2019 – DOMINGO II DE CUARESMA
Domingo de la transfiguración del Señor.
Lucas es el único que menciona algo sobre el contenido de la conversación de Jesús con Moisés y Elías: “Hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén“, por tanto, de la redención del mundo.
Los discípulos entenderán después de la resurrección cuál es su verdadera transfiguración.
La voz del Padre, la presencia del Espíritu y el cuerpo transfigurado profetizaban el Misterio Pascual.
Será en este cuerpo glorioso del Señor donde quedará defini- tivamente sellada la alianza de Dios con la humanidad.
Una alianza que originalmente empezó con la de Abrahán mediante la arcaica ceremonia descrita en la primera lectura, que produce los mismos signos (sueño profundo y terror ante el numinoso).
Es un evento no cerrado en sí mismo sino abierto al futuro.
Adquiere sentido la segunda lectura: el cristiano es por adelantado un ciudadano del cielo.
El cielo es el lugar donde nuestro pobre cuerpo se transfigurará para ser configurado en el cuerpo glorioso de Jesucristo, “con la ener- gía que posee para sometérselo todo“.