VII SEMANA DE PASCUA – 30/5 al 4/6/2022 – VII SETMANA DE PASQUA
LUNES Misa: Hch 19, 1-8; Sal 67, 2-3. 4-5ac. 6-7ab; Jn 16, 29-33 Habiendo llegado a Éfeso, Pablo realiza la “Iniciación cristiana” de los creyentes. Es un poco extraño encontrar en aquella ciudad creyentes que “sólo habían recibido el bautismo de Juan“, en el Jordán Pablo les habla del verdadero Bautismo, que Juan anunciaba: el Bautismo en el nombre de Jesús. Se vislumbra, en el rito del Bautismo y la imposición de las manos, la unidad de los “Sacramentos de la Iniciación“. Reciben la efusión del Espíritu Santo. Con aquellos doce varones la “Ecclesia” queda plantada en Éfeso. Pablo se queda en la ciudad durante tres meses, como solía hacer, predicando con libertad el Reino de Dios. Se continúa con el Salmo 67: “Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos“. Los griegos y eslavos repiten hasta la saciedad este verso en la Liturgia pascual y acuñan estas palabras en la representación de la Cruz. Al final de la conversación, los discípulos quieren precipitar el tiempo y dicen que entienden cuando no entienden nada. La fe que alardean poseer muy pronto será puesta a prueba en la Cruz: ellos se irán y lo dejarán sólo. Entonces ya no pensarán que Él ha salido del Padre. Con una inmensa ternura y convicción, Jesús les dice que no quedarán totalmente solos, porque el Padre “siempre está con Él“. Cuando todo suceda, la muerte y la exaltación, entonces encontraran la paz en Él, y más aún: tendrán valor en las luchas del mundo, porque sabrán que Él, con su amor, “ha vencido al mundo“. MARTES VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA La fiesta de la Visitación se celebraba antes de la reforma litúrgica el día 2 de julio y se trasladó al día de hoy, entre la Anunciación y el nacimiento de Juan el Bautista, para adaptarla mejor a la narración evangélica según Lucas. La Orden de los Frailes menores celebraba esta fiesta en el siglo XIII y el Papa Bonifacio IX (1390) la extendió a la Iglesia Universal. El día es también una concesión legítima a la piedad popular que dedica el mes de mayo a la Madre de Dios. El acento litúrgico está puesto más en la “Liturgia de júbilo y de alanza” que en la conmemoración de los acontecimientos de la venida del Señor, más propio de Adviento. Hoy es el día del “Magnificat“: la Iglesia se asocia a María, que proclama las maravillas de Dios. Al mismo tiempo, recuerda que el Señor visita siempre a su Iglesia en la asamblea reunida, cuando celebra los Santos Misterios. Allí se ejerce la maternidad de la santa Madre Iglesia: en sus sacramentos. La bella oración de postcomunión lo expresa admirablemente: “Que tu iglesia te glorifique, Señor, por todas las maravillas que has hecho con tus hijos; y así como Juan Bautista exultó de alegría al presentir a Cristo en el seno de la Virgen, haz que tu iglesia lo perciba siempre vivo en este sacramento“. La Liturgia de hoy es de alabanza, de júbilo, de fiesta. Con razón el Oficio es el festivo. Misa: Sof 3, 14-18 (o bien Rom 12, 9-16b); Sal Is 12, 2-3. 4bcde. 5-6; Lc 1, 39-56 El amor de la Madre de Dios cuando se dirigió a Ain-Karem no fue para nada fingido y por ello se constituye en icono de la caridad que la Iglesia tiene que vivir. El texto de san Pablo, primera lectura, es reflejo de la Visitación a santa Isabel ya que María será siempre modelo de caridad en la Iglesia. La Visitación es casi la Liturgia del Arca: el grito de Isabel, el gozo en el Espíritu Santo, Juan que en el seno de su madre ya tiene prisa para ser el Precursor, el abrazo exultante de las dos mujeres… todo es símbolo del encuentro entre la antigua y nueva Alianza. El título “la Madre de mi Señor” es profundamente cristológico, “Kyrios“. La Iglesia se asocia cada anochecer a María en el cántico del “Magnificat“, éxtasis