2019 – DOMINGO IV DE PASCUA
Domingo del buen Pastor.
Jesús asegura hasta tres veces que las ovejas reconocen su voz y le siguen.
Le pertenecen a Él, son suyas, dándoles la “vida eterna“.
Por tanto, todo lo que Jesús nos da en la tierra con su vida, su muerte, su Resurrección, su Iglesia, sus sacramentos… es ya “vida eterna”.
Nada ni nadie (ni siquiera la muerte) podrá arrancar las ovejas de las manos del Padre, con quienes el Señor es uno.
También en la primera lectura escuchamos: “Creyeron los que estaban destinados a la vida eterna“.
En la segunda del Apocalipsis se cumple la promesa del Señor y es como una ventana abierta al cielo.
La vida eterna que se nos ofrece fluye eternamente: “Los conducirá a las fuentes de aguas vives“.
Con mucha razón la asamblea canta con el Salmo: “Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño“.
Un pueblo que es heredero de la vida eterna.