XXX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 24-29/10/2022 – XXX SETMANA DE DURANT L’ANY
LUNES Misa: Ef 4, 32- 5, 8; Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6; Lc 13, 10-17 La escena evangélica se sitúa durante el culto de la sinagoga. Jesús está predicando allí y todos tienen la mirada en Él, excepto la mujer encorvada, que no podía enderezarse. Ella sólo puede escuchar, pero Jesús, llenándose de compasión, la llama con la expresión “gýnai“, lit.: “señora“, reconociendo así su dignidad. Con un gesto sacerdotal, le impone las manos: la mujer puede ahora mirar al cielo, puede mirarle a Él. La liturgia sinagogal continua: ahora es ella la que glo rifica al Señor como hija del pueblo de la fe. Simboliza a tantas mujeres encorvadas por el dolor que provoca la marginación, el maltrato y la violencia. La polémica sobre el sabbath reaparece y el Señor, para escándalo de pocos y alegría de muchos, sentencia: “Hipócritas: A esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?“ MARTES Misa: Ef 5, 21-33; Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5; Lc 13, 18-21 Nosotros no podemos comparar el Reino de Dios a nada porque sólo el Señor sabe su extensión, su crecimiento y su plenitud. Debemos conformarnos con las imágenes que Jesús ha querido darnos: “un grano de mostaza y la levadura“. Ambas imágenes muestran la fuerza vital que contiene y la desproporción entre su ser casi invisible y el fruto inmenso que produce . Es la ley del crecimiento del Reino de Dios, que traspasa todo el Nuevo Testamento: Dios entra por lo más pequeño e irrelevante, su nacimiento, la Cruz, la Eucaristía, para manifestar ahí su gloria. Las categorías de éxito y fracaso no cuentan en el cristianismo, pues sólo Dios puede ver anticipadamente el fruto de lo sembrado. Lo que cuenta es ser, día a día, en el corazón del mundo, “grano de mostaza y levadura“. La caridad humilde y anónima, la fidelidad cotidiana en el ministerio ordenado o en la vida consagrada, la oración humilde ante el sagrario, y cosas por el estilo, hacen crecer por dentro y en lo invisible el Reino de Dios. MIÉRCOLES Misa: Ef 6, 1-9; Sal 144, 10-11. 12-13ab. 13cd-14; Lc 13, 22-30 Jesús está de camino, peregrinando hacia Jerusalén. De nuevo, una pregunta fuera de lugar: ¿qué importa saber el número de salvados? ¡Lo que realmente interesa es saber cómo uno puede ser salvado! El Señor responde de nuevo “por elevación”: habla de “la puerta estrecha“, la única que lleva a la amplitud e infinitud de la vida de Dios. Puertezuela que al ser atravesada muestra la retribución de los justos “de oriente y occidente“: se da la ley de “los últimos serán los primeros“. Las palabras “No sé de dónde sois” no admiten réplica y ponen al descubierto prácticas y actitudes aparentemente religiosas, pero en el fondo inicuas, injustas, malvadas: ¿podríamos referirlas a cómo vivimos la Eucaristía? Son palabras de advertencia, avisos del Señor, pues fuera del Reino se da “el llanto y el rechinar de dientes“, el lamento por una vida falsa y el duelo por lo irremediablemente perdido. Esta vergüenza es ya castigo suficiente. JUEVES Misa: Ef 6, 10-20; Sal 143, 1bcd. 2. 