de la alabanza y de la humildad de la sierva de Dios. MIÉRCOLES SAN JUSTINO, mártir Pertenece a la generación subapostólica: gracias a él tenemos datos preciosos de la vida y de la celebración cristianas de los primeros tiempos de la Iglesia. Había nacido en Nablus (Palestina) y se dedicó a la filosofía pagana. Era un hombre que buscaba a Dios sinceramente. Él mismo explica el misterioso encuentro con un anciano en una playa solitaria a quien explicó su preocupación. El anciano le dijo: “el hombre no encuentra a Dios por el esfuerzo del pensamiento, sino por la gracia“. Y le invitó a la oración: “Tú reza ante todo para que se te abran las puertas de la luz, pues nadie puede ver ni comprender, si Dios y su Cristo no le conceden comprender” (Diálogo con Trifón VII, 3). Convertido al cristianismo, en diversos lugares y finalmente en Roma ejerce como apologeta de la fe y filosofía cristianas. Quiere defender y presentar la fe en Cristo como plenitud de la sabiduría humana. Escribe las célebres dos “Apologías” y el “Diálogo con Trifón“. En la Urbe establece una escuela de filosofía cristiana para los catecúmenos y gente que quería conocer el cristianismo. Allí muere mártir el año 165. Las “Actas” se consideran auténticas y su culto es antiguo. San Justino es portavoz de una Iglesia que sale al encuentro del mundo, quiere dialogar positivamente con él y quiere progresiva y pacientemente instruirle en el Evangelio del Señor. El Papa Benedicto XVI le dedicó una bella catequesis el día 1 de junio 2015. San Justino, laico, es el más grande de los Padres apologéticos del siglo II. Misa: Hch 20, 28-38; Sal 67, 29-30. 33-35a. 35bc y 36d; Jn 17, 11b-19 En la primera lectura, el final del discurso de Pablo a los presbíteros de Éfeso en Mileto y su adiós. El relato conmueve: oran conjuntamente, se dan el ósculo de la paz y “lo acompañan hasta la embarcación“. De las palabras de Pablo hay que resaltar éstas: “Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia, que É l adquirió con la sangre de su propio Hijo“. La densidad teológica y ministerial de esas palabras es extraordinaria. También Pablo transmite una perla, una palabra del mismo Señor fuera de los Evangelios: “Hay más dicha en dar, que en recibir“. En la “Oración sacerdotal“, el Señor reza por los discípulos. Pide al Padre que los guarde en la unidad del amor, fundamentada en la unidad trinitaria misma, y que no los retire del mundo, un mundo que deben evangelizar, aunque deben ser salvaguardados del mundo, que les odiará y del Maligno. Ellos “están en el mundo“, pero “no son” de él, en sentido joá nico. Tal como el Padre le ha enviado, también Jesús les envía y se consagra a sí mismo para que ellos “sean consagrados en la verdad“. JUEVES Misa: Hch 22, 30; 23, 6-11; Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10.11; Jn 17, 20-26 Pablo, prisionero, es llevado ante los ancianos y el Sanedrín de Jerusalén. El altercado entre fariseos y saduceos vuelve a aflorar. El tribuno se lo llevó al cuartel. Allí el Apóstol escucha la palabra del Señor: “El testimonio que has dado en Jerusalén (…) tienes que darlo en Roma“. Es una etapa más de su camino y forma parte de los sufrimientos que el Señor le mostró el día de su conversión: por causa del Nombre. Fue un largo camino el recorrido por Pablo, un camino que culminará en Roma con el último y mayor testimonio: el martirio. La tercera sección de la “Oración sacerdotal” está dedicada a los futuros discípulos, es decir, a nosotros. Los discípulos de todos los tiempos son un don del Padre para el Hijo y también del Hijo al Padre. Deben permanecer en la unidad y en el amor de la santa Trinidad. Son las últimas palabras del Señor a la Iglesia: desde ahora ya no hablará más, será el Espíritu quien recordará sus palabras y la