III SEMANA DE PASCUA – 2 al 7/5/2022 – III SETMANA DE PASQUA
LUNES SAN ATANASIO, obispo y doctor de la Iglesia Con la celebración de la memoria de san Atanasio, obispo de Alejandría, celebramos la comunión eclesial de corazón con toda la Iglesia copta, santa y apostólica. Una Iglesia fundada, según la tradición, por la predicación del apóstol y evangelista Marcos y de la cual san Atanasio fue obispo, sabio y egregio. En nuestros días, esta Iglesia conoce el martirio y la persecución. San Atanasio, a los treintaitrés años, ya era obispo de Alejandría. Sucedía al obispo Alejandro, a quien acompañó al Concilio de Nicea, donde se declaró que el Hijo y el Padre son de la misma sustancia. Luchó toda la vida contra el arrianismo, defendiendo la fe ortodoxa. De ahí que sufriera cinco veces el exilio. Murió, tal día como hoy, en el año 373. Entre los Padres tiene el título de Doctor de la Iglesia. San Gregorio Nacianceno le llama: “Columna de la Iglesia“. Misa: Hch 6, 8-15; Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30; Jn 6, 22-29 Hoy y mañana en la primera lectura, el martirio de Esteban. En el pasaje de hoy, el protomártir es acusado “de blasfemar contra la Ley“, la misma acusación que profirieron contra Jesús. Pervive también la acusación “contra el templo santo” por la cual igualmente se condenó al Señor. Mientras discutían, la faz de Esteban se transfigura. La presencia de Dios se irradia en el rostro de Esteban de tal manera “que les pareció un ángel“. Es la belleza del rostro de los santos: “no hay edificio de tanta hermosura como una alma limpia y llena de virtudes” (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 28,9). Durante toda la tercera semana de Pascua escuchamos la enseñanza de Jesús sobre el Pan de vida. El motivo es “la gente que lo busca porque comieron pan has ta saciarse“. Sin embargo, el pan que el Señor da no es un alimento “que perece, sino que perdura para la vida eterna“. Por ese pan no es necesario trabajar, es puro don. El único trabajo es creer que el Padre le ha enviado y “le ha sellado con el Espíritu“. La mistagogia de la Iglesia durante estos días tiene como objeto adentrar a los fieles en el misterio inagotable de la Eucaristía. MARTES SANTOS FELIPE y SANTIAGO, apóstoles La Iglesia celebra a todos los apóstoles y jamás se olvida de ninguno. Hoy celebramos conjuntamente a los apóstoles Felipe y Santiago, el Menor. El origen de esta fiesta es la dedicación de la basílica de los apóstoles, el 1 de mayo del año 563, que originalmente estaba dedicada a los dos apóstoles como se testimonia en las inscripciones halladas. Aparte de los datos de los Evangelios, las tradiciones posteriores, aunque antiguas, son imprecisas. Lo decisivo es que formaron parte de los primeros llamados por el Señor y aparecen en el elenco de los apóstoles en los Evangelios. Ambos fueron testigos de la Cruz gloriosa de Jesucristo. Ambos fundamentan y convocan al nuevo pueblo de Dios y sus nombres están inscritos en las puertas de la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén (Ap 21,24). La oración colecta se adecua bellamente al tiempo pascual. Felipe era de Betsaida y fue el tercero de los llamados (Jn 1,43): su presencia en el E vangelio de Juan es importante (Jn 1, 45;6, 5-7 y 14,8). Una tradición, recogida por Eusebio y que se hace eco a su vez de antiguos testimonios, afirma que fue crucificado cabeza abajo durante la persecución de Domiciano. La tradición asevera que evangelizó en Frigia. Santiago, conocido como “el Menor“, se identifica con el hermano del Señor, una de las columnas de la Iglesia e hijo de Alfeo (Mt 10,3; Mc 3,18). Se le considera el primer obispo de Jerusalén, apodado “el Justo” o “el que intercede por el pueblo“. Según el relato de Josefo, aunque el hecho está atestiguado en distintas tradiciones, murió mártir, apedreado hacia el año 62, o arrojado desde lo alto del templo. Al ser condenado se cuenta que exclamó: “Hosanna al Hijo de David“. Se le atribuye la carta del Nuevo Testamento que lleva su nombre. Misa: 1 Cor 15, 1-8; Sal 18, 2-3. 