XXV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 19-24/09/2022 – XXV SETMANA DE DURANT L’ANY
LUNES Misa: Prov 3, 27-34; Sal 14, 2-3a. 3bc- 4ab. 5; Lc 8, 16-18 La luz de la fe lo ilumina todo, lo de dentro y lo de fuera. La fe auténtica jamás se esconde ni se disimula porque brilla en el centro del corazón. La fe del cristiano, como “iluminatio“, participa de la luz de Cristo, la cual no tiene reverso. Es luz pura. El amor entregado oculto, sin publicidad, sin buscar el reconocimiento, es conocido por Dios y será revelado, a veces incluso para sorpresa de uno mismo, al final del tiempo, a semejanza de la muerte oculta de Jesús, que, después de la Resurrección, será predicada a todos. La expresión de Jesús “A ver si me escucháis bien” quiere decir: “Oídme desde la obediencia de la fe“, una fe vivida. MARTES SANTOS ANDRÉS KIM TAEGON, presbítero, PABLO CHONG HASANG, y compañeros, mártires Memoria de los santos Andrés Kim Taegon, presbítero, Pablo Chong Hasang y compañeros, mártires en Corea. Se veneran este día, en común memoria, todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente a inicios del siglo XVII por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros, la Iglesia de Corea es una Iglesia fundada por laicos. Todos estos atletas de Cristo, tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea († 1839- 1867). Andrés Kim era un joven sacerdote que, habiéndose ordenado en Sangai fue martirizado justo un año y medio después, el 1846, a la edad de 25 años: es el primer sacerdote coreano. Pablo Chong Hasang era seminarista. Que la celebración de esta memoria sea signo de comunión y de oración por las Iglesias de Asia. Misa: Prov 21, 1-6. 10-13; Sal 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44; Lc 8, 19-21 Alguien se da cuenta de la visita de la madre de Jesús y de sus familiares y exclama: “Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte“. Como gritando: “¡Abrid paso!“. San Agustín escribe: “Así, Jesús, indica el parentesco espiritual que los incluye en el pueblo que ha sido rescatado. Sus hermanos y sus hermanas son los hombres y las mujeres santos que participan con Él en la herencia celestial. Su madre es la Iglesia entera, porque ella, por la gracia de Dios, engendra los miembros de Cristo, es decir, a los que le son fieles. Su madre es también cada alma santa que cumple la voluntad de su Padre y cuya caridad fecunda se manifiesta en aquellos que ella engendra para Él, hasta que Cristo quede formado en ellos (cf. Gál 4,19)“. (Sobre la santa virgi- nidad, 5) MIÉRCOLES SAN MATEO, apóstol y evangelista Una tradición antiquísima atribuye a Leví, hijo de Alfeo, también de apodo Mateo, la autoría del primer Evangelio. Mateo es un nombre “teofórico” que significa precisamente “don de Dios“. Vivía en Cafarnaúm, donde ejercía de recaudador de impuestos y allí fue llamado por el Señor y agregado a los apóstoles. Su nombre aparece en la lista de los apóstoles en la Sinopsis. Se nombra a sí mismo como “Mateo, el publicano” (Mt 10,3). Presente en la primera Iglesia de Jerusalén y antes de la dispersión, escribe una primera versión del Evangelio en lengua hebrea, siendo el primero de los cuatro, tal como lo atestigua Papías, obispo de Hierápolis, citado en la “Historia Eclesiástica” por Eusebio: “Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo“. Su Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. De hecho, los críticos más entendidos piensan que la Iglesia primera de Jerusalén tenía escritos en lengua hebrea, hacia el año 35 dC y siguientes, con palabras y hechos del Señor. Más tarde se confeccionó el Evangelio según San Mateo que conocemos ahora, en uso ya antes del 65 dC. El Evangelio es obra de alguien versado en las Escrituras y destinado, sin ninguna duda, a cristianos procedentes de la fe de Israel. San Ireneo de Lyon da este dato: “Mateo, después de haber predicado a los hebreos, publicó también en su lengua un escrito evangélico, mientras que Pedro y Pablo predicaban en Roma y fundaban la Iglesia“. (Adversus haereses III,1,1). Las tradiciones sobre las posteriores obras evangelizadoras de Mateo son inciertas. Lo más seguro es que desarrolló su actividad misionera en Israel, predicando a los judíos para convertirlos a Jesucristo. Las palabras de “miserando atque eligendo“, presentes en la homilía de san Beda el Venerable, que se lee en el Oficio, tienen una importancia especial en la biografía del Papa Francisco, que las escogió como divisa episcopal Misa:Ef 4, 1-7. 