XXIX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 17-22/10/2022 – XXIX SETMANA DE DURANT L’ANY
LUNES
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, obispo y mártir Ignacio fue el tercer obispo de Antioquía, situada en Siria. La ciudad era una de las más importantes de toda la cristiandad. Fue allí donde se empezó a denominar “cristianos” a los discípulos de Cristo. Fue allí también donde Ignacio se refirió a la Iglesia como “católica“, es decir, “universal“. Antioquía, en orden de importancia, se situaba sólo detrás de Roma y Alejandría. Era una ciudad con gran número de cristianos. Gobernada bajo las órdenes del emperador Trajano que, si bien al principio respetó a los cristianos, posteriormente los persiguió por oponerse a los dioses que él adoraba. El obispo Ignacio fue arrestado por negarse a adorar a estos dioses y por proclamar la existencia de un solo Dios verdadero. Llevado a Roma para ser martirizado, durante el viaje escribió sus famosas siete cartas, que se pueden dividir en dos grupos. Las primeras seis cartas iban dirigidas a las iglesias de Asia Menor para exhortarlas a mantenerse en la unidad y en la tradición apostólica. Estas cartas, de finales del siglo I, son un tesoro precioso para nosotros y son expresión de la tradición y de la fe de la generación que había conocido a los apóstoles. Exhortan a la unidad eclesial, centrada en la Eucaristía y en el ministerio episcopal. Pero sobre todo expresan la intensidad de su amor a Jesucristo. En cada parada de viaje aprovechaba para reunirse con los cristianos del lugar, que salían junto con su obispo respectivo para escucharle y recibir su bendición. Es venerado en Oriente y Occidente, y los antiguos lo llamaban “teóforo“. Las antífonas de los cánticos evangélicos de hoy están extraídas de sus cartas Misa: Ef 2, 1-10; Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5; Lc 12, 13-21 Como siempre, Jesús dirime la cuestión por elevación: de la petición de los hermanos hace una llamada a no amasar riquezas mundanas dejando de ser ricos “ante Dios“. A través de una parábola, el Señor muestra cómo hay personas que no tienen ninguna inteligencia de la vida: “necio” (áphrôn) significa “tonto o estúpido“. La existencia humana es más que tumbarse, beber, comer y darse a la buena vida. Jesús se indignaba contra los ricos injustos, pues Él sabía por experiencia lo que significaba ser pobre. No hay que vivir para tener, sino para ser: lo único que nos hace ricos “ante Dios” es la caridad vivida. MARTE SAN LUCAS, evangelista La tradición unánime de las Iglesias afirma que Lucas es el autor del III Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Aparece muchas veces en el Nuevo Testamento como colaborador de san Pablo en sus viajes apostólicos. Pablo dice que Lucas es “el médico muy amado” (Col 4,14). Fuera de los datos del Nuevo Testamento nada se sabe con certeza de su biografía. El “corpus lucanum” lo revela como un hombre culto, erudito: escribe el griego de manera elegante. Su Evangelio está destinado a los paganos y es por excelencia el evangelista de la misericordia: “scriba mansuetudinis Christi“, dado que es particularmente sensible a los signos de la ternura y del perdón del Señor. También da mucho protagonismo a los personajes femeninos y se refiere constantemente a la oración. La idea fundamental de su Evangelio es que todas las naciones tienen “acceso a la fe” (Lc 3, 6; 7, 1-9; 13, 28-30) y que los pobres, los débiles, los pecadores, las mujeres y los paganos, excluidos del culto de Israel, están llamados a participar de la salvación del Señor. Lucas ama profundamente Jerusalén, la ciudad desde donde la salvación de Dios se