2018-DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo de la enseñanza a los discípulos”.
El Evangelio de hoy tiene dos partes.
Se indica lo tolerable y lo intolerable o inadmisible. Se admite que alguien en el nombre de Jesús, que no forma parte de la comunidad, haga el bien en su nombre.
Alguien que actúe en su nombre no puede actuar en contra de Él.
Dios puede recompensar incluso un vaso de agua dado en su nombre.
También en la antigua alianza la profecía se daba en el campamento de Israel, más allá del santuario (1ª lectura).
Los cristianos no tienen ni pueden pretender tener el monopolio de Dios que es siempre libertad incondicionada.
Lo intolerable es que alguien dentro de la comunidad escandalice a los más débiles en la fe y los aleje de su nombre.
Como también hay que actuar de manera inmisericorde contra uno mismo cuando se deja seducir por el mal y va donde no debe ir (pies), ve lo que no debe ver para dejarse fascinar (ojos) y actúa como no debe actuar (manos).
El lenguaje es duro, pero naturalmente simbólico.
La 2ª lectura de Santiago desenmascara la riqueza acumulada por la injusticia y el fraude: “Vuestra riqueza está podrida”.
En el Salmo la asamblea canta: “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón”.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2018, Liturgia fovenda, p. 271)