2020 – CONTINUACIÓN DE LA CINCUENTENA PASCUAL
Pasada la octava de Pascua continúa el “gran Domingo” de la Cincuentena Pascual, que conviene que se diferencie de todos los otros ciclos por su carácter extraordinario y por el conjunto de sus signos festivos.
Los cincuenta días se celebrarán y se han de vivir (también en cuanto a los signos litúrgicos) como un solo Domingo prolongado.
Este “gran Domingo” constituye como una invitación a intensificar la vivencia de la originalidad radical del cristianismo como Evangelio o buena noticia festiva de la Resurrección que esperamos y pre-gustamos anticipadamente en estos días.
Para significar la novedad de la vida cristiana, durante estos días, en la Misa, se suprimen las lecturas del Antiguo Testamento, que son sólo figura y profecía de lo que Cristo, con su Resurrección, ya ha realizado.
Los cincuenta días de Pascua constituyen, pues, una única fiesta que celebra la presencia del Espíritu que resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros; la última semana -entre la Ascensión y Pentecostés- se distingue un poco e intensifica las alusiones al Espíritu Santo, pero está muy lejos de constituir un ciclo diverso (un tiempo de la Ascensión como se llamaba antes); la presencia del Espíritu Santo es propia de toda la Cincuentena, no sólo de sus últimas ferias.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2020, Liturgia fovenda, p.210)