expande por el mundo. Así relata con entusiasmo la subida de Jesús a Jerusalén, la montaña de Sión, la ascensión y Pentecostés, la vida de las primeras comunidades… También él nos hace descubrir la alegría de vivir en el tiempo del Espíritu y de la Iglesia. En los prólogos del Evangelio y de los Hechos expresa su voluntad de informarse minuciosamente por los testigos oculares de la vida del Señor: entre ellos, en lugar preeminente, los apóstoles y, según la tradición de los Padres, María, la madre del Señor. Otra tradición, muy arraigada en Oriente, asegura que él es iconógrafo de la Madre de Dios Misa: 2 Tim 4, 9-17b; Sal 144, 10-11. 12-13ab. 17-18; Lc 10, 1-9 Según una leyenda apócrifa, san Lucas fue uno de los setenta y dos discípulos que el Señor mandó a los lugares donde Él pensaba ir. Por eso hoy se proclama el “discurso de la misión” según su propio Evangelio. Los cristianos somos discípulos misioneros que anunciamos, con el testimonio y la caridad, el advenimiento, en la gracia, del Señor que viene siempre. Somos heraldos y embajadores del Señor que viene “en la gloria de su Reino“. Tales discípulos no deben llevar nada consigo, porque nada que sea suyo deben dar, sólo la Palabra del Señor. Deben ir a trabajar en la mies del Señor. Esta es abundante como su amor. Por eso hay que rogar al Dueño de la mies “que envíe obreros a su mies“. Estos mensajeros son los santos que proclaman la gloria de su reinado, según el Salmo responsorial. Es el Señor quien los ha elegido del mundo para ir al mundo y dar fruto, verso aleluyático. Hay una inmensa ternura en las palabras que Pablo, desde el cautiverio, escribe a Timoteo: “Lucas es el único que está conmigo“. Con estas palabras se revela al evangelista como el más fiel y el más querido colaborador y compañero del Apóstol. MIÉRCOLES Misa: Ef 3, 2-12; Is 12, 2-3. 4bcde. 5-6; Lc 12, 39-48 Tras exhortar a la vigilancia, Jesús advierte que el cristiano debe estar preparado para el advenimiento inminente del Señor. No saber cuándo vendrá no puede hacer disminuir la oración y la caridad: es la tentación de posponer la conversión para un “mañana” que no llega nunca. La pregunta de Pedro hace que la advertencia del Señor vaya dirigida a los Doce, es decir, a la Iglesia: los dones del Señor no nos pertenecen, nos han sido dados y sólo somos administradores, no damos los sacramentos, los administramos. Es dura la palabra de Jesús al administrador infiel: “Le hará compartir la suerte de los que no son fieles” . La última palabra de Jesús es contundente: “Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá“. Todo pecado es una ofensa objetiva a Dios, pero existen los pecados de los paganos y los pecados de los cris tianos. A estos últimos se les exige más porque conocen el amor del Padre. JUEVES Misa: Ef 3, 14-21; Sal 32, 1-2. 4-5. 11-12. 18-19; Lc 12, 49-53 El “fuego” es el anuncio del Reino que purifica y renueva la tierra (3, 16) y, más exactamente el don del Espíritu Santo (Hch 2, 3). El “bautismo” que anhela recibir el Señor es su propia muerte, que será salvación para todos (Mc 10, 38-39). Muerte entendida como cumplimiento del designio divino: Jesús la anhela por su obediencia al Padre. Cumpliéndola, el Señor erradicará la “paz“, falsa, de la tierra. Para ello la humanidad deberá optar por el Reino de Jesús. No será posible ninguna componenda: se está con Él o sin Él. Lo cristiano es total, pero esta radicalidad nunca debe confundirse con el fanatismo: se trabaja por la “paz” auténtica, cuando, empezando por la propia familia, toda relación se funda en la justicia. VIERNES Misa: Ef 4, 1-6; Sal 23, 1b-2. 