guiará. Todo radica en un conocimiento de amor, de puro amor. Toda la misión del Verbo y del Espíritu radica en esas úl timas palabras de Jesús a la Iglesia: “Para que el amor que me tienes esté en ellos y yo en ellos” . Este Amor, amor de ambos, es la persona del Espíritu Santo, substancial al Padre y al Hijo. VIERNES SANTOS CARLOS LUANGA Y COMPAÑEROS, mártires San Pablo VI canonizó, en la prime ra visita apostólica de un Papa a África, el día 22 de octubre de 1964, a San Carlos Luanga y sus compañeros de martirio. Estos son sus nombres: “Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Santiago Buzabaliao, Kizito, Ambrosio Kibuka, Mgagga, Aquiles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatoli Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu“. Todos eran laicos y algunos jovencísimos, entre los doce y los veinticinco años, y formaban parte de la corte del rey Mwanga. Se negaron a apostatar de la fe y a participar de las costumbres depravadas del rey. Son fruto de la presencia misionera de los Padres Blancos en Uganda que, poco después tuvieron que abandonar el país por su oposición a la venta de esclavos. Muchos católicos, también anglicanos, sufrieron la persecución y el martirio. San Carlos Luanga, 21 años, era catequista y bautizó a cuatro catecúmenos en la cabaña donde estaban presos, el día antes del martirio. Entre ellos, al adolescente Kizito de doce años; se ignora el nombre cristiano que recibió. Uno de ellos, Mukasa Kiriwanvu, no estaba bautizado, pero se unió a sus compañeros diciendo que también era cristiano: recibió el Bautismo de sangre. Fueron ejecutados en el monte de Namugongo, degollados o quemados vivos tal día como hoy († 1886). San Carlos Luanga es considerado patrón de la juventud africana. Los Papas han reconocido el martirio de los hermanos anglicanos que murieron también por causa de Cristo. La valentía de la fidelidad a la fe de estos jóvenes africa nos es admirable. Misa: Hch 25, 13b-21; Sal 102, 1bc-2. 11-12. 19-20ab; Jn 21, 15-19 En la primera lectura, cuando Pablo apela a Roma, es una lástima que se haya omitido el texto precedente, el gobernador Festo presenta su caso al rey Agripa y a su esposa Berenice a su llegada a Cesarea. Tal como hicieron Pilatos y Herodes con el Señor, expone el caso desde el estricto “ius romanum”. Llama la atención que Festo describa a Pablo como alguien que habla de un tal Jesús que él sostiene que está vivo. El litigio no se ha resuelto y Pablo, que había apelado al César, queda en la cárcel hasta el momento de remitirlo al emperador, es decir, a Roma En el Evangelio, el último capítulo de Juan, el 21. Jesús pregunta a Pedro si le ama, y se lo pregunta tres veces, porque tres veces había negado al Señor. Al final, de manera conmovedora, Pedro humildemente remite su amor al conocimiento de Jesús: “Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero“. El ministerio apostólico se fundamenta en un acto de amor que abarca toda una vida: “Apacienta mis ovejas“. Es toda la existencia de Pedro la que se convierte en un único y sublime acto de amor a su Señor. SÁBADO Misa: Hch 28, 16-20. 30-31; Sal 10, 4. 5 y 7; Jn 21, 20-25 Terminamos el Libro de los Hechos. Pablo llega a Roma y queda en prisión preventiva. Incluso en aquellas condiciones “predica el Reino de Dios y enseña todo lo referido a Jesús“. Y allí permanece por dos largos años. El relato termina de manera enigmática. Propiamente, el libro de los Hechos no tiene colofón. Algunos sostienen que el libro termina allí donde finaliza históricamente el relato, no hay que narrar lo que todavía no ha ocurrido, pero otros afirman que el libro no tiene final porque cada comunidad está llamada a continuar los Hechos. Es entonces un libro que no quedará terminado hasta que venga el Señor, de la misma manera