11-13; Sal 18, 2-3. 4-5; Mt 9, 9-13 En el Evangelio aparecen los verbos de la divina vocación: Jesús “pasó, vio y llamó“. En este caso, las dos últimas acciones recaen sobre la persona del publicano Leví, Mateo. Jesús lo llamó a formar parte del grupo de los Doce. Lo decisivo no es un pecador perdonado, sino un pecador llamado a ser apóstol: éste es realmente un gesto divino, grandioso en misericordia y confianza. El perdón de Dios está al inicio de todas las posibilidades de la vida, mucho más aún en la vida de la Iglesia. Leví obedece de manera incondicional a la llamada del Señor y le sigue. Para celebrarlo, organiza un banquete donde congrega a un gran número de pecadores y publicanos, como él, y Jesús ocupa el lugar central. Los fariseos se dirigen a los discípulos del Señor recriminando que Jesús se sentara a la mesa con este tipo de gente. El Señor les dice que el Médico, divino, ha venido para sanar y curar a los que tienen necesidad de curación y de salvación, no como ellos, y cita solemnemente al profeta: “Misericordia quiero y no sacrificio” (Os 6,6). Eso es lo que deben aprender: que Dios no exige nada fuera de uno mismo, sino el propio corazón. La misericordia, éleos, “hemed“, es la participación en el amor subsistente de Dios. La llamada de Jesús a Leví fue para él un don de misericordia. En la primera lectura, Pablo nos dice que los ministerios que participan de la apostolicidad, “apóstoles, maestros, evangelistas, pastores y doctores“, son don del Espíritu Santo en función de la edificación del cuerpo de Cristo, la Iglesia, y en vistas a la plenitud de la obra de Cristo Salvador. El Salmo 18, “El cielo proclama la gloria de Dios“, con la respuesta “a toda la tierra alcanza su pregón“, la Liturgia la aplica a los apóstoles: así fue predicado por san Agustín. En el “aleluya” se canta el verso del “Te Deum“: “A ti te ensalza el coro glorioso de los apóstoles“. JUEVES Misa: Ecl 1, 2-11; Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17; Lc 9, 7-9 El texto expresa lo desconcertante que era Jesús para sus coetáneos, pues no era un profeta más, era el profeta por excelencia. Y es que sólo hay un Evangelio en tres formas: un Evangelio profetizado, un Evangelio proclamado y un Evangelio predicado. Herodes “tenía ganas de ver a Jesús“, pero para “ver” al Maestro de Galilea hay que creer en Él. San Ireneo escribe: “El hombre por sí mismo no puede ver a Dios; pero Dios, si quiere, puede manifestarse a los hombres: a quien quiera, cuando quiera y como quiera. Dios, que todo lo puede, fue visto en otro tiempo por los profetas en el Espíritu, ahora es visto en el Hijo gracias a la adopción filial y será visto en el reino de los cielos. En efecto, el Espíritu prepara al hombre para recibir al Hijo de Dios, el Hijo lo conduce al Padre, y el Padre en la vida eterna le da la inmortalidad, que es la consecuencia de ver a Dios” (Contra las herejías, libro IV, 20,4-5). VIERNES SAN PÍO DE PIETRELCINA, presbítero Pío de Pietrelcina, de la Orden Menor de los Frailes Capuchinos, fue agraciado con grandes carismas místicos interiores que se reflejaban exteriormente en su cuerpo; entre ellos, destacan los estigmas de la Pasión de Cristo y el don taumatúrgico. Su vida fue un reflejo vivo del carisma de san Francisco de Asís. Su espacio vital se estableció durante toda su vida entre el altar y el confesionario. Se distinguió por el conocimiento de espíritus, el discernimiento espiritual y una exigencia que llevaba siempre al gozo de la conversión. La devoción a San Pío promueve el amor a los pobres y una vida de oración muy intensa. Murió en San Giovanni Rotondo (Apulia) el año 1968. ¿De dónde le viene la