4-5b; Jn 14, 6-14 El texto de la primera lectura, como se sabe, es fundamental en la teología del Nuevo Testamento. Expone a la letra la forma de traditio, “yo os transmití en primer lugar“. Es la primera fórmula del anuncio del kerigma pascual: “Cristo fue crucificado, sepultado y resucitó al tercer día“. El Señor glorificado “se apareció a Cefas y luego a los Doce” y señala: después se apareció a Santiago. Desde el tiempo de la consagración de la basílica de los Apóstoles (s. VI) se lee el diálogo de Jesús con Felipe, en la última cena. La intervención de Felipe fue causa de la declaración más alta de Jesús sobre su identidad: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre“. Jesús es el icono del Padre. El Salmo 18 es aplicado en la predicación de los Padres, especialmente por san Agustín, a la predicación apostólica: “A toda la tierra alcanza su pregón“. Un pregón que llega a todos por su predicación y al mismo tiempo en el silencio de su martirio, que acredita el testimonio que los apóstoles dieron de la Resurrección del Señor. MIÉRCOLES Misa: Hch 8, 1b-8; Sal 65, 1b-3a. 4-5. 6-7a; Jn 6, 35-40 Se desata la primera persecución contra la Iglesia. Una persecución que el texto de los Hechos califica de “violenta“. La Iglesia se dispersa “por Judea y Samaria“. Sin embargo, los que huyen no dejan de ser misioneros que van “de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva” de la Palabra. Felipe, uno de los siete diáconos, predica la palabra en Samaría. La alegría del Espíritu Santo llena la ciudad donde el Evangelio es predicado. Así el Evangelio empieza a divulgarse “por toda la tierra“, como dijo el Señor. El Salmo 65, con su respuesta “Aclamad al Señor, tierra entera“, es pascual y se canta también en la Vigila pascual: realmente, a causa del anuncio del Evangelio toda la tierra debe alabar al Señor. La voluntad del Padre, en el Evangelio que se proclama, es: que no se pierda nadie, darles la vida eterna, Él mismo es la vida eterna, y resucitarles en el último día, un día que no tiene un día después. Esa es la voluntad del Padre que el Hijo ha venido a cumplir. La prenda es el Pan de la vida, que es Él mismo: “Yo soy el pan de la vida“. En el lenguaje del IV Evangelio “ver” y “creer” son lo mismo. “Perderse” en el lenguaje del IV Evangelio es “quedarse sin Dios“; en realidad y casi literalmente, es “perder a Dios“. JUEVES Misa: Hch 8, 26-40; Sal 65, 8-9. 16-17. 20; Jn 6, 44-51 En la perícopa de los Hechos, el bellísimo relato de la conversión del etíope. Felipe explica al eunuco la verdadera exégesis del texto de Isaías que está leyendo desentrañando el enigma de la identidad del Siervo sufriente de Yahvé. El orden es paradigmático, ya que primero es la fe y luego el sacramento de la fe: “¿Qué dificultad hay en que me bautice?” Felipe, como nuevo Elías, “es arrebatado por el Espíritu“. El eunuco “sigue su camino, lleno de alegría“, porque Cristo ha entrado en su vida con el sacramento. Felipe continúa su tarea de misionero. Démonos cuenta del protagonismo del Espíritu en el libro de los Hechos de los apóstoles. El Espíritu siempre tiene la iniciativa. Él pone a Felipe en el camino del