como se marchó, ante los “viri Galilae“, sobre las nubes: “en la gloria del Espíritu Santo” (Hch 1,11). Hasta entonces la misión no terminará. Queda claro que la historia teológica de la Iglesia, la historia de los discípulos, no de la institución, llega a su plenitud en el Reino. También hoy se proclama el final del Evangelio de Juan: Evangelio del discípulo que “da testimonio y lo ha escrito“. Es la figura del discípulo amado, aquel que se queda siempre, porque “la Iglesia del Amor” precede a “la Iglesia del ministerio“. Aquella, significada en “el discípulo amado“, es evidente que Jesús quiere que “se quede“, no sólo por un tiempo, sino “hasta que yo venga” (Jn 21, 22-23). Es necia la opinión de que Juan no moriría: se trata más bien de que el amor encarnado por el discípulo perdure hasta el final de la Historia. Un discípulo que ama, porque antes es amado. La Iglesia sobrevive a través de él. Él simboliza aquel “permanecer” del amor de Jesús en nosotros: “permaneced en mi amor” (Jn 15,9). De otra forma, la Iglesia desaparecería. Santa Teresa de Lisieux lo describirá así siglos después: “Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que, si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre…” (Manuscrito B, 3vº). Todos los aspectos organizativos y pastorales de la Iglesia no son nada si no permanece en el amor del Señor, como sostienen los místicos, entre ellos San Juan de la Cruz: “el más pequeño acto de amor tiene más mérito a los ojos de Dios y es más provechoso a la Iglesia y a la ánima misma que todas las demás obras juntas» (Cántico Espiritual B 29,2). Este amor es libertad pura; un amor sobre el cual no es lícito interrogar, “¿y a ti qué?” puesto que es la libertad soberana del amor que, como “el viento, no se sabe de dónde viene y a dónde va” (cf. Jn 3,8). Sin embargo, a todos el Señor nos dice: Tú, ¡sígueme! (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.279ss) |
DILLUNS Missa: Fets 19, 1-8; Sal 67, 2-3. 4-5ab. 6-7ab; Jo 16, 29-33 Arribat a Efes, Pau realitza la “Iniciació cristiana” dels creients. És un xic estrany trobar en aquella ciutat creients que només havien rebut “el baptisme de Joan” al Jordà. Pau els parla de l’autèntic B aptisme que Joan anunciava: el Baptisme en el nom de Jesús. S’albira, en el ritu del Baptisme i la imposició de les mans, la unitat dels “Sagraments de la Iniciació“. Reben l’efusió de l’Esperit Sant. Amb aquells dotze homes la “Ecclesia” és plantada a Efes. Pau es queda a la ciutat durant tres mesos, com solia fer, predicant amb llibertat el Regne de Déu. Es continua amb el Salm 67: “S’aixeca Déu, que es dispersin els enemics“. Els grecs i eslaus repeteixen fins a la sacietat aquest vers en la Litúrgia pasqual i encunyen aquestes paraules en la representació de la Creu. En l’Evangeli, ja quan finalitza la conversa, els deixebles volen precipitar el temps i diuen que entenen… quan de fet no entenen res. La fe que presumeixen posseir molt aviat serà posada a prova en la Creu: ells se n’aniran i el deixaran sol. Llavors ja no pensaran que Ell ha sortit del Pare. Amb una immensa tendresa i convicció, Jesús els diu que no quedaran totalment sols, perquè “el Pare està amb mi“. Quan tot succeeixi, la mort i l’exaltació, llavors trobaran la pau en Ell, i més encara: tindran valor en les lluites del món, perquè sabran que Ell, amb el seu amor, “ha triomfat del món“. DIMARTS VISITACIÓ DE LA BENAURADA VERGE MARIA La festa de la Visitació se celebrava abans de la reforma litúrgica el dia 2 de juliol i es va traslladar al dia d’avui, entre l’Anunciació i el naixement de Joan Baptista, per adaptar-la millor a la narració evangèlica segons Lluc. L’Orde dels Frares menors celebrava aquesta festa al segle XIII i el Papa Bonifaci IX (1390) la va estendre a l’Església Universal. El