santidad a este fraile? ¿De sus estigmas? No, de su unión e identificación con Cristo en la pobreza, la penitencia y el amor a los que sufren. A su canonización, en 2002, asistió una multitud ingente de fieles, como no se había visto nunca. Los pequeños del Reino saben reconocer a sus pastores: aquellos que se muestran dispuestos a escuchar con entrañas de madre. Misa: Ecl 3, 1-11; Sal 143, 1b y 2abc. 3-4; Lc 9, 18-22 El rostro seguramente trasfigurado de Jesús en oración es el marco de la confesión de fe de Pedro según Lucas. No únicamente su Palabra, no únicamente los prodigios que realizaba, sino también su oración manifestaba que Jesús vivía sumergido en el Espíritu. Cristo, según la teología católica, poseía la visión inmediata de Dios: La fe que Pedro confesó motivó el anuncio de la Pascua. El destino de la naturaleza humana es la muerte, pero la muerte del “Hijo del hombre” será una muerte de amor: rechazado por todos, será resucitado, en el sentido de reivindicado, por el Padre, en cuyas manos morirá (23,46). Por tratarse de la muerte del Hijo amado de Dios, hay necesariamente un principio de Resurrección. SÁBADO Misa: Ecl 11, 9-12, 8; Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17; Lc 9, 43b-45 Hay una falta de inteligencia por parte de los discípulos: ni comprendían ni podían comprender, pon gámonos en su lugar. En medio del éxito popular alcanzado Jesús anuncia su último destino: ser entregado. Con esas palabras la vida del Señor se desplazaba al día de su muerte. No podían entender aquel lenguaje: “no cogían el sentido“. Lo curioso es que no se van: continúan junto a Él. Quizá presentían que la vida del Maestro no se definía por el presente, lo que veían y escuchaban, sino por un futuro incierto, significado por la obediencia plena al Padre. La Cruz es inevitable en la vida cristiana, siempre está presente. Significa el dolor ofrecido por amor. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.435ss) |
DILLUNS
Missa: Pr 3, 27-34; Sal 14, 1b i 2-3a. 3bc-4ab. 5; Lc 8, 16-18 La llum de la fe ho il·lumina tot, el de dins i el de fora. La fe autèntica mai no s’amaga ni es dissimula perquè resplendeix al centre del cor. La fe del cristià, com “illuminatio“, participa de la llum de Crist, la qual no té revers. És llum pura. L’amor entregat ocult, sense publicitat, sense buscar cap reconeixement, és conegut per Déu i serà revelat, de vegades fins i tot per a sorpresa d’un mateix, a la fi del temps, a semblança de la mort oculta de Jesús que, després de la Resurrecció, serà predicada com a Bona Nova a tots. L’expressió de Jesús “Fixeu-vos com escolteu (lit.: A veure si m’escolteu bé)” vol dir: “Escolteu-me des de l’obediència de la fe“, una fe viscuda. DIMARTS SANTS ANDREU KIM TAEGON, prevere, PAU CHONG HASANG, i companys, màrtirs Memòria dels sants Andreu Kim Taegon, prevere, Pau Chong Hasang i companys, màrtirs a Corea. Es veneren aquest dia, en conjunta memòria, tots els cent tres màrtirs que en aquell país van testificar intrèpidament la fe cristiana, introduïda ferventment a inicis del segle XVII per alguns laics i després alimentada i reafirmada per la predicació i celebració dels sagraments per mitjà dels missioners, l’Església de Corea és una Església fundada per laics. Tots aquests atletes de Crist, tres bisbes, vuit preveres, i els restants laics, casats o no, ancians, joves i infants, units al suplici, van consagrar amb la seva sang preciosa les primícies de l’Església a Corea († 1839-1867). Andreu Kim era un jove sacerdot que, havent-se ordenat a Shanghai va ser martiritzat just un any i mig després, el 1846, a l’edat de 25 anys: és el primer sacerdot coreà. Pau Chong Hasang era seminarista. Que la celebració d’aquesta memòria sigui signe de comunió i de pregària per les Esglésies d’Àsia. Missa: Pr 21, 1-6. 10-13; Sal 118, 1. 27. 30. 34. 35. 44; Lc 8, 19-21 Algú s’adona de la visita de la mare de Jesús i dels seus familiars i exclama: “La teva mare i els teus germans són aquí fora, que et volen veure!“. Com cridant: “Obriu pas!