XVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 18-23/07/22 – XVI SETMANA DE DURANT L’ANY
LUNES Misa: Miq 6, 1-4. 6-8; Sal 49, 5-6. 8-9. 16bc-17. 21 y 23; Mt 12, 38-42 Las palabras del Señor en el Evangelio participan del espíritu de profecía. También son enigmáticas: ¿cómo podían entender que el único “signo” dado sería el de Jonás? Ellos no podían entender, nosotros sí: se refería a su Muerte y a su Resurrección. El signo más digno de Dios es el Hijo crucificado que ofrenda su vida. Los tres días de Jonás en el vientre del cetáceo son ya una alusión al “Sacrum Triduum Passionis“. El “Hijo del hombre” estará en el “seno de la tierra” como grano sepultado que da el fruto de la Resurrección. La vida de Jesús es una existencia resucitada y resucita dora: es “señor del sábado“, más que el templo (Jn 2, 13-22), incluso “más que Jonás y más que Salomón“. Por ser el Hijo amado del Padre era esto y mucho más. La “reina del Sur“, según los Padres, representa a la Iglesia, que se levanta y viene de todos los confines de la tierra para escuchar la Sabiduría de Dios, “sofía tou theou” en 1 Cor 1, 18-30. En la liturgia bizantina, antes de leer el Evangelio, el diácono proclama: “¡Sabiduría! Estemos de pie. Escuchemos el Santo Evangelio». MARTES Misa: Miq 7, 14-15. 18-20; Sal 84, 2-4. 5-6. 7-8; Mt 12, 46-50 Este Evangelio hay que escucharlo con profunda reverencia porque hay una alusión a la Bienaventurada Virgen María. Ella tenía derecho a ver a su Hijo, era su madre. Lo que parece como un desaire a María es el elogio más grande. Jesús mira a la gente, nótese el detalle gestual: “señalando con la mano a los discípulos” y afirma: “Éstos son mi nueva familia, tan fuerte como la de carne y sangre“. Es la familia eclesial, formada por quienes cumplen la voluntad de Dios manifestada en Cristo. Ellos son hermanos y hermanas de Jesús y en Jesús. Pero entre ellos está su madre, una madre siempre es única, la suya. De hecho, nadie como María cumplió la voluntad de Dios. Por otra parte, Jesús anuncia que la familia eclesial es un misterio no sólo de fraternidad, sino de maternidad , “y mi madre“. Es el misterio de la santa madre Iglesia, llamada a engendrar hijos e hijas, por la fe y el Bautismo, a la vida de Dios. MIÉRCOLES Misa: Jer 1, 1. 4-10; Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17; Mt 13, 1- Hoy, mañana y pasado mañana escucharemos del Señor la “Parábola del buen sembrador” en el capítulo 13 de Mateo. Es la primera y más importante parábola. Las parábolas no son historietas moralizantes, son relatos abiertos que interpelan. En todas ellas, Jesús habla de sí mismo: son auto testimonio cristológico que sólo la Pascua revelará. El lugar desde el cual predica es significativo: los que escuchan están en la orilla, “junto al lago“, Él en “una barca“, abierto al mar, al cielo, a lo infinito e inabarcable. El cielo y el mar no se pueden abarcar con una sola mirada. La primera actitud necesaria es “escuchar“: la condición obediencial del hombre bíblico. Luego les habla de lo cotidiano y de lo que habían visto tantas veces. Es natural que un sembrador esparza el grano: sabe que no crecerá en todas partes, confía también en la potencialidad de la semilla y sabe que depende también de la tierra, del sol y de la lluvia. Pero de lo más normal pasa a lo más sublime: el “sembrador” es Él, la semilla es la Palabra de Dios, y la “tierra buena” es el corazón de los que escuchan. La semilla cae “al borde del camino“, en el corazón impenetrable o endurecido; “en terreno pedregoso“, lo que dentro de nosotros impide el crecimiento, como el pecado, “entre zarzas“, lo que cree poseerse, lo que viene de fuera y, finalmente en “tierra buena“. Allí da el “treinta“, el “sesenta” y el “ciento“: ninguna cosecha de este mundo puede dar esos resultados, son desmesurados. Sólo Dios puede hacer crecer y sólo Él puede recogerlo. Las palabras del Señor quedan ahí: para el que quiera escuchar y entender. JUEVES Misa: Jer 2, 1-3. 7-8. 12-13; Sal 35, 6-7ab. 8-9. 