DOMINGO VI DE PASCUA
Como primera lectura se lee la asignada al Domingo VI de Pascua, con su correspondiente Salmo responsorial; en cambio la segunda lectura y el Evangelio pueden ser o bien los de este Domingo VI o bien los correspondientes al Domingo VII.
Con la no muy feliz solución, desde el punto de vista litúrgico, de trasladar la Ascensión del Señor al Domingo, hay que advertir que es grave omitir siempre el VII Domingo de Pascua.
En este Domingo se lee parte de la Plegaria sacerdotal de Jesús. Si se omite la asamblea jamás podrá escuchar este texto importante y decisivo del Evangelio.
Es altamente recomendable leer este año la segunda lectura y el Evangelio del VII Domingo de Pascua. Nadie puede obligar a las asambleas cristianas a no escuchar jamás la oración sacerdotal del Señor, en la cuál, como Sacerdote de la nueva alianza pide epicléticamente al Padre el Don del Espíritu Santo.
Es su epiclesis sobre la Iglesia. La oración sacerdotal de Jesús nos introduce en el Misterio de Pentecostés.
La oración de Jesús, llamada “Plegaria sacerdotal”, es culminante porque se sitúa en el momento (la hora) del tránsito de este mundo al Padre.
En el Evangelio de este ciclo aparece la parte central de esta oración. Nosotros debemos comprenderla como la oración de su éxodo de este mundo al Padre por la muerte y la resurrección. También por su Ascensión y donación del Espíritu Santo.
Y ruega al Padre que no “nos retire” de este mundo, ya que igual que Él, “tampoco nosotros somos del mundo”. La petición de Jesús: “Conságralos en la verdad” sólo puede significar nuestra santificación, operada por el envío del Espíritu Santo.
Consagrados por la Verdad, (el Verbo y el Espíritu), somos enviados al mundo.
Esto se confirma plenamente en la 2 ª lectura: “En esto conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros: en que nos ha dado el Espíritu”.
Jamás serán separables el amor a Dios y el amor recíproco. La plegaria sacerdotal de Cristo es su anáfora antes de la oblación de su propia persona, Él que, en la cruz, es altar, víctima y sacerdote.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2018, Liturgia fovenda, p. 160)