2018-DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo del Pan de Vida” (3).
Esta vez la figura figurativa del Antiguo Testamento es la Sabiduría que invita, en la primera lectura al banquete que ha preparado, cuando “ya ha mezclado el vino y puesto la mesa”. Ha preparado el pan y el vino e invita a que coman.
La Sabiduría de Dios, que es Jesucristo, invita también al banquete, en el cual es el Pan vivo bajado del cielo y a beber su Sangre.
Serian necios lo que no lo aceptasen, ya que tendrían vida, una vida que es eterna, que supera infinitamente la vida temporal.
Ante la insensatez de un hombre que quiere darse como alimento para los demás hay la locura del amor de Dios que ha querido que su Hijo se entregara para la vida del mundo.
La Eucaristía de la Iglesia siempre será el memorial vivo de esta donación. Cristo se entregó una vez para siempre en su propio cuerpo, pero se da sacramentalmente infinitamente en la Eucaristía.
Los que reciben el sacramento vivirán en Él y Él en ellos, como también vivirán por Él como Él vive por el Padre.
Se repite el mismo Salmo que el domingo pasado, ya que el Salmo 33 es el Salmo de comunión por excelencia en todas las liturgias sólo por esas palabras: “Gustad y ved que bueno es el Señor”.
A la invitación de la Sabiduría de Dios hay que responder como sensatos y con alabanza, con los cánticos inspirados por el Espíitu, que dice san Pablo en la segunda lectura.
Hoy la homilía de manera mistagógica debe ser una catequesis sobre la Eucaristía.