VI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 14-19/02/2022 – VI SETMANA DE DURANT L’ANY
LUNES SANTOS CIRILO, monje, y METODIO, Obispo, patronos de Europa “Cirilo y Metodio son como los eslabones de unión, o como un puente espiritual, entre la tradición oriental y la occidental, que confluyen en la única y gran tradición de la Iglesia universal. Para nosotros son pioneros y a la vez patronos en el esfuerzo ecuménico de las Iglesias hermanas de Oriente y Occidente para volver a encontrar, mediante el diálogo y la oración, la unidad visible en la comunión perfecta y total; “Unión que no es absorción ni tampoco fusión”. La unidad es el encuentro en la verdad y en el amor que nos han sido dados por el Espíritu. Cirilo y Metodio, con su personalidad y con su obra, son figuras que despiertan en todos los cristianos una gran “nostalgia por la unión” y por la unidad entre las dos Iglesias hermanas de Oriente y Occidente“. (San Juan Pablo II, Carta encíclica Slavorum Apostoli, n. 27). Misa: Hch 13, 46-49; Sal 116, 1. 2; Lc 10, 1-9 La vida y la muerte de los santos hermanos evangelizadores de los pueblos eslavos es realmente admirable. Los que verdaderamente predican el Evangelio son los santos, pues no lo hacen con palabras, sino con una vida entregada a Cristo y a su Evangelio. El grupo de los setenta y dos discípulos que el Señor envió a la misión fue una anticipación de la misión universal de la Iglesia. Ser discípulo de Cristo es ser siempre discípulo mi- sionero de Cristo, no como algo añadido, sino como algo inherente. Estos “setenta y dos“, desde la glorificación del Señor, son los innumerables hombres y mujeres que por causa de Jesús y de su Evangelio (lit.: “por mi causa“) van por caminos desconocidos, lenguas extrañas, parajes in- sólitos… llevando el anuncio gozoso de la Vida eterna destinado a todos, en la primera lectura. La pobreza, no llevar nada, la itinerancia, ir a todos los pueblos y lugares, y la paz son sus credenciales. Santos Cirilo y Metodio hicieron de esta página del Evangelio el sentido de su vida. Los misioneros van delante del Señor como heraldos. Démonos cuenta de que la gracia está siempre antes, durante y después de la misión, y que la Iglesia nace y crece para la gloria de Dios. Ya que el Evangelio está destinado a todos los pueblos, también todos los pueblos deben alabar al Señor: Salmo responsorial. Oremos hoy por la unidad de las santas Iglesias y también para que el Señor, sólo Él puede hacerlo, ” envíe obreros a su mies“. Jamás se terminará este inmenso trabajo. Habrá siempre y para todos. MARTES Misa: Sant 1, 12-18; Sal 93, 12-13a. 14-15. 18-19; Mc 8, 14-21 En el Evangelio de hoy da la impresión de que los discípulos emprenden la navegación para alejarse de los fariseos. Como si Jesús dijera: “¡Apartémonos de éstos!”. Este distanciamiento es más mental que físico: el Señor les recomienda que se guarden de la leva dura de los fariseos y de la de Herodes, la de la mentira y la superficialidad. Inquietos porque debían tener hambre, recuerdan que sólo tienen un pan: han olvidado la multiplicación de los panes. El Señor les pregunta: “¿Cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?” Como si les dijera: “¿No os dais cuenta de que lleváis en vosotros el Pan de Vida?