2018-DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo de la tradición de los fariseos”.
En la primera lectura se manifiestan los mandamientos de Dios que muestran su sabiduría incomparablemente más alta que la sabiduría humana.
Jesús en el Evangelio predica el Reino de Dios, al cual se oponen tradiciones y doctrinas sólo humanas. De las cuales hacen ostensión los fariseos y que Jesús recrimina duramente.
La citación solemne del profeta Isaías ocupa el lugar central del fragmento del Evangelio: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.
Ante la nimiedad de las prácticas judaicas de limpieza, Jesús de manera drástica se explicará y esto es válido para los cristianos formulistas de todos los tiempos.
Lo que ensucia realmente el corazón del hombre es lo que sale de su interior, no lo externo.
Lo que sale del corazón que está plantado de la Palabra de Dios que dice Santiago en la segunda lectura aquí hemos sido engendrados en la palabra de la verdad. Una palabra que el Señor ha puesto como ley en nuestros corazones.
No sería bueno, y aún sería peor polemizar e incluso pelearnos por los aditamentos de la tradición y dejar lo realmente esencial.
El combate espiritual cristiano siempre tendrá como objetivo la puresa del corazón. Son estos, los que viven en un corazón puro, los dignos de “hospedarse en tu tienda”, de la Iglesia del Señor, como canta y recuerda el Salmo.