SANTA CLARA, virgen – 11 de agosto
El día 10 de agosto de 1253 moría en Asís, en el convento de san Damián, santa Clara: tenía sesenta años.
Cuarenta años atrás había hecho profesión de vida evangélica después de haberse convertido, en plena juventud, escuchando la exhorta- ción cuaresmal de san Francisco.
El “Poverello” había predicado que, para obtener la plena libertad, hay que desprenderse de las riquezas y cosas materiales.
El Domingo de Ramos de 1222, en la catedral de Asís, emocionada de amor, no pudo tomar la palma y el obispo fue donde ella y se la entregó.
Aquella misma noche salió de la casa paterna camino de la Porciúncula, donde Francisco vivía pobrísimamente con los primeros compañeros.
Ellos salieron a recibirla con antorchas y cantos de alegría.
San Francisco recibió sus propósitos de vivir la pobreza y la tonsura, pero sólo después de muchas dificultades e incomprensiones -sobre todo por parte de su propia familia- finalmente se estableció en la pequeña iglesia de San Damián.
Allí fundó la primera comunidad de “Damas pobres“.
Amaba la pobreza, ya que la identificaba con Jesús; a tal efecto, pidió al Papa el privilegio de la santa pobreza.
Le escribió pidiendo la exención de la dote: “Le suplico que no me absuelva ni me libere de la obligación que tengo de ser pobre como Jesucristo“.
Santa Clara es reflejo de san Francisco y su discípula más querida.