“. Si vamos con Jesús lo tenemos todo, aunque jamás lo acabamos de entender del todo ni bien. Siempre será un suicidio para la Iglesia dejar de confiar en la gracia, en el Señor. MIÉRCOLES Misa: Sant 1, 19-27; Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5; Mc 8, 22-26 También al ciego de Betsaida, como al sordomudo, el Señor lo conduce a un lugar retirado: se lo han confiado y únicamente ellos dos serán testigos. Debía cumplirse la profecía: “los sordos oirán y los ojos de los ciegos verán” (cf. Is 29,18) El relato suena arcaico, y por ello muy auténtico. Es la única vez que se habla de una gradualidad en la sanación. Dios es eterno, pero nosotros necesitamos el tiempo necesario para la actuación de su gracia. Hay que dejarse en manos de Dios: dejar que él nos ilumine, pues se adecua a nuestro compás. La fe es un camino de muchas noches y hay que transitarlas para ver en claridad nítida. Lo realmente grande es que lo primero que vio el ciego fue el rostro del Señor, de Aquél que le había devuelto luz a los ojos. También la luz de la fe. El relato es claramente catecumenal y bautismal. JUEVES Misa: Sant 2, 1-9; Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7; Mc 8, 27-33 Jesús pregunta a sus discípulos qué opina la gente sobre Él. Pero en realidad le interesa llegar a la pregunta más decisiva del Evangelio: “Y vosotros, ¿quién decís que soy?“ Simón Pedro no duda y exclama: “Tú eres el Mesías“, es la denominada “confessio Petri“. “Tú eres el Ungido de Dios“, eso es, el que lleva la presencia del amor de Dios, plena y totalmente. Jesús no lo niega, y por tanto acepta la identidad que Simón Pedro le da, pero prohíbe que lo digan. E inmediatamente se pone a instruirles: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días“. Es el primer pregón pascual. Como si dijera: “Cuando haya sucedido todo esto, entonces no únicamente podréis decirlo, sino que deberéis anunciarlo“. Sólo el Padre rompe el “secreto mesiánico” con la Resurrección de su Hijo al tercer día. Esta perícopa es el punto culminante del Evangelio de Marcos. A partir de ahora todo será distinto. La cruz y la gloria resplandecen en el horizonte. VIERNES Misa: Sant 2, 14-24. 26; Sal 111, 1b-2. 3-4. 5-6; Mc 8, 34-9, 1 Después de reprender severamente a Pedro, Jesús da libertad a todos los que le siguen para irse o continuar. Como si dijera: “¡Ahora ya lo sabéis! El que quiera seguirme [literalmente significa “ir detrás de él”] ya sabe el camino: no es otro que el amor entregado hasta el final“. El cristiano debe negarse a sí mismo, cargar su cruz, el dolor soportado por amor, y seguir al Señor con la convicción de que perder la vida en este mundo es salvarla para Dios y poseer la vida verdadera. Negarse a sí mismo no es renunciar a nada de lo nuestro, significa no vivir para sí mismo, sino para el seguimiento (cf. Rom 14, 8). SÁBADO Misa: Sant 3, 1-10; Sal 11, 2-3. 4-5. 7-8; Mc 9, 2-13 En el Evangelio, la Transfiguración del Señor. Jesús se llevó a los tres apóstoles que fueron testimonios de la Resurrección de la hija de Jairo y que más ade- lante asistirán a su agonía en Getsemaní: Pedro, Santiago y Juan. En el Tabor, Jesús fue confirmado en su identidad y misión: es el Hijo amado del Padre. Los tres discípulos vislumbraron el verdadero rostro de su divinidad, velado por su humanidad. Toda la santa Trinidad se hace presente y perciben la luz increada. Quieren quedarse allí, pero no se les permite: deben descender al valle y a los caminos donde vive la gente, anunciar el Reino y subir a la ciudad santa, pues ir a Jerusalén no es opcional. Los apóstoles no vieron un milagro, sino que contemplaron un signo: la presencia del Dios Altísimo entre los hombres en la santa humanidad de Jesús, Verbo encarnado. Como siempre, no deben decir nada a nadie. Jesús se lo prohíbe. Deberán esperar la última gloria: la de la Resurrección. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.141) |
