XX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 15-20/08/2002 – XX SETMANA DE DURANT L’ANY
MARTES Misa: Ez 28, 1-10; Dt 32, 26-27ab. 27cd-28. 30. 35cd-36ab; Mt 19, 23-30 Provoca ternura la reacción de los apóstoles cuando el Señor afirma: “Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos“, con la célebre imagen del camello y de la aguja. Los apóstoles se aterrorizaron: “Entonces,¿quién podrá salvarse?“ Jesús indica que esta pregunta no es correcta, pues per tenece a Dios responderla: “Dios lo puede todo“. Y cuando le inquieren “Pues nosotros lo hemos dejado todo“, Jesús se llena la boca de promesas: los que han dejado todo por su causa y por el Evangelio heredarán “la vida eterna” y participarán, en “la renovación“, en el mundo nuevo, en el juicio de la historia. Recuerda el Salmo de los Laudes del I Domingo: “Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles” (Salmo 149). Heredar la vida eterna es heredar a Dios mismo. Marcos añade la cláusula “con persecuciones” (Mc 10, 30). Todo consiste en esto: cruz en este mundo, amor desprendido y entregado, y resurrección en el más allá. La perspectiva última de los misioneros cristianos es Dios mismo. Este es su gozo y su esperanza. Ya que han buscado el último sitio con Él, ocuparán también el primer sitio con Él. ¡Son las inversiones divinas! MIÉRCOLES Misa: Ez 34, 1-11; Sal 22, 1b-3a. 3b-4. 5.6; Mt 20, 1-16a Es la “parábola del camino“, la única que explica el Señor subiendo a Jerusalén, y es propia de Mateo, no está en los otros sinópticos. En la viña del Señor hay trabajo siempre y a cualquier hora. También siempre hay tiempo para ir a trabajar en la viña. El Señor nos invita y no hay excusa. Como dijo el Papa Benedicto el primer día de su pontificado: “Sólo soy un humilde trabajador más de la viña del Señor” Pero debe haber una restitución de los frutos: son para el Señor. Jesús explica que la justicia de Dios va más allá de la justicia distributiva. Se apela a la libertad y a la libertad de Dios. En el fondo nadie merece nada a cambio del jornal, ya que el Señor ha merecido por todos. Trabajar en su viña es ya don y recompensa. En la Iglesia nadie puede decir a otro: “Yo he trabajado más que tú“. JUEVES Misa: Ez 36, 23-28; Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19; Mt 22, 1-14 “A todos los que encontréis, convidadlos a la boda“. No es cualquier boda. Son las nupcias de Dios con la humanidad en la persona del Hijo amado. Es una imagen de profunda raigambre bíblica para hablar del Reino de los cielos. Todos estamos invitados gratuitamente al banquete universal. Es evidente que el primer invitado a la boda es Israel . Luego los gentiles: nosotros . Por pura gratuidad, pues nadie lo merece. Sin embargo, uno es expulsado del banquete: no iba con “el traje de fiesta“. En su corazón no se alegraba: iba para comer, no para deleitarse ni gozar. ¡Y eso que lo habían invitado y no había pagado nada! La indiferencia de este individuo es extrema. Estar en la fiesta, pero no alegrarse de la fiesta. Alguien así no merece nada: es expulsado “a las tinieblas“, allí donde no hay amor, según von Balthasar, “a las tinieblas” que el Señor salvará el Sábado Santo, pues también allí llega la misericordia del Señor. VIERNES Misa: Ez 37, 1-14; Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9; Mt 22, 34-40 En el interior del templo, los fariseos preguntan algo que ya sabían: “¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?“ Querían saber lo que Jesús pensaba. En el santuario, en el templo de la Alianza, Jesús proclama que el mandamiento principal es amar a Dios y el segundo es “semejante“, lit.: “igual“, pues no es menor que el primero. Y no es un deber, sino una correspondencia, ya que Dios nos ha amado y nos ama con todo su corazón, con toda su alma, todo su ser. Por eso puede exigir el amor. Y porque Dios es en Cristo verdadero Dios y verdadero hombre, estos mandamientos quedarán siempre unidos. Son inseparables. “La Ley entera y los profetas” se reducen a esos dos mandamientos que son uno. La encarnación del Verbo los ha unido indiso lublemente. SÁBADO SAN BERNARDO, abad y doctor de la Iglesia Bernardo fue recibido en el monasterio del Císter por el abad Esteban Harding, el año 1112. A los tres años de profesar, con tan sólo veinticinco años de edad, fundó la abadía de Claraval, Clairvaux. Por razón de su personalidad, verdaderamente carismática y atrayente, la Orden creció de manera extraordinaria y las vocaciones afluyeron ingentes. Numerosas abadías filiales, hasta 63, surgieron ya durante su vida. Promovió, consolidó y organizó la Orden del Císter con extraordinario éxito. Monje, profeta y místico. Viajero incansable, arbitró en muchos lugares la paz y la verdad de la fe. El Papa Eugenio III, discípulo suyo, había emitido en sus manos la profesión