“. Sant Agustí escriu: “Així [Jesús] indica el parentiu espiritual que els inclou en el poble que ha estat rescatat. Els seus germans i les seves germanes són els homes i les dones sants que participen amb Ell en l’herència celestial. La seva mare és l’Es- glésia sencera, perquè ella, per la gràcia de Déu, engendra els membres de Crist, és a dir, els qui li són fidels. La seva mare és també cada ànima santa que compleix la voluntat del seu Pare i la caritat fecunda es manifesta en aquells que ella engendra per a Ell, fins que Crist quedi format en ells (cf. Ga 4,19)” (Sobre la santa virginitat, 5). DIMECRES SANT MATEU, apòstol i evangelista Una tradició antiquíssima atribueix a Leví, fill d’Alfeu, també de sobrenom Mateu, l’autoria del primer Evangeli. Mateu és un nom “teofòric” que vol dir precisament “do de Déu“. Vivia a Cafar-Naüm, on exercia de recaptador d’impostos: allí va ser cridat pel Senyor i agregat als apòstols. El seu nom apareix a la llista dels apòstols en la Sinopsi. S’anomena a si mateix “Mateu, el publicà” (Mt 10,3). Present en la primera Església de Jerusalem i abans de la dispersió, escriu una primera versió de l’Evangeli en llengua hebrea, essent el primer dels quatre, tal com ho testifica Papies, bisbe de Hieràpolis, citat en la “Història Eclesiàstica” per Eusebi: “Mateu va ordenar (va compondre) les paraules (logia) del Senyor en llengua hebrea, i cada un les va interpretar (traduir) després com va poder“. El seu Evangeli va ser escrit en arameu i dirigit sobretot als jueus. De fet, els crítics més entesos pensen que l’Església primera de Jerusalem tenia escrits en llengua hebrea, vers l’any 35 dC i següents, amb paraules i fets del Senyor. Més tard, es va confeccionar l’Evangeli segons Sant Mateu que coneixem ara, en ús ja abans del 65 dC. L’Evangeli és obra d’algú versat en les Escriptures i destinat, sense cap dubte, a cristians procedents de la fe d’Israel. Sant Ireneu de Lió dóna aquesta dada: “Mateu, després d’haver predicat als hebreus, va publicar també en la seva llengua un escrit evangèlic, mentre que Pere i Pau predicaven a Roma i fundaven l’Església” (Adversus haereses III,1,1). Les tradicions sobre les posteriors obres evangelitzadores de Mateu són incertes. El més segur és que va desenvolupar la seva activitat missionera a Israel, predicant als jueus per convertirlos a Jesucrist. Les paraules de “miserando atque eligendo“, presents en l’homilia de Beda el Venerable que es llegeix en l’Ofici, tenen una importància especial en la biografia del Papa Francesc, que les escollí com a divisa episcopal. Missa: Ef 4, 1-7. 11-13; Sal 18, 2-3. 4-5; Mt 9, 9-13 En l’Evangeli apareixen els verbs de la divina vocació: Jesús “va passar, va veure i va cridar“. En aquest cas, les dues últimes accions recauen sobre la persona del publicà Leví, Mateu. Jesús el va cridar a formar part del grup dels Dotze. Allò decisiu no és un pecador perdonat, sinó un pecador cridat a ser apòstol: aquest és realment un gest diví, grandiós en misericòrdia i confiança. El perdó de Déu és a l’inici de totes les possibilitats de la vida, molt més encara en la vida de l’Església. Leví obeeix de manera incondicional la crida del Senyor i el segueix. Per celebrar-ho, organitza un banquet on congrega un gran nombre de pecadors i publicans, com ell, i on Jesús ocupa el lloc central. Els fariseus es dirigeixen als deixebles del Senyor recriminant que Jesús s’assegui a taula amb aquest tipus de gent. El Senyor els diu que el Metge, diví, ha vingut per a curar els que tenen necessitat de guarició i de salvació, no com ells, i cita solemnement al profeta: “El que jo vull és amor, i no ofrena de víctimes” (Os 6,6). Això és el que han d’aprendre: que Déu no exigeix res fora d’un mateix, sinó el propi cor. La misericòrdia, “éleos, hemed“, és la participació en l’amor subsistent de Déu. La crida de Jesús a Leví fou per a ell un do de misericòrdia. En la primera lectura, Pau ens diu que els ministeris que participen de l’apostolicitat, “apòstols, mestres, evangelistes, pastors i doctors“, són do de l’Esperit Sant en funció de l’edificació del cos de Crist, l’Església, i en