10-11; Mt 13, 10-17 Continuación de la “Parábola del sembrador“. Los discípulos tienen derecho a preguntar, son su familia. Jesús les dice una de las palabras más decisivas: “A vosotros“. Es claramente un pasivo divino: es Dios quien les da a conocer los misterios del Reino. El Leccionario litúrgico opta por traducir “los secretos del reino de los cielos“, pero no es del todo exacto: los “secretos” significan los signos que velan y a la vez revelan los designios de Dios. En la Vulgata encontramos: “vobis datum est nosse mysteria regni cælorum“. Jesús forma parte de este “misterio” de Dios: su humanidad y su acción, ya que en Jesús no se puede separar jamás palabra y existencia. Los discípulos son “de casa“, los que están dentro. Tiene fe en Él, la esperanza que les da la certeza que lo poseerán y la caridad para vivirlo. Los de fuera, los no creyentes, son incapaces de interpretar la Palabra puesto que no tienen fe. De ahí resulta que sólo la fe puede interpretar la Palabra de Jesús y también la experiencia propia. En cambio, para los de fuera siempre será un enigma por descifrar, se cita el texto irónico de Isaías que, según la autoridad de J. Jeremias, contiene un equívoco de traducción, pues dice lo contrario: “a no ser que se conviertan y yo los cure“. Los apóstoles han escuchado, la Palabra, han visto el icono de la santa Humanidad y han creído. Los dones que reciben van siempre de menor a mayor; los demás se quedan sin nada porque desde el princi pio no hay nada. Los discípulos son infinitivamente más bienaventurados que los antiguos “profetas y justos“, ya que ellos han visto la imagen de la humanidad de Cristo y han escuchado la Palabra del Padre en boca del Hijo. VIERNES SANTA MARÍA MAGDALENA Con gran acierto, el Papa Francisco ha elevado la memoria de santa María Magdalena al rango de fiesta. Ella es el primer testigo de la Resurrección y la tradición de Occidente la llama “apostola apostolorum” y la del Oriente “isapóstolos” “igual a los apóstoles”. El Papa ha enriquecido la eucología con un Prefacio propio. La Misa y el Oficio Divino están impregnados de la alegría pascual. Más allá de los problemas de identificación con las diversas mujeres que en la “sinopsis” y en el IV Evangelio llevan el nombre de María, queda claro que ella fue testigo de cerca de la pasión y sepultura del Señor, así como también de la gloria de su Resurrección. La fe, en el Nuevo Testamento, es recibida y divulgada principalmente por las mujeres, tanto en el advenimiento del Mesías, Isabel, la Bienaventurada Virgen María, Ana, como en la pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor. Las mujeres, fieles hasta el final, en contraste con los discípulos que lo abandonaron. Entre ellas, y la primera, María Magdalena. Ella inicia una lista innumerable de mujeres que aparecen en el Nuevo Testamento y que siguen en la vida y en la historia de la Iglesia. Ellas, junto, y de manera particular y única, con la Bienaventurada Virgen María, se convierten en un paradigma del seguimiento de Jesús y recuerdan que la Iglesia es “esposa y madre” (Papa Francisco, homilía del 21 de mayo de 2018 en la capilla de Santa Marta). Celebramos con alegría el gozo pascual, la fiesta de santa María Magdalena, que buscó y amó al Señor y contempló la belleza de su rostro. Misa: Cant 3, 1-4a (o bien: 2 Cor 5, 14-17); Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9; Jn 20, 1. 11-18 La epístola es muy adecuada: María Magdalena, que sólo cede en gloria a la Madre de Dios, conoció a Cristo en su humanidad glorificada; si lo conoció en la carne, ahora ya no lo conoce más así, sólo lo puede conocer glorificado en su Resurrección. Para ella, Cristo ya no es el Maestro que contempló crucificado y sepultado, ahora para ella es “el Señor“, que ha visto Resucitado. La Resurrección del Señor es para María Magdalena, como para toda la Iglesia, un cambio abrupto e inimaginable. De repente, todo ha cambiado: “Él vive“. El Salmo 62, “Oh Dios, tú eres mi Dios” expresa el deseo de la Esposa, la Iglesia, que quiere contemplar el rostro del Esposo, su Señor. El primer verso del Salmo, “por ti madrugo“, evoca el claroscuro de la madrugada de Pascua, cuando María Magdalena va al sepulcro. Es allí donde el Señor la llama por su nombre y ella lo reconoce. El Resucitado la insta a no retenerle, porque, subiendo al Padre, Él ya pertenece