dia és també una concessió legítima a la pietat popular que dedica el mes de maig a la Mare de Déu. L’accent litúrgic està posat més en “la litúrgia de goig i de lloança” que en la commemoració dels esdeveniments de la vinguda del Senyor, més propi de l’Advent. Avui és el dia del “Magnificat“: l’Església s’associa a Maria, que proclama les meravelles de Déu. Al mateix temps, recorda que el Senyor visita sempre la seva Església en l’assemblea reunida, quan celebra els Sants Misteris. Allí s’exerceix la maternitat de la santa Mare Església: en els seus sagraments. La bella oració de postcomunió ho expressa admirablement: “Que la vostra Església, Senyor, us magnifiqui, perquè heu fet meravelles en els vostres fidels, i que pugui rebre sempre amb alegria, en aquest sagrament, Crist, Rei Etern de la glòria, que sant Joan pressentí amb exultança des del si matern“. La Litúrgia d’avui és de lloança, d’alegria, de festa. Amb raó l’Ofici és el festiu. Missa: So 3, 14-18 (o bé: Rm 12, 9-16b); Sal Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6; Lc 1, 39-56 L’amor de la Mare de Déu quan es va dirigir a Ain-Karem, “a la Muntanya” no va ser per a res quelcom fingit, per això es constitueix en icona de la caritat que l’Església ha de viure. El text de sant Pau, primera lectura, és reflex de la Visitació a santa Elisabet ja que Maria serà sempre model de caritat en l’Església. La Visitació és gairebé la litúrgia de l’Arca: el crit d’Elisabet, el goig en l’Esperit Sant, Joan que en el si de la seva mare ja té pressa per ser el Precursor, l’abraçada exultant de les dues dones… tot és símbol de la trobada entre l’antiga i la nova Aliança. El títol “la mare del meu Senyor” és profundament cristològic, “Kyrios“. L’Església s’associa cada vespre a Maria en el càntic del “Magnificat“, èxtasi de la lloança i de la humilitat de la “serventa” de Déu. DIMECRES SANT JUSTÍ, màrtir Pertany a la generació subapostòlica: gràcies a ell tenim dades precioses de la vida i de la celebració cristianes dels primers temps de l’Església. Havia nascut a Nablus (Palestina) i es va dedicar a la filosofia pagana. Era un home que buscava Déu sincerament. Ell mateix explica la misteriosa trobada amb un ancià en una platja solitària a qui comentà la seva preocupació. L’ancià li digué: “l’home no troba Déu per l’esforç del pensament, sinó per la gràcia“. I l’instà a l’oració: “Tu resa abans de res perquè se t’obrin les portes de la llum, ja que ningú no pot veure ni comprendre, si Déu i el seu Crist no li concedeixen comprendre” (Diàleg amb Trifó VII,3). Convertit al cristianisme, en diversos llocs i finalment a Roma exerceix com apologeta de la fe i filosofia cristianes. Vol defensar i presentar la fe en Crist com a plenitud de la saviesa humana. Escriu les cèlebres dues “Apologies” i el “Diàleg amb Trifó“. A la Urbs, estableix una escola de filosofia cristiana per als catecúmens i gent que volia conèixer el cristianisme. Allà mor màrtir l’any 165. Les “Actes” es consideren autèntiques i el seu culte és antic. Sant Justí és portaveu d’una Església que surt a la trobada del món, vol dialogar positivament amb ell i vol progressivament i pacient instruir-lo en l’Evangeli del Senyor. El Papa Benet XVI li dedicà una bella catequesi el dia 1 de juny de 2015. Sant Justí, laic, és el més gran dels Pares apologètics del segle II. Missa: Fets 20, 28-38; Sal 67, 29-30. 