DILLUNS SANTS CIRIL, monjo, i METODI, bisbe Patrons d’Europa “Ciril i Metodi són com les baules d’unió, o com un pont espiritual, entre la tradició oriental i l’occidental, que conflueixen en la única i gran tradició de l’Església universal. Per a nosaltres són pioners i alhora patrons en l’esforç ecumènic de les Esglésies germanes d’Orient i Occident per tornar a trobar, mitjançant el diàleg i la pregària, la unitat visible en la comunió perfecta i total; “Unió que no és absorció ni tampoc fusió”. La unitat és la trobada en la veritat i en l’amor que ens han estat donats per l’Esperit. Ciril i Metodi, amb la seva personalitat i amb la seva obra, són figures que desperten en tots els cristians una gran “nostàlgia per la unió” i per la unitat entre les dues Esglésies germanes d’Orient i Occident“. Sant Joan Pau II, Carta encíclica Slavorum Apostoli n. 27 Missa: Fets 13, 46-49; Sal 116, 1. 2; Lc 10, 1-9 La vida i la mort dels sants germans evangelitzadors dels pobles eslaus és realment admirable. Els qui veritablement prediquen l’Evangeli són els sants, ja que no ho fan amb paraules, sinó amb una vida lliurada a Crist i al seu Evangeli. El grup dels setanta-dos deixebles que el Senyor va enviar a la missió va ser una anticipació de la missió universal de l’Església. Ser deixeble de Crist és ser sempre deixeble missioner de Crist, no com quelcom afegit, sinó com una cosa inherent. Aquests setanta-dos, des de la glorificació del Senyor, són els innombrables homes i dones que per Jesús i el seu Evangeli, lit.: “per causa meva“, s’aventuren per camins desconeguts, llengües estranyes, paratges insòlits… portant l’anunci joiós de la Vida eterna destinat a tots, primera lectura. La pobresa, no portar res, la itinerància, anar a tots els pobles i llocs, i la pau són les seves credencials. Sants Ciril i Metodi van fer d’aquesta pàgina de l’Evangeli el sentit de la seva vida. Els missioners van davant el Senyor com a heralds. Adonem-nos que la gràcia hi és sempre abans, durant i després de la missió, i que l’Església neix i creix a glòria de Déu. Ja que l’Evangeli està destinat a tots els pobles, també tots els pobles han de lloar el Senyor, Salm responsorial. Preguem avui per la unitat de les santes Esglésies i també perquè el Senyor, només Ell pot fer-ho, enviï segadors. Mai s’acabarà aquest immens treball. N’hi haurà sempre i per a tots. DIMARTS Missa: Jm 1, 12-18; Sal 93, 12-13a. 14-15. 18-19; Mc 8, 14-21 En l’Evangeli d’avui fa la impressió que els deixebles emprenen la navegació a fi d’allunyar-se dels fariseus. Com si Jesús els digués: “Apartem-nos d’aquests!“. Aquest distanciament és més mental que físic: el Senyor els recomana que es guardin del “llevat” dels fariseus i d’Herodes, la mentida i la superficialitat. Inquiets perquè havien de tenir gana, recorden que només tenen un pa: han oblidat la multiplicació dels pans. El Senyor els pregunta: “¿No recordeu quants coves vau recollir de les sobres, quan vaig partir cinc pans per donar-los a cinc mil homes?“ Com si els digués: “¿No us adoneu que porteu en vosaltres el Pa de Vida?