9-10; Lc 13, 31-35 Escandalizados por las palabras de Jesús, perícopa de ayer, los fariseos le urgen a que desaparezca de la escena pública . Jesús llama a Herodes, y con él también a los fariseos “zorro“: denuncia la astucia de su maldad. Nada ni nadie impedirá la peregrinación presurosa del Maestro a Jerusalén: “al tercer día mi obra quedará consumada“, la típica expresión semítica reza: “pasado mañana llego a mi término“. Jesús es la plenitud de la profecía de Dios. Para Lucas, Jerusalén es un lugar teológico: sobre la ciudad de Dios proclama Jesús su lamentación, casi una elegía. Él ha querido reunir a sus hijos en el Reino de su Padre, pero la incredulidad dejará vacío el templo, el pecado crea siempre un vacío por la ausencia de la gracia. El Hijo morirá “para reunir a los hijos de Dios dispersos” (Jn 11, 52) Con la gloriosa Resurrección lo verán venir y como si fuese la fiesta de los Tabernáculos cantarán: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!” (Salmo 135). VIERNES SANTOS SIMÓN y JUDAS, apóstoles El nombre de Simón en la lista de los apóstoles dada por Lucas está puesto en décimo lugar, seguido de Judas de Santiago. No se sabe nada de él, sino que nació en Caná y que tenía por sobrenombre “el zelote” (Hch 1, 13). No queda claro el significado de este apodo y no hay que sacar la conclusión precipitada de que perteneciera al grupo de los zelotas. Judas, de apodo Tadeo (Mt y Mc) es el apóstol que en la última cena pregunta al Señor porqué se manifiesta a ellos y no al mundo (Jn 14, 22). La tradición lo identifica como el autor de la Carta canónica dirigida a los convertidos del judaísmo. Orígenes define esta carta como “repleta de fuerza y de la gracia del cielo”. Las tradiciones sobre la predicación de estos apóstoles fuera de Palestina son tardías y poco seguras. Esto no obsta para descubrir el valor del anonimato de los apóstoles de Jesucristo. Llenos de celo por el Evangelio, vivieron y murieron por aquel que los miró, llamó y envió, verbos de la “divina vocación“. Representan tantos discípulos y discípulas de Jesucristo y apóstoles suyos, anónimos para la historia, pero no para Dios. Misa: Ef 2, 19-22; Sal 18, 2-3. 4-5; Lc 6, 12-19 En el Evangelio escuchamos la llamada de los Doce según Lucas. La vocación de los apóstoles es fruto de la oración de Jesús. Éste pasó toda la noche en oración antes de llamarlos. Mucho tiempo antes, los había escogido en su corazón y había pronunciado sus nombres en su diálogo con el Padre. Al amanecer los llamará, como también en el amanecer de Pascua recibirán la buena noticia de la Resurrección que, confirmada en Pentecostés, deberán anunciar por toda la tierra, tal como se canta en el Salmo: “A toda la tierra alcanza su pregón“. Simón y Judas son los últimos en el elenco de los apóstoles. Justamente por ser “los últimos son los primeros” y reciben el mismo salario que los que llama “a primera hora“. Desde entonces, en el Evangelio de Lucas, Jesús ya no está nunca sólo: los apóstoles le acompañan donde quiera que vaya y son testigos de la predicación y de la misericordia del Señor. La Iglesia se va edificando dinámicamente como templo de Dios en el mundo. Tiene como “piedra angular” al mismo Señor y como cimiento a los apóstoles: ésa es la doctrina apostólica que hoy escuchamos. El ministerio apostólico es participado en el tiempo mediante el sacramento del Orden por los obispos, y los presbíteros en el grado que les es propio. Pidamos al Señor que llame entre sus discípulos a hermanos que continúen el ministerio apostólico. Él ya los ha escogido de antemano en su oración, sólo falta que oigan y obedezcan a la vocación y sean ofreci- dos al servicio de la comunidad. Las vocaciones al ministerio sacerdotal son la alegría más grande de la Iglesia. SÁBADO Misa: Flp 1, 18b-26; Sal 41, 2. 3. 5cdef; Lc 14, 1. 