a todos, pertenece a sus hermanos, es la única vez que el Señor llama a los discípulos “hermanos“. A ellos debe ir a anunciar lo visto y lo dicho por el Señor. Así ella se convierte en “apóstol de los apóstoles” “apostola apostolorum“, la primera en anunciar a Cristo Resucitado. SÁBADO SANTA BRÍGIDA, religiosa PATRONA DE EUROPA En la inauguración de las sesiones del Sínodo de obispos de 1999, cuando la Iglesia se preparaba para el comienzo del tercer milenio, el Sumo Pontífice San Juan Pablo II la declaró “Patrona de Europa“, junto a Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), queriendo colocar tres figuras femeninas junto a los tres patronos, Benito, Cirilo y Metodio, a fin de subrayar el papel que las mujeres han tenido y tienen en la historia eclesial y civil del continente. Santa Brígida de Suecia fue una mística, teóloga y escritora medieval. Monja y peregrina al mismo tiempo. Murió en Roma el 1373. Es fundadora de la Orden del Santísimo Salvador. Misa: Gál 2, 19-20; Sal 33, 2-3.45.6-7.8-9.11-12; Jn 15, 1-8 “Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí“. Santa Brígida comprendió por amor y por contemplación estas palabras de san Pablo. Las hizo realidad en su vida y las expresó en sus escritos. Son fruto de las visiones de amor. Su vida quedó marcada por la Cruz de Cristo en la des- posesión de todo lo suyo, en la caridad y en la libertad de la profecía. “Así permaneció en su amor” (cf. Evangelio) a través de una azarosa vida, donde sobresalen sus grandes peregrinaciones: a Santiago, a Roma para venerar el sepulcro de los apóstoles, y a los “loca sancta” de Jerusalén. Ella sabía que aquel recorrido, en el fondo, era toda su vida entendida como un peregrinaje hacia Dios. Vivió como sarmiento injertado en la Vid del Señor, su santa Cruz, y dio fruto. Un fruto que perdura en la Iglesia. Los sarmientos que no dan fruto “se separan y se queman” como un resto inservible, pero los sarmientos que dan fruto el Señor “los poda para que den más fruto“: son las purificaciones del alma y la participación en la Pasión de Cristo. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.353ss)
|
DILLUNS Missa: Mi 6, 1-4. 6-8; Sal 49, 5-6. 8-9. 16bc-17. 21 i 23; Mt 12, 38-42 Les paraules del Senyor en l’Evangeli participen de l’esperit de profecia. També són enigmàtiques: ¿com podien entendre que l’únic “senyal” donat seria el de Jonàs? Ells no podien entendre- ho, nosaltres sí: es referia a la seva mort i a la seva Resurrecció. El signe més digne de Déu és el Fill crucificat que ofrena la seva vida. Els tres dies de Jonàs al ventre del cetaci són ja una al·lusió al “Sacrum Triduum Passionis“. El “Fill de l’home s’estarà en el cor de la terra” com gra sepultat que dóna el fruit de la Resurrecció. La vida de Jesús és una existència ressuscitada i ressuscitadora: és “amo del repòs del dissabte“; més que el temple (Jo 2,13-22); fins i tot “més que Jonàs i més que Salomó“. Pel fet de ser el Fill estimat del Pare era tot això i molt més. La “reina del país del Sud“, segons els Pares, representa l’Església, que s’aixeca i ve de tots els confins de la terra per escoltar la saviesa de Déu, “sofia tou theou” a 1C 1,18-30). En la litúrgia bizantina, abans de llegir l’Evangeli, el diaca proclama: “Saviesa! Estiguem dempeus. Escoltem el Sant Evangeli“. DIMARTS Missa: Mi 7, 14-15. 18-20; Sal 84, 2-4. 5-6. 7-8; Mt 12, 46-50 Aquest Evangeli cal escoltar-lo amb profunda reverència perquè hi ha una al·lusió a la benaurada Verge Maria. Ella tenia dret a veure el seu Fill, era la seva mare. El que sembla un menyspreu a Maria és l’elogi més gran. Jesús mira la gent, cal notar el detall gestual: “estengué la mà assenyalant els seus deixebles” i afirma: “Aquests són la meva nova família, tan forta com la de carn i sang“. És la família eclesial, formada pels qui compleixen la voluntat de Déu manifestada en Crist. Ells són germans i germanes de Jesús i en Jesús. Però entre ells hi ha la seva mare, una mare sempre és única, la seva. De fet, ningú com Maria va complir la voluntat de Déu. D’altra banda, Jesús anuncia que la família eclesial és un misteri no només de fraternitat, sinó també de maternitat, “la meva mare“. És el misteri de la santa mare Església, cridada a engendrar fills i filles, per la fe i el Baptisme, a la vida de Déu. DIMECRES Missa: Jr 1, 1. 