2018 – DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO
“Domingo de los hijos del Zebedeo”
La petición que hacen a Jesús los hijos del Zebedeo no la rechaza. Jesús les responde otra cosa.
Cuando el Señor les pregunta si pueden bautizarse con el bautismo con que Él se bautizará y beber el cáliz que Él ha de beber, ellos responden que sí.
Ellos preguntan en presente y el Señor les responde en futuro.
Jesús les promete que participarán sacramental y realmente de la Pasión salvadora de la Cruz.
El Señor hace realidad la profecía del Servidor “que quiso triturarlo con el sufrimiento”.
Y han de aprender que “el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos”. A diferencia de los “que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan y los grandes los oprimen”.
El autor de la carta a los Hebreos nos invita a que “mantengamos firme la confesión de fe”. Ya que “no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado”.
Llenos de confianza y de gozo la Iglesia canta en el Salmo: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”.