monástica. Predicó la segunda Cruzada y fomentó la Orden del Temple. Su actividad itinerante no le fue impedimento para cultivar la contemplación. Bernardo es fundamentalmente un monje: un hombre unificado. Su contemplación, fruto de la “lectio divina” llega a momentos de plenitud mística de unión con Dios. Una de las obras más preciosas es “De diligendo Deo“: cuando el hombre ve que no puede subsistir por sí mismo y empieza a buscar a Dios por la fe, a partir de la oración y la meditación, conoce a Dios y pasa a amar a Dios por Dios mismo, no por el hombre. Gradual y procesualmente, llega al último estadio: unirse a Dios y ser un único espíritu con él. Al final de su vida exclamó: “Mi gran de seo es ir a ver a Dios y estar con Él, pero el amor que tengo a mis hermanos me mueve a seguir ayudándoles: que el Señor haga aquello que le sea más placentero“. El mismo Señor le llamó a su descanso tal día como hoy del año 1153: tenía sesentaitrés años. Su obra es extensa y fecunda: comunica un amor inmenso a la humanidad de Jesús y a la Bienaventurada Virgen María. Se le considera el último padre de la Iglesia y es llamado el “doctor melifluus“, por la dulzura y ternura de la Palabra de Dios en su predicación. Se le atribuye la composición del bellísimo himno “Iesu dulcis memoria“. El año de su muerte, monjes cistercienses procedentes de la comunidad de Fontfroide, cerca de Narbona, y en el corazón de Occitania, llegaron a los bosques de Poblet (Tarrago na) para fundar allí una abadía. Misa: Ez 43, 1-7a; Sal 84, 9abc y 10. 11-12. 13-14; Mt 23, 1-12 Durante los cuatro días siguientes leeremos el capítulo 23 de Mateo, la predicación se sitúa en el templo. Es un material propio del primer Evangelio. En su enseñanza, Jesús critica seriamente y con palabras muy duras el ejemplo pernicioso que dan los fariseos y letrados que ciertamente enseñan la ley de Dios, pero no la cumplen. Es escandalosamente inaudito: “Haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen“. Sobre las palabras del Señor deben subrayarse dos aspectos: la “cátedra de Moisés” desde donde el Señor enseña es su Cruz. Él es el único que dice y hace, y las palabras cristianas, si no va acompañadas del testimonio, suenan huecas, no valen nada. Por eso los santos son los únicos que renuevan la Iglesia. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.391ss) |
DIMARTS Missa: Ez 28, 1-10; Sal Dt 32, 26-27ab. 27cd-28. 30. 35cd-36ab; Mt 19, 23-30 Provoca tendresa la reacció dels apòstols quan el Senyor afirma: “Us ho dic amb tota veritat (lit.: us asseguro): Un ric difícilment entrarà al Regne del cel (amb la cèlebre imatge del camell i de l’agulla). Els apòstols es van terroritzar: “Si és així, ¿qui es podrà salvar?“ Jesús indica que aquesta pregunta no és correcta, ja que pertany a Déu respondre-la: “Als homes els és impossible, però Déu ho pot tot“. I quan li inquireixen: “Mireu, nosaltres ho hem deixat tot per venir amb vós“, Jesús s’omple la boca de promeses: els qui ho han deixat tot per la seva causa i per l’Evangeli “heretaran (lit.: posseiran) la vida eterna i participaran, en la renovació (lit.: quan el món renaixerà, en el món nou)“, en el judici de la història. Recorda el Salm 149 de Laudes del Diumenge I: “Executar la sentència que està escrita és la glòria reservada als qui l’estimen (lit.: és un honor per a tots els seus fidels)“. Posseir la vida eterna és heretar a Déu mateix. Marc afegeix la clàusula: “i persecucions” (Mc 10,30). Tot consisteix en això: creu en aquest món, amor totalment desprès i lliurat, i resurrecció en el més enllà. La perspectiva última dels missioners cristians és Déu mateix. Aquest és el seu goig i la seva esperança. Ja que han buscat l’últim lloc amb Ell, ocuparan també el primer lloc amb Ell. ¡Són les inversions divines! DIMECRES Missa: Ez 34, 1-11; Sal 22, 1-3. 4. 5. 6; Mt 20, 1-16 Es la “paràbola del camí“, l’única que explica el Senyor pujant a Jerusalem, i és pròpia de Mateu, no està en els altres sinòptics. A la vinya del Senyor hi ha feina sempre i a qualsevol hora. També sempre hi ha temps per anar a treballar a la vinya. El Senyor ens convida i no hi ha excusa. Com va dir el Papa Benet el primer dia del seu pontificat: “Només sóc un humil treballador més de la vinya del Senyor“. Però ha d’haver una restitució dels fruits: són per al Senyor. Jesús explica que la justícia de Déu va més enllà de la justícia distributiva. S’apel·la a la llibertat i a la llibertat de Déu. En el fons, ningú mereix res a canvi del jornal, ja que el Senyor ha merescut per tots. Treballar a la seva vinya és ja do i recompensa. En l’Església ningú pot dir a un altre: “Jo he treballat més que tu“. DIJOUS Missa: Ez 36, 23-28; Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19; Mt 22, 1-14 “Aneu a les sortides dels camins i convideu a la festa tothom que