funcionario real y cuando termina la misión “lo arrebata“. En el Evangelio, en círculos cada vez más anchos, el Señor finalmente dice: “El pan que yo daré es mi propia carne para la vida del mundo“. Hablaba así al mismo tiempo de su donación en la cruz, perpetuada sacramentalmente en la Eucaristía. La Palabra que el Padre dirige al mundo es el verdadero alimento del hombre, es el “pan del cielo” y, Jesús, como Palabra es este pan, y lo es como Palabra hecha carne y sangre. En la Eucaristía hay que escuchar en la fe la Palabra encarnada pues el pan que recibimos es también esta Palabra encarnada: “escuchar, creer y comer” son una misma cosa. Se termina el Salmo pascual de ayer, el Salmo 65: “Aclamad al Señor, tierra entera“, que canta la universalidad del don de Dios. VIERNES Misa: Hch 9, 1-20; Sal 116, 1. 2; Jn 6, 52-59 En el capítulo 9 de los Hechos aparece ya la figura del apóstol Pablo. Lo primero, en la lectura de hoy, es su conversión. Cristo Resucitado sale a su encuentro en el camino de Damasco. La luz fulgurante del Señor ciega a Saulo. Lo ciega por exceso, tal es la cantidad y fuerza de esta luz. “Recobra la vista” cuando recibe la luz de la fe por el Bautismo, es decir, cuando es capacitado para acogerla y asumirla. Como en la fiesta de su Conversión, se canta el Salmo más breve del salterio, el 116: “Alabad al Señor to das las naciones“. Es una gema preciosa el verso que contiene toda la Revelación: ” Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura para siempre“. En el texto evangélico, los judíos se preguntaban: “¿Cómo puede danos a comer ese su sangre?” Ellos “murmuraban“, nosotros, la Iglesia, no podemos murmurar porque sabemos todo lo que ha hecho el Señor para darnos su cuerpo y su sangre: entregar sin reservas su vida en la Cruz. Y los cristianos sabemos que su pan es “verdadera” comida y su sangre “verdadera” bebida, sin ningún ápice de simbolismo, sino desde el realismo dogmático de la transubstanciación. Si no fuese verdadera, no sería posible la inhabitación trinitaria que se realiza cuando un cristiano recibe la sagrada Eucaristía. La Eucaristía es comunión con Cristo: “Habita en mí y yo en Él“. La preciosa expresión “el que come vivirá por mí“, se puede traducir también para mí. Es decir, el cristiano vive por Cristo y para Cristo. Él vive por el Padre. Así termina Jesús su enseñanza sobre el Pan de Vida en la sinagoga de Cafarnaún. SÁBADO Misa: Hch 9, 31-42; Sal 115, 12-13. 14-15. 16-17; Jn 6, 60-69 Escuchamos el final del capítulo 9º de los Hechos, donde se describe la vida y el crecimiento de la vida eclesial con estas palabras: “La Iglesia gozaba de paz y se iba construyendo y progresaba en el temor de Dios con el consuelo del Espíritu Santo“. Luego se narran los milagros de Pedro, que actúa en el nombre del Señor. En Lida cura al paralítico Eneas y en Jafa resucita a Tabita, una mujer muy querida por la comunidad, reproduciendo el mismo gesto que hizo el Señor, años ha, con su suegra: “le dio la mano y la levantó” (cf. Mc 1,31). El ministerio de Jesús es continuado por los apóstoles en virtud del Espíritu Santo. En el texto evangélico, el desenlace del discurso en la sinagoga de Cafarnaúm: la llamada “crisis de Galilea“. Los que se quedan son unos pobres que no saben a dónde ir si no está Jesús con ellos: andarían como perdidos, puesto que saben que Él “es el Santo“, referencia al sumo pontífice, y el que tiene palabras de vida eterna. El salmista, agradecido, canta: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” El cáliz que la Iglesia levanta es la Eucaristía de la Iglesia, la plenitud de su acción de gracias. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.246s) |