7-11 Habiendo empezado el banquete del “Sabbath“, Jesús observa como todos quieren ocupar “los primeros puestos” y hace su primera recomendación: “Cuando te inviten a una boda” (…). Es la gran “catequesis sobre la humildad“. El cristiano no debe buscarse a sí mismo, “el puesto principal” donde se le vea, se le considere y se le agasaje sobradamente. Tampoco situarse en “el último puesto” para ser tenido por humilde, sino porque realmente le toca así y deja espacio a los demás. Y si entonces el anfitrión le dice “Amigo, sube más arriba“, no se alegra por él, sino por la bondad del que lo ha invitado. Principalmente, este actuar es imitación del “último puesto” que ocupó el Señor en la Cruz. Al cristiano, sea donde sea que le pongan, lo que le interesa es estar cerca de Dios, lo demás lo relativiza. Para la comunidad de Lucas, el relato es una referencia clara al Banquete del Reino: para allí ser el primero, aquí se debe ser el último, “Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido“. Jesús no habla de “los últimos asientos” ni “del penúltimo lugar”, claramente habla del “último puesto“. Santa Teresa decía: “Humildad es andar en verdad“. (Las Moradas 6,10,7). (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.483ss)
|
DILLUNS SANT ANTONI MARIA CLARET i CLARÀ, bisbe Sant Antoni Maria Claret és un sant català per excel·lència. Nasqué a Sallent i ingressà al Seminari de Vic. Es sentia inclinat a ser cartoixà i jesuïta, però els signes de Déu en la seva vida no li ho permeteren. Esdevingut prevere diocesà, regent de la petita parròquia de Viladrau, Déu el cridà a esdevenir missioner itinerant: predicà des de l’any 1843 al 1847 per quasi totes les parròquies de les diòcesis catalanes, on arrelà el seu record. Viatjava molt sovint a peu i amb una gran pobresa. Després predicà també a Canàries on el seu record és molt viu. D’aquest temps neix la Congregació de Missioners Fills del Cor Immaculat de Maria, Claretians, originada per companys seus al seminari de Vic. Es dedicà també a l’apostolat de la premsa escrita, amb iniciatives que han arribat fins als nostres dies. L’any 1849 fou nomenat arquebisbe de Santiago de Cuba on realitzà una important tasca educadora, catequètica i social. Allí sorgí la Congregació de Religioses de Maria Immaculada, Missioneres Claretianes, fundada per la Venerable Maria Antònia Paris i Riera. L’any 1868 va ser nomenat confessor de la Reina Isabel, però tot i viure a la Cort, no deixà ni l’apostolat, ni la predicació, ni l’amor als pobres. Acompanyà la reina a l’exili. Morí a Fontfroide, un monestir del Císter, al sud de França. Missa: Ef 4, 32—5, 8; Sal 1, 1-2. 3. 4 i 6; Lc 13, 10-17 L’escena evangèlica se situa durant el culte de la sinagoga. Jesús està predicant allà i tots tenen la mirada posada en Ell, excepte la dona encorbada, que no podia redreçar-se. Ella només pot escoltar, però Jesús, omplint-se de compassió, la crida amb l’expressió “gýnai“, lit.: “senyora“, reconeixent així la seva dignitat. Amb un gest sacerdotal, li imposa les mans: la dona pot ara mirar al cel, pot mirar-lo a Ell. La litúrgia sinagogal continua: ara és ella la que glorifica el Senyor com a filla del poble de la fe. Simbolitza tantes dones encorbades pel dolor que provoca la marginació, el maltractament i la violència. La polèmica sobre el “sabbath” reapareix i, el Senyor, per a escàndol de pocs i alegria de molts, sentència: “Hipòcrites! ¿No calia, doncs, ni que fos en dissabte, alliberar aquesta dona filla d’Abraham, que Satanàs tenia lligada des de fa divuit anys?“ DIMARTS Missa: Ef 5, 21-33; Sal 127, 1-2. 