2019 – Todos los Santos
El Espíritu Santo, en tanto que es el amor de Dios derramado en nuestros corazones (Rm 5,5) santifica constantemente la Iglesia del Señor.
La santidad inaccesible de Dios se ha comunicado por el Hijo y el Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo.
La gracia divina ha precedido, ha acompañado y ha transformado a los que llamamos santos en la gloria.
Hoy realmente es una fiesta eclesial, la Iglesia del cielo, primera lectura, y la que peregrina en este mundo por los caminos de la santidad revelados por el Hijo, esto es, las bienaventuranzas del Reino, Evangelio.
La Iglesia glorificada y peregrina se une en la santa liturgia de hoy para celebrar la santidad de Dios.
El seno del Padre, comunicándose por el Espíritu Santo que el Hijo nos ha entregado, es la fuente de toda santidad.
Realmente todo celebrante debe meditar profundamente el Prefacio propio para saborear y así poder transmitir el sensus ecclesiae de la solemnidad de hoy.
La solemnidad que celebra en un solo día “los méritos de todos los Santos” resplandece, como ninguna otra, con toda la gloria y la luz de la Pascua del Señor.