DILLUNS SANT ATANASI, bisbe i doctor de l’Església Amb la celebració de la memòria de sant Atanasi, bisbe d’Alexandria, celebrem la comunió eclesial de cor amb tota l’Església copta, santa i apostòlica. Una Església fonamentada, segons la tradició, per la predicació de l’apòstol i evangelista Marc i de la qual sant Atanasi en fou bisbe, savi i egregi. Als nostres dies, aquesta Església coneix el martiri i la persecució. Sant Atanasi, als trenta-tres anys, ja era bisbe d’Alexandria. Succeí al bisbe Alexandre, a qui acompanyà al Concili de Nicea, on es declarà que el Fill i el Pare són de la mateixa substància. Lluità tota la vida contra l’arrianisme, defensant la fe ortodoxa. Per aquest motiu sofrí cinc vegades l’exili. Morí, tal dia com avui, l’any 373. Entre els Pares té el títol de Doctor de l’Església. Sant Gregori Nazianzè l’anomena: “Columna de l’Església“. Missa: Fets 6, 8-15; Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30; Jo 6, 22-29 Avui i demà, en la primera lectura, el martiri d’Esteve. En la perícopa d’avui, el protomàrtir és acusat de “blasfemar contra la Llei“, la mateixa acusació que van proferir contra Jesús. Perviu també l’acusació “contra el temple sant” per la qual igualment es va condemnar el Senyor. Mentre discutien, la faç d’Esteve es transfigura. La presència de Déu s’irradia a la cara d’Esteve de tal manera que la van veure “resplendent com la d’un àngel“. És la bellesa de la cara dels sants: “no hay edificio de tanta hermosura como una alma limpia y llena de virtudes” (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 28,9). Durant tota la tercera setmana de Pasqua escoltem l’ensenyament de Jesús sobre el Pa de vida. El motiu és “la gent” que el busca perquè ha menjat “pa“, han quedat “satisfets“. No obstant això, el pa que el Senyor dóna no és un aliment “que es consumeix, sinó que dura sempre i dóna la vida eterna“. Per aquest pa no cal treballar, és pur do. L’únic treball és creure que el Pare ha enviat Jesús i «l’ha marcat amb l’Esperit». La mistagògia de l’Església durant aquests dies té com a objectiu endinsar els fidels en el misteri inesgotable de l’Eucaristia. DIMARTS SANTS FELIP i JAUME, apòstols L‘Església celebra tots els apòstols i mai n’oblida cap. Avui celebrem conjuntament els apòstols Felip i Jaume, el Menor. L’origen d’aquesta festa és la dedicació de la basílica dels apòstols, el primer de maig de l’any 563, que originalment estava dedicada als dos apòstols com es testimonia en les inscripcions trobades. A part de les dades dels evangelis, les tradicions posteriors, encara que antigues, són imprecises. Allò decisiu és que van formar part dels primers cridats pel Senyor i apareixen al llistat dels apòstols als Evangelis. Tots dos van ser testimonis de la Creu gloriosa de Jesucrist. Tots dos fonamenten i convoquen el nou poble de Déu, i els seus noms estan inscrits a les portes de la ciutat de Déu, la nova Jerusalem (Ap 21,24). L’oració col·lecta s’adequa bellament al temps pasqual. Felip era de Betsaida i va ser el tercer dels cridats (Jo 1,43): la seva presència a l’Evangeli de Joan és important (Jo 1,45; 6,5-7 i 14,8). Una tradició, recollida per Eusebi i que es fa ressò al seu torn d’antics testimonis, afirma que va ser crucificat cap per avall durant la persecució de Domicià. La tradició assevera que va evangelitzar a Frígia. Jaume, conegut com “el Menor“, s’identifica amb el germà del Senyor, una de les columnes de l’Església i fill d’Alfeu (Mt 10,3; Mc 3,18). Se’l considera el primer bisbe de Jerusalem, anomenat “el Just” o “el que intercedeix pel poble“. Segons el relat de Flavi Josep, tot i que el fet està testificat en diferents tradicions, va morir màrtir, apedregat cap a l’any 62, o llançat des de dalt del temple. En ésser condemnat s’explica que va exclamar: “Hosanna al Fill de David“. Se li atribueix la carta del Nou Testament que duu el seu nom. Missa: 1C 15, 1-8; Sal 18, 2-3. 