33-35a. 35bc i 36c; Jo 17, 11b-19 En la primera lectura, al final del discurs de Pau als preveres d’Efes a Milet, i el seu adéu. El relat commou: preguen conjuntament, es donen l’òscul de la pau i l’acompanyen “fins a la nau“. De les paraules de Pau cal ressaltar aquestes: “Vetlleu per vosaltres mateixos i per tot el ramat, del qual l’Esperit Sant us ha encarregat perquè pastureu aquesta comunitat de Déu, que ha costat la sang del seu propi Fill“. La densitat teològica i ministerial d’aquestes paraules és extraordinària. També Pau transmet una perla, una paraula del mateix Senyor fora dels Evangelis: “Fa més feliç donar que rebre“. En la “Pregària sacerdotal“, el Senyor resa pels deixebles. Demana al Pare que els guardi en la unitat de l’amor fonamentada en la mateixa unitat trinitària, i que no els tregui del món, un món que han d’evangelitzar, tot i que han de ser salvaguardats del món, que els odiarà, i del Maligne. Ells romanen “en el món“, però “no són” d’ell , en sentit joànic. Tal com el Pare l’ha enviat, també Jesús els envia i es consagra Ell mateix “perquè ells també siguin consagrats en la veritat“. DIJOUS Missa: Fets 22, 30; 23, 6-11; Sal 15, 1-2 i 5. 7-8. 9-10. 11; Jo 17, 20-26 Pau, presoner, és portat davant “els grans sacerdots i tot el sanedrí” de Jerusalem. L’altercat entre fariseus i saduceus torna a aflorar. El tribú se’l va endur a la caserna. Allà l’Apòstol escolta la paraula del Senyor: “Coratge! El testimoni que has donat a Jerusalem (…) també l’hauràs de donar a Roma“. És una etapa més del seu camí i forma part dels sofriments que el Senyor li va mostrar el dia de la seva conversió: “per causa del seu nom“. Va ser un llarg camí, el recorregut per Pau; un camí que culminarà a Roma amb l’últim i més gran testimoni: el martiri. La tercera secció de la “Pregària sacerdotal” està dedicada als futurs deixebles, és a dir, a nosaltres. Els deixebles de tots els temps són un do del Pare per al Fill i també del Fill al Pare. Han de romandre en la unitat i en l’amor de la santa Trinitat. Són les últimes paraules del Senyor a l’Església: des d’ara ja no parlarà més, serà l’Esperit qui li “farà recordar i entendre” les seves paraules i la conduirà. Tot rau en un coneixement d’amor, de pur amor. Tota la missió del Verb i de l’Esperit rau en aquestes últimes paraules de Jesús a l’Església: “Perquè l’amor amb què m’heu estimat estigui en ells, i també hi estigui J o“. Aquest Amor, amor de tots dos, és la persona de l’Esperit Sant, substancial al Pare i al Fill. DIVENDRES SANTS CARLES LUANGA i COMPANYS, màrtirs Sant Pau VI canonitzà, en la primera visita apostòlica d’un Papa a l’Àfrica, el dia 22 d’octubre de l’any 1964, Sant Carles Luanga i els seus companys de martiri. Aquests són els seus noms: “Mbaya Tuzinde, Bru Seronuma, Jaume Buzabaliao, Kizito, Ambròs Kibuka, Mgagga, Gyavira, Aquiles Kiwanuka, Adolf Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatoli Kiriggwajjo i Lluc Banabakintu“. Tots eren laics i joveníssims, entre els dotze i els vint-i-cinc anys, i formaven part de la cort del rei Mwanga. Es negaren a apostatar de la fe i a participar dels costums depravats del rei. Són fruit de la presència missionera dels Pares Blancs a Uganda que, poc després, hagueren d’abandonar el país per la seva oposició a la venda d’esclaus. Molts catòlics, i també anglicans, van sofrir la persecució i el martiri. Sant Carles Luanga, 21 anys, era catequista i batejà quatre catecúmens a la cabana on estaven empresonats, el dia abans del martiri. Entre ells, el noiet Kizito de dotze anys; s’ignora el nom cristià que va rebre. Un d’ells, Mukasa Kiriwanvu, no estava batejat, però s’uní als seus companys dient que també era cristià: rebé el Baptisme de sang. Foren executats a la collada de Namugongo, degollats o cremats vius tal dia com avui, † 1886. Sant Carles Luanga és considerat patró de la joventut africana. Els Papes han reconegut el martiri dels germans anglicans que moriren també per causa de Crist. La valentia de la fidelitat a la fe d’aquests nois africans és admirable. Missa: Fets 25, 13-21; Sal 102, 1-2. 11-12. 