vistes a la plenitud de l’obra de Crist Salvador. El Salm 18, “El cel parla de la glòria de Déu“, amb la resposta “La seva crida s’escampa a tota la terra“, la Litúrgia l’aplica als apòstols: així fou predicat per sant Agustí. En el vers de l’al·leluia es canta un fragment del “Te Deum“: “Oh Déu, us lloem, Senyor, us glorifiquem. El cor gloriós dels apòstols us dóna lloança“. DIJOUS Missa: Ecle 1, 2-11; Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 i 17; Lc 9, 7-9 El text expressa com n’era de desconcertant Jesús per als seus coetanis, ja que no era un profeta més, era el profeta per excel·lència. I és que només hi ha un Evangeli en tres formes: un Evangeli profetitzat, un Evangeli proclamat i un Evangeli predicat. Herodes “tenia ganes de veure Jesús“, però per a “veure” el Mestre de Galilea cal creure en Ell. Sant Ireneu escriu: “L’home per si mateix no pot veure Déu; però Déu, si vol, pot manifestar-se als homes: a qui vulgui, quan vulgui i com vulgui. Déu, que ho pot tot, va ser vist en un altre temps pels profetes en l’Esperit, ara és vist en el Fill gràcies a l’adopció filial i serà vist en el Regne del cel. En efecte, l’Esperit prepara l’home per rebre el Fill de Déu, el Fill el condueix al Pare, i el Pare en la vida eterna li dóna la immortalitat, que és la conseqüència de veure Déu” (Contra les heretgies, llibre IV, 20,4-5). DIVENDRES SANT PIUS DE PIETRELCINA, prevere Pius de Pietrelcina, de l’Orde Menor dels Frares Caputxins, fou agraciat amb grans carismes místics interiors, que es reflectien exteriorment en el seu cos; entre ells, destaquen els estigmes de la Passió de Crist i el do taumatúrgic. La seva vida fou un reflex viu del carisma de sant Francesc d’Assís. El seu espai vital va establir-se durant tota la seva vida entre l’altar i el confessionari. Es distingí pel coneixement dels esperits, el discerniment espiritual i una exigència que portava sempre al goig de la conversió. La devoció a Sant Pius promou l’amor als pobres i una vida de pregària molt intensa. Va morir a San Giovanni Rotondo (Apúlia), l’any 1968. D’on li ve la santedat a aquest frare? Dels seus estigmes? No, de la seva unió i identificació amb el Crist en la pobresa, la penitència i l’amor als qui sofreixen. A la seva canonització, l’any 2002, hi va assistir una munió ingent de fidels, com no s’havia vist mai. Els petits del Regne saben reconèixer els seus pastors: aquells que són amatents a escoltar amb entranyes de mare. Missa: Ecle 3, 1-11; Sal 143, 1a i 2abc. 3-4; Lc 9, 18-22 El rostre segurament transfigurat de Jesús en oració és el marc de la confessió de fe de Pere segons Lluc. No únicament la seva Paraula, no únicament els prodigis que realitzava, sinó també la seva oració manifestava que Jesús vivia submergit en l’Esperit. Crist, segons la teologia catòlica, posseïa la visió immediata de Déu. La fe que Pere va confessar motivar l’anunci de la Pasqua. El destí de la naturalesa humana és la mort, però la mort del “Fill de l’home” serà una mort d’amor: rebutjat per tots, serà ressuscitat, en el sentit de reivindicat, pel Pare, en les mans del qual morirà (23,46). Per tractar-se de la mort del Fill estimat de Déu, hi ha necessàriament un principi de Resurrecció. DISSABTE Missa: Ecle 11, 9—12, 8; Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 i 17; Lc 9, 43b-45Hi ha una falta ’intel·ligència per part dels deixebles: ni comprenien ni podien comprendre, posem-nos al seu lloc. Enmig de l’èxit popular assolit, Jesús anuncia el seu últim destí: ser lliurat. Amb aquestes paraules la vida del Senyor es desplaçava al dia de la seva mort. No podien entendre aquell llenguatge: “Ells no entenien què volia dir (lit.:no n’agafaven el sentit)”. El més curiós és que no marxen: continuen al costat d’Ell. Potser pressentien que la vida del Mestre no es definia pel present, el que veien i escoltaven, sinó per un futur incert, significat per l’obediència plena al Pare. La Creu és inevitable en la vida cristiana, sempre hi és present. Significa el dolor ofert per amor. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.418ss) |