4-5; Jo 14, 6-14 El text de la primera lectura, com és sapigut, és fonamental en la teologia del Nou Testament. Exposa al detall la forma de “Traditio: Primer de tot us vaig transmetre“. És la primera fórmula de l’anunci del kerigma pasqual: “Crist morí pels nostres pecats, que fou sepultat i que al tercer dia ressuscità“. El Senyor glorificat “s’aparegué a Quefes i després als dotze” i assenyala: “Després s’aparegué a Jaume“. Des del temps de la consagració de la basílica dels Apòstols (s. VI) es llegeix el diàleg de Jesús amb Felip, en l’últim sopar. La intervenció de Felip va ser causa de la declaració més alta de Jesús sobre la seva identitat: “Qui em veu a mi veu el Pare“. Jesús és la icona del Pare. El Salm 18 és aplicat en la predicació dels Pares, especialment per sant Agustí, a la predicació apostòlica: “La seva crida s’escampa a tota la terra“. Una crida que arriba a tots per la seva predicació i al mateix temps en el silenci del seu martiri, que acredita el testimoni que els apòstols van donar de la Resurrecció del Senyor. DIMECRES Missa: Fets 8, 1b-8; Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a; Jo 6, 35-40 Es desferma la primera persecució contra l’Església. Una “persecució” que el text dels Fets qualifica de “violenta“. L’Església es dispersa “per les contrades de Judea i Samaria“. No obstant això, els que fugen no deixen de ser missioners que van “d’un lloc a un altre tot anunciant la Bona Nova! de la Paraula. Felip, un dels set diaques, predica la paraula a Samaria. La joia de l’Esperit Sant omple la ciutat on l’Evangeli és predicat. Així l’Evangeli comença a divulgar-se “per tota la terra“, com va dir el Senyor. El Salm 65, amb la seva resposta “Aclama Déu, tota la terra“, és pasqual i es canta també en la Vigila pasqual: realment, a causa de l’anunci de l’Evangeli tota la terra ha de lloar el Senyor. La voluntat del Pare, en l’Evangeli que es proclama, és: que no es perdi ningú, donar-los la vida eterna, Ell mateix és la vida eterna, i ressuscitar-los el darrer dia, un dia que no té un dia després. Aquesta és la voluntat del Pare que el Fill ha vingut a complir. La penyora és el Pa de la vida, que és Ell mateix: “Jo sóc el pa que dóna la vida“. En el llenguatge del IV Evangeli “veure” i “creure” són el mateix. “Perdre’s” en el llenguatge del IV Evangeli és “quedar-se sense Déu“; en realitat i gairebé literalment, és “perdre a Déu“. DIJOUS Missa: Fets 8, 26-40; Sal 65, 8-9. 16-17. 20; Jo 6, 44-51 En la perícopa dels Fets, el bellíssim relat de la conversió de l’etíop. Felip explica a l’eunuc la vertadera exegesi del text d’Isaïes que està llegint, desentranyant així l’enigma de la identitat del Servent sofrent de Jahvè. L’ordre és paradigmàtic, ja que primer és la fe i després el sagrament de la fe: “Per què no m’hi podries batejar?