trobeu“. No és qualsevol casament. Són les núpcies de Déu amb la humanitat en la persona del Fill estimat. És una imatge de profunda arrel bíblica per parlar del Regne del cel. Tots estem convidats gratuïtament al banquet universal. És evident que el primer convidat al casament és Israel. Després, els gentils: nosaltres. Per pura gratuïtat, ja que ningú ho mereix. I malgrat això, un convidat és expulsat del banquet: “no duia el vestit de festa“. En el seu cor no s’alegrava: hi anava tant sols per menjar, no pas per delectar-se ni gaudir. ¡I això que l’havien convidat i no havia pagat res! La indiferència d’aquest individu és extrema. Romandre a la festa, però no alegrar-se de la festa. Algú així no mereix res: “és expulsat fora, a la fosca (lit.: a les tenebres)“, allà on no hi ha amor, segons von Balthasar, “a les tenebres” que el Senyor salvarà el Dissabte Sant, ja que també allí arriba la misericòrdia del Senyor. DIVENDRES Missa: Ez 37, 1-14; Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9; Mt 22, 34-40 A l’interior del temple, els fariseus pregunten una cosa que ja sabien: “¿Quin és el manament més gran de la Llei? “ Volien saber què pensava Jesús. Al santuari, al temple de la Aliança, Jesús proclama que el manament principal és estimar Déu i que el segon és “molt semblant (lit.: igual)“, ja que no és menor que el primer. I no és un deure, sinó una correspondència, ja que Déu ens ha estimat i ens estima amb tot el seu cor, amb tota la seva ànima, tot el seu ésser. Per això pot exigir l’amor. I perquè Déu és en Crist veritable Déu i veritable home, aquests manaments quedaran sempre units. Són inseparables. “Tots els manaments escrits en els llibres de la Llei i dels Profetes” es redueixen a aquests dos manaments que són un de sol. L’encarnació del Verb els ha unit indissolublement. DISSABTE SANT BERNAT, abat i doctor de l’Església Bernat fou rebut al monestir del Císter per l’abat Esteve Harding, l’any 1112. Després de tres anys de professió, als vint-i-cinc anys, fundà l’abadia de Claravall (Clairvaux). Per raó de la seva personalitat, veritablement carismàtica i atraient, l’Orde cresqué de manera extraordinària i les vocacions afluïren ingents. Nombroses abadies filials, fins a 63, sorgiren ja en vida seva. Promogué, consolidà i organitzà l’Orde del Císter amb extraordinari èxit. Monjo, profeta i místic. Viatger incansable, arbitrà a molts llocs la pau i la veritat de la fe. El Papa Eugeni III, deixeble seu, havia emès a les seves mans la professió monàstica. Predicà la segona Creuada i fomentà l’Orde del Temple. La seva activitat itinerant no li fou impediment per cultivar la seva contemplació. Bernat és fonamentalment un monjo: un home unificat. La seva contemplació, fruit de la lectio divina, arriba a moments de plenitud mística d’unió amb Déu. Una de les obres més precioses és “De diligendo Deo“: quan l’home veu que no pot subsistir per ell mateix i comença a cercar Déu per la fe, a partir de la pregària i la meditació, coneix Déu i passa a estimar Déu per Déu mateix, no per l’home. Gradualment i processual, arriba a l’últim estadi: unir-se a Déu i formar un únic esperit amb Ell. Al final de la seva vida, exclamà: “El meu gran desig és anar a veure Déu i estar amb Ell, però l’amor que tinc als meus germans em mou a seguir ajudant-los: que el Senyor faci el que li sigui més plaent“. El mateix Senyor el cridà tal dia com avui de l’any 1153: tenia seixanta-tres anys. La seva obra és extensa i fecunda: comunica un amor immens a la humanitat de Jesús i a la Mare de Déu. Se’l considera el darrer pare de l’Església i és anomenat el “Doctor melifluus“, per la dolcesa i tendresa de la Paraula de Déu en la seva predicació. Se li atribueix el bellíssim himne “Iesu dulcis memòria“. L’any de la seva mort, monjos cistercencs procedents de la comunitat de Fontfroide, a prop de Narbona i al cor d’Occitània, arribaren als boscos de Poblet per fundar-hi una abadia. Missa: Ez 43, 1-7a; Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14; Mt 23, 1-12 Durant els quatre dies següents llegirem el capítol 23 de Mateu, la predicació se situa al temple. És un material propi del primer Evangeli. En el seu ensenyament, Jesús critica seriosament i amb paraules molt dures l’exemple perniciós que donen els fariseus i lletrats que, certament, ensenyen la llei de Déu, però no la compleixen. És escandalosament inaudit: “Compliu i observeu tot el que us manen, però no feu com ells“. Sobre les paraules del Senyor han de subratllar-se dos aspectes: “la càtedra de Moisès” des d’on el Senyor ensenya és la seva Creu, Ell és l’únic que diu i fa, i les paraules cristianes, si no va acompanyades del testimoni, sonen buides, no valen res. Per això els sants són els únics que renoven l’Església. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.380s)
|