“. Si anem amb Jesús ho tenim tot, malgrat que mai no ho acabem d’entendre del tot ni bé. Sempre serà un suïcidi per a l’Església deixar de confiar en la gràcia, en el Senyor. DIMECRES Missa: Jm 1, 19-27; Sal 14, 1a i 2-3a. 3bc-4ab. 5; Mc 8, 22-26 També al cec de Bet-Saida, com al sordmut, el Senyor el condueix a un lloc retirat: li han confiat i únicament ells dos seran testimonis. Havia de complir- se la profecia: “els sords hi sentiran i els ulls dels cecs hi veuran” (cf. Is 29,18). El relat sona arcaic, i per això mateix molt autèntic. És l’única vegada que es parla d’una gradualitat en la sanació. Déu és etern, però nosaltres necessitem el temps necessari per a l’actuació de la seva gràcia. Cal deixar-se en mans de Déu: deixar que Ell ens il·lumini, ja que s’adequa al nostre compàs. La fe és un camí de moltes nits i cal transitar-les a fi de veure-hi en claredat nítida. Allò realment gran és que allò primer que va veure el cec va ser la faç del Senyor, el rostre d’Aquell que l’havia retornat la llum als ulls. També la llum de la fe. El relat és clarament catecumenal i baptismal. DIJOUS Missa: Jm 2, 1-9; Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7; Mc 8, 27-33 Jesús pregunta als seus deixebles què opina la gent sobre Ell. Però en realitat li interessa arribar a la pregunta més decisiva de l’Evangeli: “I vosaltres, ¿qui dieu que sóc?“ Simó Pere no dubta i exclama: “Vós sou el Messies“, és l’anomenada “confessio Petri“. “Tu ets l’Ungit de Déu“, això és, aquell que porta la presència de l’amor de Déu, plena i totalment. Jesús no ho nega i, per tant, accepta la identitat que Simó Pere li dóna, però prohibeix que ho diguin. I immediatament es posa a instruir-los: “El Fill de l’home ha de patir molt: els notables, els grans sacerdots i els mestres de la Llei l’han de rebutjar, ha de ser mort, i al cap de tres dies ressuscitarà“·. És el primer pregó pasqual. Com si digués: “Quan hagi succeït tot això, llavors no únicament podreu dir-ho, sinó que haureu d’anunciar-ho“. Només el Pare trenca el “secret messiànic” amb la Resurrecció del seu Fill el tercer dia. Aquesta perícopa és el punt culminant de l’Evangeli de Marc. A partir d’ara tot serà diferent. La Creu i la Glòria resplendeixen a l’horitzó. DIVENDRES Missa: Jm 2, 14-24. 26; Sal 111, 1-2. 3-4. 5-6; Mc 8, 34–9, 1 Després de reprendre severament a Pere, Jesús dóna llibertat a tots els qui el segueixen per anar-se’n o continuar. Com si digués: “Ara ja ho sabeu! Qui vulgui seguir-me, lit.: “anar darrere meu“, ja sap el camí: no és altre que l’amor entregat fins al final. El cristià ha de negar-se ell mateix, carregar la seva creu, el dolor suportat per amor, i seguir el Senyor amb la convicció que perdre la vida en aquest món és salvar-la per a Déu i posseir la vida veritable. Negar-se a si mateix no és renunciar a res del que és nostre, significa no viure per a si mateix, sinó per al seguiment (cf. Rm 14,8). DISSABTE Missa: Jm 3, 1-10; Sal 11, 2-3. 4-5. 7-8; Mc 9, 2-13 En l’Evangeli, la Transfiguració del Senyor. Jesús es va endur els tres apòstols que van ser testimonis de la resurrecció de la filla de Jaire i que més endavant assistiran a la seva agonia a Getsemaní: Pere, Jaume i Joan. Al Tabor, Jesús va ser confirmat en la seva identitat i missió: és el Fill estimat del Pare. Els tres deixebles van albirar el veritable rostre de la seva divinitat, velat per la seva humanitat. Tota la santa Trinitat es fa present i perceben la llum increada. Volen quedar-s’hi, però no els hi és permès: han de baixar a la vall i als camins on viu la gent, anunciar el Regne i pujar a la ciutat santa, doncs anar a Jerusalem no és opcional. Els apòstols no van veure un miracle, sinó que van contemplar un signe: la presència de Déu Altíssim entre els homes en la santa humanitat de Jesús, Verb encarnat. Com sempre, no han de dir res a ningú. Jesús els ho prohibeix. Hauran d’esperar l’última glòria: la de la Resurrecció. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.138ss)
|