“ Felip, com nou Elies, és emportat per “l’Esperit del Senyor“. L’eunuc segueix “tot joiós el seu camí“, perquè Crist ha entrat a la seva vida a través del sagrament. Felip continua la seva tasca de missioner. Adonem-nos del protagonisme de l’Esperit en el llibre dels Fets dels apòstols. L’Esperit sempre té la iniciativa. Ell posa Felip en el camí del funcionari real i quan finalitza la seva missió l’arrabassa. En l’Evangeli, en cercles cada vegada més amples, el Senyor finalment diu: “El pa que jo donaré és la meva carn, perquè doni vida al món“. Parlava així, ensems, de la seva donació a la Creu, perpetuada sacramentalment en l’Eucaristia. La Paraula que el Pare dirigeix al món és el veritable aliment de l’ésser humà, és el “pa del cel“, i Jesús, com a Paraula, és aquest Pa, i ho és com a Paraula feta carn i sang. En l’Eucaristia cal escoltar en la fe la Paraula encarnada doncs el pa que rebem és també aquesta Paraula encarnada: “escoltar, creure i menjar” són una mateixa cosa. S’acaba el Salm pasqual d’ahir, el Salm 65: “Aclama Déu, tota la terra“, que canta la universalitat del do de Déu. DIVENDRES Missa: Fets 9, 1-20; Sal 116, 1. 2; Jo 6, 52-59 En el capítol 9 dels Fets apareix ja la figura de l’apòstol Pau. Allò inicial, en la lectura d’avui, és la seva conversió. Crist Ressuscitat surt al seu encontre en el camí de Damasc. La llum fulgurant del Senyor cega Saule. El cega per excés, tal és la quantitat i força d’aquesta llum. Recobra la vista quan rep la llum de la fe pel Baptisme, és a dir, quan és capacitat per acollir-la i assumir-la. Com en la festa de la seva Conversió, es canta el Salm més breu del Saltiri, el 116: “Lloeu el Senyor, tots els pobles“. És una gemma preciosa el vers que conté tota la Revelació: “El seu amor per nosaltres és immens, la fidelitat del Senyor durarà sempre“. En el text evangèlic, els jueus es preguntaven: “Com s’ho pot fet aquest, per donar-nos la seva carn per menjar? Ells murmuraven, nosaltres, l’Església, no podem murmurar perquè sabem tot el que ha fet el Senyor per donar-nos el seu cos i la seva sang: lliurar sense reserves la seva vida a la Creu. I els cristians sabem que el seu pa és “veritable” menjar i la seva sang és “veritable” beguda, sense cap àpex de simbolisme, sinó des del realisme dogmàtic de la transsubstanciació. Si no fos vertadera, no seria possible la inhabitació trinitària que es realitza quan un cristià rep la sagrada Eucaristia. L’Eucaristia és comunió amb Crist: “Està en mi i jo en ell“. La preciosa expressió “els qui em mengen a mi viuran gràcies a mi“, es pot traduir també “per a mi“. És a dir, el cristià viu per Crist i per a Crist. Ell viu pel Pare. Així acaba Jesús el seu ensenyament sobre el Pa de Vida a la sinagoga de Cafar-Naüm. DISSABTE Missa: Fets 9, 31-42; Sal 115, 12-13. 14-15. 16-17; Jo 6, 60-69 Escoltem el final del capítol 9è dels Fets, on es descriu el quotidià i el creixement de la vida eclesial amb aquestes paraules: “L’Església vivia en pau (…) s’anava edificant, i vivia constantment a la presència del Senyor, confortada per l’Esperit Sant“. Després es narren els miracles de Pere, que actua en el nom del Senyor. A Lidda cura el paralític Enees i a Jafa ressuscita Tabita, una dona molt estimada per la comunitat, reproduint el mateix gest que va fer el Senyor, anys abans, amb la seva sogra: “agafant-la per la mà la va aixecar” (cf. Mc 1,31). El ministeri de Jesús és continuat pels apòstols en virtut de l’Esperit Sant. En el text evangèlic, el desenllaç del discurs a la sinagoga de Cafarnaüm: l’anomenada “crisi de Galilea“. Els qui es queden són uns pobres que no saben on anar si no tenen Jesús amb ells: caminarien com esmaperduts, ja que saben que ell és “el Sant“, referència al summe pontífex, i qui té “paraules de vida eterna“. El salmista, agraït, canta: “Com podria retornar al Senyor tot el bé que m’ha fet?“ El calze que l’Església aixeca és l’Eucaristia de l’Església, la plenitud de la seva acció de gràcies. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.242) |