19-20ab; Jo 21, 15-19 En la primera lectura, quan Pau és conduït a Roma, és una llàstima que s’hagi omès el text precedent, el governador Festus presenta el seu cas al rei Agripa i a la seva esposa Berenica a la seva arribada a Cesarea. Tal com van fer Pilat i Herodes amb el Senyor, exposa el cas des de l’estricte “ius romanum“. Crida l’atenció que Festus descrigui Pau com algú que parla “sobre un tal Jesús mort, que ell afirma que viu“. El litigi no s’ha resolt i Pau, que havia apel·lat al Cèsar, roman custodiat a la presó fins al moment de remetre’l a l’emperador, és a dir, fins quan pugui ser enviat a Roma. En l’Evangeli, el darrer capítol de Joan, el 21. Jesús pregunta a Pere si l’estima, i li ho pregunta tres vegades, perquè tres vegades havia negat el Senyor. A la fi, de manera commovedora, Pere humilment remet el seu amor al coneixement de Jesús: “Senyor, vós ho sabeu tot, ja ho sabeu que us estimo“. El ministeri apostòlic es fonamenta en un acte d’amor que abasta tota una vida: “Pastura les meves ovelles“. És tota l’existència de Pere que es converteix en un únic i sublim acte d’amor al seu Senyor. DISSABTE Missa: Fets 28, 16-20. 30-31; Sal 10, 4. 5 i 7; Jo 21, 20-25 Finalitzem el Llibre dels Fets. Pau arriba a Roma i queda en presó preventiva. Fins i tot en aquelles condicions “predicava el Regne de Déu i ensenyava la doctrina sobre Jesucrist, el Senyor“. I allí roman per dos llargs anys. El relat acaba de manera enigmàtica. Pròpiament, el llibre dels Fets no té colofó. Alguns afirmen que el llibre acaba allà on finalitza històricament el relat, no cal narrar el que encara no ha passat, però d’altres sostenen que el llibre no té final perquè cada comunitat està cridada a continuar els Fets. És doncs un llibre que no quedarà enllestit fins que vingui el Senyor, de la mateixa manera com va marxar, davant els “viri Galilae“, sobre els núvols: “endut d’entre vosaltres cap al cel (…) en la glòria de l’Esperit Sant” (cf. Fets 1,11). Fins llavors la missió no acabarà. Queda clar que la història teològica de l’Església, la història dels deixebles, no de la institució, arriba a la seva plenitud en el Regne. També avui es proclama el final de l’Evangeli de Joan: Evangeli del deixeble que “dóna testimoni de tot això i que ho ha escrit“. És la figura del “deixeble estimat“, aquell que es queda sempre, perquè “l’Església de l’Amor” precedeix “l’Església del ministeri“. Aquella, significada en “el deixeble estimat“, és evident que Jesús vol que “es quedi“, no només per un temps, sinó “fins que vindré” (Jo 21,22-23). És nècia l’opinió que Joan no moriria: es tracta més aviat que l’amor encarnat pel deixeble perduri fins al final de la Història. Un deixeble que estima, perquè abans ha estat estimat. L’Església sobreviu a través d’ell. Ell simbolitza aquell “romandre” de l’amor de Jesús en nosaltres: “Manteniu-vos en el meu amor” (Jo 15,9). D’altra manera, l’Església desapareixeria. Santa Teresa de Lisieux ho descriurà així segles després: “Vaig comprendre que només l’amor feia actuar els membres de l’Església, que si l’amor s’apagués, els apòstols ja no anunciarien més l’Evangeli, els màrtirs no voldrien vessar la seva sang…” (Manuscrit B, 3v). Tots els aspectes organitzatius i pastorals de l’Església no són res si no romanen en l’amor del Senyor, com sostenen els místics, entre ells Sant Joan de la Creu: “el más pequeño acto de amor tiene más mérito a los ojos de Dios y es más provechoso a la Iglesia y a la ánima misma que todas las demás obras juntas» (Cántico Espiritual B 29,2). Aquest amor és llibertat pura; un amor sobre el qual no és lícit interrogar, “què hi tens a dir?” ja que és la llibertat sobirana de l’amor que, com “el vent, no saps d’on ve ni on va” (cf. Jo 3,8). A desgrat de tot, el Senyor ens diu a tots sense excepció: “Tu vine amb mi“, lit.: “Tu, segueix-me!“. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.273ss) |