección y cantemos así nuestra alegría: “Cristo ha Resucitado de entre los muertos, “con su muerte ha vencido la muerte, y a los que estaban en los sepulcros les ha dado la vida”. De la liturgia pascual bizantina (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2021, Liturgia fovenda, p.202ss) |
DIUMENGE DE PASQUA DE LA RESURRECCIÓ DEL SENYOR
Vetlla Pasqual a la nit Santa L’oració col·lecta, abans de la lectura de l’Apòstol, invoca Déu que fa “resplendir aquesta nit santíssima amb la glòria de la Resurrecció del Senyor“. És la nit en què se celebra la “Mare de totes les vigílies“: l’Església lloa Déu perquè “Crist, la nostra Pasqua, ha estat immolat»” (Prefaci I de Pasqua). La Pasqua de Crist és també la nostra Pasqua: “En la seva mort, la nostra mort ha estat vençuda, en la seva Resurrecció tots hem retornat a la vida” (Prefaci II de Pasqua). L’Església se sent participant del pas, èxode de Crist a través de la mort a la vida. Ella mateixa reneix i gaudeix suplicant “que la vida nova que arrenca dels sagraments pasquals, assoleixi la seva plenitud en el vostre Regne” (oració sobre les ofrenes): pel Baptisme se submergeix amb Crist en la seva Pasqua; per la Confirmació rep l’Esperit de la vida a manera de segell; i en l’Eucaristia participa del Cos i la Sang de Crist, com a memorial de la seva Mort i Resurrecció. En la nit de Pasqua tot és sacramental: la mateixa nit significa la tenebra del món sense la llum de Crist. Els ritus significatius del “lucernari“: la benedicció del foc, el ciri pasqual flamejant amb llum que es propaga en les icones vivents que són els fidels. El càntic únic del “Praeconium paschale” sota la llum del ciri de Pasqua que il·lumina les vestidures del diaca. El ciri de la Pasqua com a columna de foc que il·lumina el pelegrinatge del poble de Déu en l’Escriptura que tot seguit es proclamarà. El ciri pasqual és signe de Crist, la nostra llum i la del món. És beneït i encensat. Té impresa la Creu gloriosa del Senyor i el nombre de l’any del Senyor, doncs Ell conté el temps, Ell és “alfa i omega“. Duu també les incisions de les llagues del Senyor amb els cinc grans d’encens: són les nafres glorioses i inesborrables de nostre Senyor. Les paraules del celebrant són realment impressionants: “Que la llum de Crist Ressuscitat gloriosament dissipi les tenebres del cor i de l’esperit“. La llum es propaga en l’assemblea ja que els fidels, servits pels ministres, van encenent llurs candeles. Llum creixent, que propagant- se no minva. Llum a les mans, llum de la gràcia i de la Glòria encesa en els cors, que ens il·lumina i al mateix temps ens fa radiants. Els fidels són les icones vivents del Crist. Cal donar el màxim valor a la proclamació de l’Evangeli. És el primer Evangeli, Evangeli “alpha“, que els conté tots i pel qual tots adquireixen sentit. És realment la Bona Notícia, magnífica i inaudita, de la Resurrecció de Crist. Per arribar a aquest Evangeli s’han escoltat les “profecies” de l’Antic Testament, creació, sacrifici d’Isaac, èxode, l’anunci de la Nova aliança, l’aigua de la vida. Les profecies són acompanyades amb el cant dels Salms, traspassats de sentit pasqual, i de les oracions col·lectes que indiquen la interpretació cristològica de cada text. Són pregàries antiquíssimes i molt belles teològicament. La salmòdia de la nit de Pasqua és esplèndida i cal fer tot el possible perquè sigui cantada. Són Salms d’amor de l’Esposa enamorada: el Senyor ha lliurat la seva vida per ella. Perquè Crist ha Ressuscitat i viu a la glòria del Pare i en la donació constant de l’Esperit Sant, l’Església celebra amb eficàcia salvadora la “Iniciació cristiana” per als catecúmens i també per als fidels que renoven el Baptisme, “renovar” vol dir “partir de la primera gràcia“, i celebren el Banquet eucarístic. Després prossegueix la Litúrgia del Baptisme amb la processó al baptisteri, la lletania dels sants, “el núvol tan gran de testimonis” de què parla He 12,1, la benedicció de l’aigua, com “anamnesis” de les meravelles de Déu obrades pel signe de l’aigua… I l’”epiclesi” de l’Esperit: l’Esperit de la Creu, de la Resurrecció, de la Pentecosta, de la divina Plenitud. També el Baptisme dels “elegits” i/o la renovació del Baptisme dels fidels. “Renovar” té, aquesta nit, el sentit fort de “fer nou” el Baptisme, talment acabéssim de ser batejats els qui amb les candeles enceses a les mans hem fet la triple renúncia i la triple adhesió a la fe. Finalment, com a plenitud de tot, el Banquet eucarístic: banquet nupcial, lluminós i festiu. Els dons són presentats pels “neòfits” o pels fidels. Dons que el Senyor mateix retornarà a l’Església com a ofrenes més excel·lents: com el seu Cos i la seva Sang. Ho fa per la pregària sempre escoltada, la “Pregària eucarística“, amb el memorial de tota la història de la salvació, des dels inicis, la creació, fins a la culminació, la Resurrecció i la Pentecosta. Pregària que inclou també la narració de la Santa Cena, l’ostensió dels Dons amb la invocació, precedent i procedent, de l’Esperit Sant sobre les ofrenes i sobre nosaltres, amb la intercessió per tota l’Església, pels vius i pels difunts. La nostra conversió fa més gran el goig dels sants, “en el cel hi haurà més alegria” segons Lc 15,7, i fem memòria dels qui ens han precedit en el “signe de la fe“, el Baptisme. Havent recitat la “Pregària eucarística“, havent-nos donat l’òscul de la pau, tant ple de goig en aquesta nit!, i havent partit el Pa, els fidels adelerats participaran del Banquet del Regne en la nit plena de llum i així tastaran i veuran “que n’és de bo el Senyor“. És l’Església que escolta la paraula del seu Espòs: “Església meva, no dejunis més. Entra en el meu goig i en el meu repòs“. Vetlla del Diumenge de Pasqua, Diumenge de tots els Diumenges, Diumenge perenne, festa de totes les festes. El misteri del dia vuitè que entra en l’eternitat divina. El Cànon romà anomena aquest dia “sacratissimum diem celebrantes“, i la litúrgia hispana: “Diumenge de l’alegria de Pasqua“. De la mistagògia dels Pares “Dia de la Resurrecció. Resplendim de goig en aquesta festa. Abracem-nos germans, mútuament. Anomenem germans fins i tot aquells que ens odien. Perdonem-ho tot per la Resurrecció i cantem així la nostra joia: “Crist ha Ressuscitat d’entre els morts, amb la seva mort ha vençut la mort, i a aquells que eren als sepulcres, els ha infós la vida“. De la litúrgia pasqual bizantina (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2021, Liturgia fovenda, p.198ss)
|