2018 – DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo del rebaño sin pastor”
Así calificó Jesús a la gente que le seguía y, a la vez, se declara a sí mismo como pastor enviado por Dios para reunir y cuidar amorosamente a su pueblo.
Por eso Él debe agotarse y darse hasta el extremos, incluso sin poder descansar.
Jesús se entregará a sí mismo hasta el extremo en la cruz.
Esto contrasta con los malos pastores que con palabras tan duras, que Jeremías denuncia al principio de su oráculo (1ª lectura) y, al mismo tiempo, Jesús realiza el designio de Dios, como “vástago legítimo de David” que reúne las ovejas dispersas.
Con razón el Salmo no puede ser otro sino el célebre: “El Señor es mi pastor, nada me falta”. Si con Él, el Señor, nada le falta, con Él lo tiene todo.