2018- Octava de Navidad
Tras la celebración anual del Misterio Pascual, la Iglesia tiene como más venerable hacer memoria de la Natividad del Señor y de sus primeras manifestaciones.
Con razón la liturgia dispone que sea celebrada la Octava de Navidad.
La celebración de las octavas siempre ha tenido una referencia escatológica: el octavo día introduce en la eternidad.
La liturgia vespertina es siempre de la Navidad.
En la liturgia de la mañana y en la Eucaristía, sin embargo, desde antiguo, se celebra la tríada de fiestas: las primicias del martirio (San Esteban), de la castidad consagrada (San Juan, apóstol y evangelista), y la inocencia los mártires de la historia (Santos Inocentes).
Son las tres coronas, según la predicación antigua, que la Iglesia ofrece al Señor que ha nacido por nosotros.
El último día, el día octavo, está dedicado a Santa María, Madre de Dios, como una profesión solemne de la divinidad de Aquél que por nosotros ha nacido.
La Liturgia de las Horas este día tiene un estilo litúrgico bizantino y las antífonas cantan el gran intercambio: Dios se ha hecho hombre para que el hombre participe de la vida de Dios, y la himnodia latina es realmente admirable. Se canta el célebre himno: “Corde natus ex Parentis“.
(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2019, Liturgia fovenda, p. 57)