3. 4-5; Lc 13, 18-21 Nosaltres no podem comparar el Regne de Déu a res perquè només el Senyor sap la seva extensió, el seu creixement i la seva plenitud. Hem de conformar-nos amb les imatges que Jesús ha volgut donar-nos: “un gra de mostassa i el llevat“. Les dues imatges mostren la força vital que conté i la desproporció entre el seu ser gairebé invisible i el fruit immens que produeix. És la llei del creixement del Regne de Déu, que traspassa tot el Nou Testament: Déu entra per allò més petit i irrellevant, el seu naixement, la Creu, l’Eucaristia, per manifestar allí la seva glòria. Les categories d’èxit i fracàs no compten en el cristianisme, ja que només Déu pot veure anticipadament el fruit del que ha sembrat. Allò que compta és ser, dia rere dia, al cor del món, “gra de mostassa i llevat“. La caritat humil i anònima, la fidelitat quotidiana al ministeri ordenat o a la vida consagrada, la pregària humil davant el sagrari, i coses per l’estil, fan créixer per dins i en l’invisible el Regne de Déu. DIMECRES Missa: Ef 6, 1-9; Sal 144, 10-11. 12-13ab. 13cd-14; Lc 13, 22-30 Jesús està de camí, peregrinant cap a Jerusalem. De nou, una pregunta fora de lloc: ¿què hi fa saber el nombre de salvats? ¡El que realment interessa és saber com un pot ser salvat! El Senyor respon de nou “per elevació”: parla de “la porta estreta“, l’única que porta a l’amplitud i infinitud de la vida de Déu. Porteta que en ser travessada mostra la retribució dels justos “d’orient i d’occident“: es dóna la llei de “els darrers seran primers“. Les paraules “No sé d’on sou” no admeten rèplica i posen al descobert pràctiques i actituds aparentment religioses, però en el fons iniqües, injustes, malvades: ¿podríem referir-les a com vivim l’Eucaristia? Són paraules d’advertència, avisos del Senyor, doncs fora del Regne es donen “els plors i el cruixir de dents“, el lament per una vida falsa i el dol per allò irremeiablement perdut. Aquesta vergonya és ja càstig suficient. DIJOUS Missa: Ef 6, 10-20; Sal 143, 1. 2. 9-10; Lc 13, 31-35 Escandalitzats per les paraules de Jesús, perícopa d’ahir, els fariseus l’urgeixen a desaparèixer de l’escena pública. Jesús anomena Herodes, i amb ell també als fariseus, “guineu“: denuncia l’astúcia de la seva maldat. Res ni ningú impedirà el pelegrinatge apressat del Mestre a Jerusalem: “demà passat acabaré“. La típica expressió semítica diu: “al tercer dia arribo al meu terme“; o també: “la meva obra quedarà consumada“. Jesús és la plenitud de la profecia de Déu. Per a Lluc, Jerusalem és un lloc teològic: sobre la ciutat de Déu, Jesús proclama la seva lamentació, gairebé una elegia. Ell ha volgut reunir els seus fills al Regne del seu Pare, però la incredulitat deixarà buit el temple, el pecat crea sempre un buit per l’absència de la gràcia. El Fill morirà “per reunir els fills de Déu dispersos” (Jo 11,52). Amb la gloriosa Resurrecció el veuran venir i, com si fos la festa dels Tabernacles, cantaran: “¡Beneït el qui ve en nom del Senyor!” (Salm 135). DIVENDRES SANTS SIMÓ i JUDES, apòstols El nom de Simó en la llista dels apòstols donada per Lluc està posat al desè lloc, seguit de Judes de Jaume. No se sap res d’ell sinó que va néixer a Canà i que tenia per sobrenom el “zelota” (Fets 1,13). No queda clar el significat d’aquest sobrenom i no se n’ha de treure la conclusió precipitada de que pertanyés al grup dels zelotes. Judes, anomenat amb el sobrenom de Tadeu (Mt i Mc) és l’apòstol que al darrer sopar demana al Senyor perquè es manifesta a ells