4-10; Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab i 17; Mt 13, 1-9 Avui, demà i demà passat escoltarem del Senyor la “Paràbola del bon sembrador” en el capítol 13 de Mateu. És la primera i més important paràbola. Les paràboles no són historietes moralitzants, són relats oberts que interpel·len. En totes elles, Jesús parla de si mateix: són auto testimoni cristològic que només la Pasqua revelarà. El lloc des del qual predica és significatiu: els qui l’escolten són a la riba del llac, “vora l’aigua“, Ell en “una barca“, obert al mar, al cel, a l’infinit i inabastable. El cel i el mar no es poden abastar amb una sola mirada. La primera actitud necessària és escoltar, “Qui tingui orelles, que ho senti“: la condició obediencial de l’ésser humà segons la Bíblia. Després els parla de la quotidianitat i del que havien vist tantes vegades. És natural que un sembrador escampi el gra: sap que no creixerà a tot arreu, confia també en la potencialitat de la llavor i sap que depèn alhora de la terra, del sol i de la pluja. Però d’allò més normal passa al més sublim: el “sembrador” és Ell, la llavor és la Paraula de Déu, i la “terra bona” és el cor dels que escolten. La llavor cau “arran del camí“, al cor impenetrable o endurit; “en un terreny rocós“, el que dins nostre impedeix el creixement, com el pecat, “entre els cards“, allò que hom creu posseir, el que ve de fora i, finalment “·a la terra bona“. Allà dóna el “trenta“, el “seixanta” o el “cent“: cap collita d’aquest món pot donar aquests resultats, són desmesurats. Tant sols Déu pot fer créixer i només Ell pot recollir-ho. Les paraules del Senyor queden aquí: per tothom que vulgui escoltar i entendre. DIJOUS Missa: Jr 2, 1-3. 7-8. 12-13; Sal 35, 6-7ab. 8-9a. 9b-11; Mt 13, 10-17 Continuació de la “Paràbola del sembrador“. Els deixebles tenen dret a preguntar, són la seva família. Jesús els diu una de les paraules més decisives: “A vosaltres“. És clarament un passiu diví: és Déu qui els dóna a conèixer els misteris del Regne. El Leccionari litúrgic opta per traduir “els secrets del Regne“, però no és del tot exacte: els “secrets” signifiquen els signes que velen i alhora revelen els designis de Déu. A la Vulgata trobem: “vobis datum est nosse mysteria regni cælorum“. Jesús forma part d’aquest “misteri” de Déu: la seva humanitat i la seva acció, ja que en Jesús no es pot separar mai paraula i existència. Els deixebles són “de casa”, els qui estan dins. Tenen fe en Ell, l’esperança que els dóna la certesa que posseiran el Regne i la caritat per a viure’l ja ara. Els de fora, els no creients, són incapaços d’interpretar la Paraula ja que no tenen fe. D’aquí resulta que només la fe pot interpretar la Paraula de Jesús i també l’experiència pròpia. En canvi, per als de fora sempre serà un enigma a desxifrar, es cita el text irònic d’Isaïes que, segons l’autoritat de J. Jeremias, conté un equívoc de traducció, ja que diu el contrari: “si no és que es converteixin i jo els curi“. Els apòstols han escoltat la Paraula, han vist la icona de la santa Humanitat i han cregut. Els dons que reben van sempre de menys a més; els altres es queden sense res perquè des del principi no hi ha res. Els deixebles són infinitament més feliços que els antics “profetes i justos“, ja que ells han vist la imatge de la humanitat de Crist i han escoltat la Paraula del Pare en boca del Fill. DIVENDRES SANTA MARIA MAGDALENA Amb gran encert, el Papa Francesc ha elevat la memòria de Santa Maria Magdalena al rang de festa. Ella és el primer testimoni de la Resurrecció: la tradició d’Occident l’anomena “apostola apostolorum” i la de l’Orient “isapóstolos“, “igual als apòstols“. El Sant Pare ha enriquit l’eucologia amb un Prefaci propi. Tant la Missa com l’Ofici Diví estan amarades de la joia pasqual. Més enllà dels problemes d’identificació amb les diverses dones que en la “sinopsis” i en el IV Evangeli porten el nom de Maria, queda clar que ella fou testimoni de prop de la passió i sepultura del Senyor, així com també de la glòria de la seva Resurrecció. La