DOMINGO IV DE CUARESMA
“Dominica Laetare” Se llama así por el célebre introito:Laetare Ierusalem (Is 66,10 – 11) con gozosa y entrañable melodía gregoriana.
Este domingo anticipa el gozo de la Pascua y es como unrespiro dentro de la Cuaresma y un preludio de la solemnidad pascual.
Los catecúmenos que querían terminar su preparación para recibir el Bautismo, llamados competentes, en esta cuartaDomínica de Cuaresma, según el testimonio de San Agustín en el sermón 213, eran inscritos en el registro o matrícula, de la Iglesia, y en esta ocasión se les daba el nombre espiritual, sin quitárseles el nombre de su familia. Eso tenía y tiene un gransignificado espiritual; es el nombre nuevo de una humanidad, nacida en las aguas del bautismo.
La liturgia de la Palabra se proclama la conversación confidencial y nocturna del Señor con Nicodemo, en ésta el misterio de la cruz es anunciado como juicio, bajo el signo prefigurativo de la serpiente misteriosa elevada en el desierto.
Nicodemo sale de noche al encuentro con Jesús para encontrar en él luz.
También de noche la Iglesia encontrará la luz sobre toda en la Noche radiante de Pascua El Padre entrega al Hijo para la salvación del mundo. La cruz será elevada para que “todo el que crea en él tenga vida eterna”. Será mirada por todos.
En correspondencia con el Apóstol que dice: “Estáis salvados por su gracia y mediante la fe”.
En la primera lectura tanto la ira como la misericordia de Dios se manifiestan en la deportación y liberación del pueblo y su retorno.
El Salmo canta el exilio de los hijos de Dios en la Babilonia de este mundo. Ellos saben que esta no es su patria ni su ciudad.
Los cristianos orientales rezan cotidianamente durante la Cuaresma el Salmo 136 en las grandes Vísperas de la Cuaresma. La Iglesia se siente extraditada y exiliada en este mundo. Reclamada siempre por su Señor.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2018, Liturgia fovenda, p.111)