3-4ab. 5-6; Lc 12, 54-59 Las palabras del Señor interpelan nuestra mente y corazón: no sabemos interpretar los “signos de los tiempos“, que son lugar de revelación. El cristiano debe discernir siempre el momento presente de su vida, y la Iglesia cada tiempo histórico. Discernir para saber cumplir la voluntad del Padre, “lo que es justo“. Discernir mediante la oración, es decir, con la luz del Espíritu Santo, en estado permanente de conversión. De la misma manera que urge “llegar a un acuerdo” de reconciliación en un litigio, también es urgente convertirse. De no ser así, lo podemos perder todo, hasta “la última monedilla (leptón o prutah)”. SÁBADO Misa: Ef 4, 7-16; Sal 121, 1bc-2. 3-4ab. 4cd-5; Lc 13, 1-9 De nuevo, Jesús no entra en ninguna discusión, sino que “por elevación” afirma: “Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo“. Contemplando todo hecho histórico, Él reclama la con versión, pues convertirse es vivir y no convertirse es perecer. La muerte temporal es irrelevante, lo que cuenta es la muerte existencial, a la vida de Dios. Añade una parábola donde describe la paciencia infinita del Padre: Dios regala tiempo para recibir el don de la gracia, pero el tiempo de las personas termina. En la Iglesia, como en la vida, hay que dar fruto y no ocupar un lugar en balde, viviendo parasitariamente, no haciendo nada y estorbando. Es interesante notar que, en Lucas, el Señor no maldice la higuera, sino que alaba la paciencia del viñador. El Señor no se cansa de cuidar su viña: se sirve de todas las estrategias de la gracia para que su amor dé fruto. Resuenan los “Improperios” de la liturgia del Viernes Santo en la veneración de la Santa Cruz: ¿Qué más he podido hacer por ti que no haya hecho? Yo te llamé “mi viña amada“, y tú me has dado fru to amargo. (Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.471)
|
DILLUNS SANT IGNASI D’ANTIOQUIA, bisbe i màrtir Ignasi va ser el tercer bisbe d’Antioquia, situada a Síria. La ciutat era una de les més importants de tota la cristiandat. Va ser allà on es va començar a anomenar “cristians” els deixebles de Crist. Va ser allà també on Ignasi es va referir a l’Església com a “catòlica“, és a dir, “universal“. Antioquia, en ordre d’importància, se situava només darrere de Roma i Alexandria. Era una ciutat amb un gran nombre de cristians. Governada sota les ordres de l’emperador Trajà, que si bé al principi va respectar els cristians, posteriorment els va perseguir per oposar-se als déus que ell adorava. El bisbe Ignasi va ser arrestat per negar- se a adorar aquests déus i per proclamar l’existència d’un sol Déu veritable. Conduït a Roma per a ser martiritzat, durant el viatge va escriure les seves famoses set cartes, que es poden dividir en dos grups. Les primeres sis cartes anaven dirigides a les esglésies d’Àsia Menor per exhortar-les a mantenir-se en la unitat i en la tradició apostòlica. Aquestes cartes, de finals del segle I, són un tresor preciós per a nosaltres i són expressió de la tradició i de la fe de la generació que havia conegut els apòstols. Exhorten a la unitat eclesial, centrada en l’Eucaristia i en el ministeri episcopal. Però sobretot expressen la intensitat del seu amor a Jesucrist. A cada parada de viatge, aprofitava per reunir-se amb els cristians del lloc, que sortien juntament amb el seu bisbe per escoltar-lo i rebre la seva benedicció. És venerat a Orient i a Occident, i els antics l’anomenaven “teòfor“. Les antífones dels càntics evangèlics d’avui són extretes de les seves cartes. Missa: Ef 2, 1-10; Sal 99, 2. 3. 4. 