i no al món (Jo 14,22). La tradició l’identifica com l’autor de la Carta canònica adreçada als convertits del judaisme. Orígenes defineix aquesta carta com “plena de força i de la gràcia del cel“. Les tradicions sobre la predicació d’aquests apòstols fora de Palestina són tardanes i poc segures. Això no obsta per descobrir el valor de l’anonimat dels apòstols de Jesucrist. Plens de zel per l’Evangeli, van viure i morir per aquell que els va mirar, cridar i enviar, verbs de la “divina vocació“. Representen tants deixebles de Jesucrist i apòstols seus anònims per a la història, però no pas per a Déu. Missa: Ef 2, 19-22; Sal 18, 2-3. 4-5; Lc 6, 12-19 En l’Evangeli, escoltem la crida dels Dotze segons Lluc. La vocació dels apòstols és fruit de la pregària de Jesús. Aquest va passar tota la nit en oració abans de cridar-los. De molt temps abans, ja els havia escollit en el seu cor i havia pronunciat els seus noms en el seu diàleg amb el Pare. De bon matí els escollirà, els cridarà, com també a l’albada de Pasqua rebran la bona notícia de la Resurrecció que, confirmada a Pentecosta, hauran d’anunciar per tota la terra, tal i com es canta en el Salm: “La seva crida s’escampa a tota la terra“. Simó i Judes són els últims a l’elenc dels apòstols. Justament per ser els “darrers“, són els “primers“, i reben el mateix “sou” que aquells cridats “a primera hora“. Des d’aleshores, en l’Evangeli de Lluc, Jesús ja mai roman sol: els apòstols l’acompanyen allà on va i són testimonis de la predicació i de la misericòrdia del Senyor. L’Església es va edificant dinàmicament com a temple de Déu en el món. Té com “a pedra angular” el mateix Senyor, i com a “fonament“, els apòstols: aquesta és la doctrina apostòlica que avui escoltem. El ministeri apostòlic és participat en el temps per mitjà del sagrament de l’Orde pels bisbes i els preveres en el grau que els és propi. Demanem al Senyor que cridi d’entre els seus deixebles, germans que continuïn el ministeri apostòlic. Ell ja els ha escollit per endavant en la seva pregària, només cal que escoltin i obeeixin la vocació i siguin oferts al servei de la comunitat eclesial. Les vocacions al ministeri presbiteral són l’alegria més gran de l’Església. DISSABTE Missa: Fl 1, 18b-26; Sal 41, 2. 3. 5bcd; Lc 14, 1. 7-11 Havent començat el banquet del “Sabbath“, Jesús observa com tots volen ocupar “els primers llocs” i fa la seva primera recomanació: “Quan algú et convida a un dinar de casament” (…). És la gran “catequesi sobre la humilitat“. El cristià no ha de buscar- se a si mateix, “el lloc principal” on se’l vegi, se’l consideri i se’l complimenti sobradament. Tampoc situar-se en “el lloc darrer” per a ser tingut per humil, sinó perquè realment li toca així i deixa espai als altres. I si llavors l’amfitrió li diu “Amic, puja més amunt“, no s’alegra per ell, sinó per la bondat de qui l’ha convidat. Principalment, aquest actuar és imitació del “lloc darrer” que va ocupar el Senyor a la Creu. El cristià, sigui on sigui que el posin, el que li interessa és estar a prop de Déu: relativitza tota la resta. Per a la comunitat de Lluc, el relat és una clara referència al Banquet del Regne: per allà ser el primer, aquí s’ha de ser l’últim “Perquè tothom qui s’enalteix serà humiliat, però el qui s’humilia serà enaltit“. Jesús no parla de “els últims seients” ni del “penúltim lloc“, clarament parla del “lloc darrer“. Santa Teresa deia: “Humildad es andar en verdad” (Las Moradas 6,10,7). (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.466) |