fe, en el Nou Testament, és rebuda i divulgada principalment per les dones, tant en l’adveniment del Messies, Elisabet, la Benaurada Verge Maria, Anna, com en la passió i mort i Resurrecció de nostre Senyor. Les dones, fidels fins al final, en contrast amb els deixebles, que l’abandonaren. Entre elles, i la primera, Maria Magdalena. Ella inicia una llista innombrable de dones que apareixen en el Nou Testament i que segueixen en la vida i en la història de l’Església. Elles, juntament, i de manera particular i única, amb la Benaurada Verge Maria, esdevenen un paradigma del seguiment de Jesús i recorden que l’Església és “esposa i mare” (Papa Francesc, homilia del 21 de maig de 2018 a la capella de Santa Marta). Celebrem amb joia, la joia pasqual, la festa de Santa Maria Magdalena, que cercà i estimà el Senyor i contemplà la bellesa del seu rostre. Missa: Ct 3, 1-4a (o bé: 2C 5, 14-17); Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9; Jo 20, 1. 11-18. L’epístola és molt adequada: Maria Magdalena, que només cedeix en glòria a la Mare de Déu, va conèixer Crist en la seva humanitat glorificada; si el va conèixer en la carn, ara ja no el coneix més així, només el pot conèixer glorificat en la seva Resurrecció. Per a ella, Crist ja no és el Mestre que va contemplar crucificat i sepultat, ara per a ella és “el Senyor“, que ha vist Ressuscitat. La Resurrecció del Senyor és per a Maria Magdalena, com per a tota l’Església, un canvi abrupte i inimaginable. Tot d’una, tot ha canviat: “Ell viu“. El Salm 62, “Vós, Senyor, sou el meu Déu” expressa el desig de l’Esposa, l’Església, que vol contemplar el rostre de l’Espòs, el seu Senyor. El primer vers del Salm, “de bon matí jo us cerco“, evoca el clarobscur de la matinada de Pasqua, quan Maria Magdalena va al sepulcre. És allà on el Senyor la crida pel seu nom i ella el reconeix. El Ressuscitat l’insta a no retenir-lo, perquè, pujant al Pare, Ell ja pertany a tots, pertany als seus germans, és l’única vegada que el Senyor anomena “germans” als deixebles. A ells ha d’anar a anunciar allò que ha vist i que li ha dit el Senyor. Així ella es converteix en “apòstol dels apòstols“, “apostola apostolorum“, la primera en anunciar Crist Ressuscitat. DISSABTE SANTA BRÍGIDA, religiosa En la inauguració de les sessions del Sínode de bisbes de 1999, quan l’Església es preparava pel començament del tercer mil·lenni, el Summe Pontífex Sant Joan Pau II la va declarar Patrona d’Europa, al costat de Santa Caterina de Siena i Santa Teresa Beneta de la Creu (Edith Stein), volent col·locar tres figures femenines al costat dels tres patrons, Benet, Ciril i Metodi, a fi de subratllar el paper que les dones han tingut , i tenen, en la història eclesial i civil del continent. Santa Brígida de Suècia va ser una mística, teòloga i escriptora medieval. Monja i peregrina a la vegada. Va morir a Roma el 1373. És fundadora de l’Orde del Santíssim Salvador. Missa: Ga 2, 19-20; Sal 33, 2-3.45.6-7.8-9.11-12; Jo 15, 1-8 “Estic clavat a la creu juntament amb Crist. La vida que ara visc, ja no és la meva: és Crist que viu en mi“. Santa Brígida va comprendre per amor i per contemplació aquestes paraules de sant Pau. Les féu realitat en la seva vida i les va expressar en els seus escrits. Són fruit de les visions d’amor. La seva vida va quedar marcada per la Creu de Crist en la despossessió de tot allò seu, en la caritat i en la llibertat de la profecia. Així “va romandre en el seu amor” (cf.Evangeli) a través d’una vida atzarosa, on sobresurten les seves grans peregrinacions: a Santiago, a Roma per venerar el sepulcre dels apòstols, i als “loca sancta” de Jerusalem. Ella sabia que aquell recorregut, en el fons, era tota la seva vida entesa com un pelegrinatge cap a Déu. Va viure com sarment empeltada a la Vinya del Senyor, la seva santa Creu, i donà fruit. Un fruit que perdura en l’Església. Les sarments que no donen fruit “es tallen i es cremen” com una resta inservible, però la sarment que dóna fruit el Senyor “l’esporga i la neteja perquè encara en doni més“: són les purificacions de l’ànima i la participació en la Passió de Crist. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.344ss) |