5; Lc 12, 13-21 Com sempre, Jesús dirimeix la qüestió “per elevació“: de la petició dels germans en fa una crida a no acumular riqueses mundanes deixant de ser rics “als ulls de Déu (lit.: davant de Déu, a la presència de Déu“. A través d’una paràbola, el Senyor mostra com hi ha persones que no tenen cap intel·ligència de la vida: l’expressió “Vas errat!” Significa “neci!” (áphrôn), és a dir, “ximple o estúpid“. L’existència humana és més que ajaure’s, beure, menjar i donar-se a la bona vida. Jesús s’indignava contra els rics injustos, ja que Ell coneixia per experiència el que significava ser pobre. No s’ha de viure per a tenir, sinó per a ser: l’única cosa que ens fa rics “als ulls de Déu” és la caritat viscuda. DIMARTS SANT LLUC, evangelista La tradició unànime de les Esglésies afirma que Lluc és l’autor del III Evangeli i dels Fets dels Apòstols. És esmentat moltes vegades en el Nou Testament com a col·laborador de sant Pau en els seus viatges apostòlics. Pau diu que Lluc és “el metge estimat” (Col 4,14). Fora de les dades del Nou Testament, res no se sap amb certesa de la seva biografia. El “corpus lucanum” el revela com un home culte, erudit: escriu el grec de manera elegant. El seu Evangeli està destinat als pagans i és per excel·lència l’evangelista de la misericòrdia “scriba mansuetudinis Christi“, atès que és particularment sensible als signes de la tendresa i del perdó del Senyor. També dóna molt protagonisme als personatges femenins i es refereix constantment a l’oració. La idea fonamental del seu Evangeli és que totes les nacions tenen “accés a la fe” (Lc 3,6; 7, 1-9; 13, 28-30) i que els pobres, els febles, els pecadors, les dones i els pagans, exclosos del culte d’Israel, són cridats a participar de la salvació del Senyor. Lluc estima profundament Jerusalem, la ciutat des d’on la salvació de Déu s’expandeix pel món. Així, relata amb entusiasme l’anada de Jesús a Jerusalem, la muntanya de Sió, l’Ascensió i Pentecosta, la vida de les primeres comunitats… També ell ens fa descobrir l’alegria de viure en el temps de l’Esperit i de l’Església. En els pròlegs de l’Evangeli i dels Fets, expressa la seva voluntat d’informar-se minuciosament pels testimonis oculars de la vida del Senyor: entre ells, en lloc preeminent, els apòstols i, segons la tradició dels Pares, Maria, la mare del Senyor. Una altra tradició, molt arrelada a Orient, assegura que ell és iconògraf de la Mare de Déu. Missa: 2Tm 4, 9-17b; Sal 144, 10-11. 12-13ab. 17-18; Lc 10, 1-9 Segons una llegenda apòcrifa, sant Lluc va ser un dels setanta-dos deixebles que el Senyor envià als llocs on Ell pensava anar. Per això avui es proclama el “discurs de la missió” segons el seu propi Evangeli. Els cristians som deixebles missioners que anunciem, amb el testimoni i la caritat, l’adveniment, en la gràcia, del Senyor que ve sempre. Som heralds i ambaixadors del Senyor que ve “en la glòria del seu Regne“. Tals deixebles no han de portar res seu, perquè res que sigui seu han de donar, només la Paraula del Senyor. Han d’anar a treballar als sembrats del Senyor: les seves garbes són abundants com el seu amor. Per això cal demanar “a l’amo dels sembrats que enviï més homes a segar-los“. Aquests missatgers són els sants i santes, lit.:”fidels“, que proclamen la glòria del seu regnat, segons el Salm responsorial. És el Senyor qui els ha escollit “del món” per anar de bell nou a aquest món “i donar fruit“, vers de l’al·leluia. Hi ha una immensa tendresa en les paraules que Pau, des de la captivitat, escriu a Timoteu: “Lluc és l’únic que s’ha quedat amb mi“. Amb aquestes paraules es descriu l’evangelista com el més fidel i el més estimat col·laborador i company de l’Apòstol. DIMECRES Missa: Ef 3, 2-12; Sal Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6; Lc 12, 39-48 Després d’exhortar a la vigilància, Jesús adverteix que el