2019 – DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO
Domingo de la parábola del hombre necio que acumula bienes sólo para este mundo.
En el Reino es “necio” el que confunde el valor de su vida con el valor de sus bienes.
Jesús distingue claramente entre el ser y el tener.
Una distinción que adquiere aún más valor cuando se considera la finitud de la existencia: ¿De quién será lo que has preparado?.
También porque todos hemos de comparecer ante Dios.
Esto está en continuidad con la enseñanza del Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad“.
Lo que no stá en continuidad con el Antiguo Testamento es la última palabra del Señor: “Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios“.
Sin embargo, lo que nos hace ricos a los ojos de Dios no son nuestros méritos, sino los méritos y los dones pascuales del Señor.
Es lo que el Apóstol proclama en la segunda lectura: “Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba“.
El mismo Apóstol hace una severa advertencia acorde con el evangelio: “La avaricia es una idolatria“.
Con estos criterios deben vivir los que acogen el Reino de Dios que Jesús proclama.