cristià ha d’estar preparat per a l’adveniment imminent del Senyor. No saber quan vindrà no pot fer disminuir la pregària ni la caritat: és la temptació de posposar la conversió per a un “demà” que mai arriba. La pregunta de Pere fa que l’advertència del Senyor vagi dirigida als Dotze, és a dir, a l’Església: els dons del Senyor no ens pertanyen, ens han estat donats i només en som administradors, no donem els sagraments, els administrem. És dura la paraula de Jesús a l’administrador infidel: “El condemnarà a la pena dels traïdors (lit.: Li farà compartir la sort dels qui no són fidels)”. L’última paraula de Jesús és contundent: “Tothom exigeix molt d’aquells a qui ha donat molt, tothom reclama més d’aquells a qui ha prestat més (lit.: a qui ha confiat més)”. Tot pecat és una ofensa objectiva a Déu, però existeixen els pecats dels pagans i els pecats dels cristians. A aquests últims se’ls exigeix més perquè coneixen l’amor del Pare. DIJOUS Missa: Ef 3, 14-21; Sal 32, 1-2. 4-5. 11-12. 18-19; Lc 12, 49-53 El “foc” és l’anunci del Regne que purifica i renova la terra (3,16) i, més exactament, el Do de l’Esperit Sant (Fets 2,3). El “baptisme” que anhela rebre el Senyor és la seva pròpia mort, que serà salvació per a tots (Mc 10,38-39). Mort entesa com a compliment del designi diví: Jesús l’anhela per la seva obediència al Pare. Complint-la, el Senyor eradicarà la “pau“, falsa, de la terra. Perquè això s’esdevingui, la humanitat haurà d’optar pel Regne de Jesús. No serà possible cap avinença: s’està amb Ell o sense Ell. El cristià és total, però aquesta radicalitat mai s’ha de confondre amb el fanatisme: es treballa per la “pau“, autèntica, quan, començant per la pròpia família, tota relació es fonamenta en la justícia. DIVENDRES Missa: Ef 4, 1-6; Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6; Lc 12, 54-59 Les paraules del Senyor interpel·len la nostra ment i cor: no sabem interpretar els “signes dels temps“, que són lloc de revelació. El cristià ha de discernir sempre el moment present de la seva vida, i l’Església cada temps històric. Discernir per a saber complir la voluntat del Pare, “tota justícia, el que és just“. Discernir mitjançant l’oració, és a dir, amb la llum de l’Esperit Sant, en estat permanent de conversió. De la mateixa manera que urgeix “arribar a un acord” de reconciliació en un litigi, també és urgent convertir-se. Si no és així, ho podem perdre tot, fins l’”últim cèntim lit.: lepton o prutah“. DISSABTE Missa: Ef 4, 7-16; Sal 121, 1-2. 3. 4-5; Lc 13, 1-9 De bell nou, Jesús no entra en cap discussió, sinó que “per elevació” afirma: “Si no us convertiu, tots acabareu igual“. Contemplant tot fet històric, Ell reclama la conversió, ja que convertir-se és viure i no convertir-se és morir. La mort temporal és irrellevant, el que compta és la mort existencial, a la vida de Déu. Afegeix una paràbola on descriu la paciència infinita del Pare: Déu regala temps per rebre el do de la gràcia, però el temps de les persones s’acaba. En l’Església, com en la vida, cal donar fruit i no ocupar un lloc en va, vivint parasitàriament, no fent res i destorbant. És interessant notar que, en Lluc, el Senyor no maleeix la figuera, sinó que lloa la paciència del vinyater. El Senyor no es cansa de cuidar la seva vinya: se serveix de totes les estratègies de la gràcia perquè el seu amor doni fruit. Ressonen els “Improperis” de la litúrgia del Divendres Sant en la veneració de la Santa Creu: “¿Què més havia de fer per tu, que no hagi fet? Et vaig plantar com a vinya escollida, bellíssima, i tu te m’has tornat del tot amarga lit.: i tu m’has donat fruit amarg“. (Calendari-Directori de l´Any Litúrgic 2022, p.452)
|