XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO – 21-26/11/2022 – XXXIV SETMANA DEL TEMPS DE DURANT L’ANY
LUNES PRESENTACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA Esta fiesta surge el año 543. Fue el tiempo en que se dedicó una basílica a “La Virgen, la Nueva“. Se levantó en la misma montaña de Sión. Las Iglesias orientales, muy sensibles ante las fiestas marianas, conmemoran este día la “Entrada de María en el Templo” para indicar el don que de sí misma hacía en cuerpo y alma a Dios. Es una de las doce fiestas dedicadas a María. La Liturgia oriental invoca este día a María como: “Fuente incesante del amor, templo espiritual de la santa gloria de Cristo nuestro Señor“. Misa: Ap 14, 1-3. 4b-5; Sal 23, 1b-2. 3-4ab. 5-6; Lc 21, 1-4 El elogio del Señor a la “viuda pobre” es el punto culminante, en Mateo y en Lucas, de los hechos y dichos de Jesús antes del llamado “pequeño Apocalipsis” y el relato de la Pasión. El Señor la pone como ejemplo supremo al final de su enseñanza, como un resumen de todo lo que ha predicado: ¡el gesto humilde y anónimo de una mujer pobre manifestó que no se trata de dar, sino de darse! Su confianza en el Padre del cielo era total: fuese joven o anciana, se comportaba con la actitud de un niño, única necesaria pero ineludible ara entrar en el Reino de Dios. La gloria de Dios se concentraba en su total abandono a la Providencia, al amor del Padre. Una gloria oculta, la de esta mujer: el Señor no salió tras suyo elogiándola. Innominada, vivió y murió sin saber que había merecido el elogio del Hijo de Dios. Para Lucas, ella ha comprendido mejor que nadie todo lo que el Señor quiso explicar a lo largo de su itinerario de predicación. La gloria de esta mujer participa de la gloria de la Madre de Dios. Como ella, habrá muchos creyentes en la historia que vivirán y morirán en la humildad de los hijos de Dios: serán capaces de gestos de amor y de donación, irrelevantes a los ojos del mundo, pero grandes a los ojos de Dios. MARTES SANTA CECILIA, virgen y mártir Santa Cecilia es venerada desde muy antiguo en la Iglesia de Roma. Se venera en la basílica en el Trastevere y en el cementerio de Calixto en la Via Appia. Se cree que Cecilia era una joven romana noble que padeció durante la persecución de Alejandro Severo, hacia el 230 dC, durante el papado de Urbano I. Su “passio” fue muy conocida y divulgada, pero ya los bolandistas afirmaban que era totalmente legendaria. Por consiguiente, es muy poco lo que se puede afirmar sobre la santa. Es probable una identificación de la mártir con la titular de la basílica del Trastevere. Lo más determinante es que el nombre de la santa se incluye secularmente en el Canon Romano. La Iglesia celebra en ella los dones de la virginidad y del martirio: ambos resplandecen en la pureza de la fe, vivida y testimoniada. La equívoca frase del relato apócrifo: “Cantantibus organis, illa in corde suo soli Domino decantabat“, “Al son de los instrumentos [¿de tortura?] la vir- gen cantaba en su corazón únicamente al Señor“, fue decisiva para ser invocada como patrona de la música, ya desde fi nales de la Edad Media. Consta que su memoria litúrgica en el día de hoy se ce lebraba ya en el año 545. Misa: Ap 14, 14-19; Sal 95, 10. 11-12. 13; Lc 21, 5-11 La Sinopsis concluye la predicación y la vida de Jesús con el llamado “Discurso escatológico“. El lenguaje es apocalíptico, con imágenes típicas de este género literario. Esta última enseñanza de Jesús referente a la destrucción del templo y de la ciudad, al fin del mundo y al retorno glorioso del Hijo del hombre se proclama en esta última semana del Año litúrgico en el leccionario ferial. Es un Evangelio de esperanza. Así como los creyentes que lo escuchaban vieron la destrucción del templo, las generaciones que se sucede- rán vivirán las vicisitudes de la historia, verán incluso las bestias del Apocalipsis, guerras, terremotos, epidemias y hambre, y conocerán la persecución. Pero el final será cuando “el Hijo del hombre” vuelva en la gloria de su reino: el horizonte de la vida cristiana es el retorno de Jesús. No deben entrar en pánico sino vencer la tentación de proclamar otro salvador, ya que surgirán usurpadores de su nombre que dirán: “Yo soy“, el nombre sagrado de Dios. En el libro de los Hechos está escrito: “No hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos” (Hch 4, 12). El templo será destruido y el velo del templo rasgado (23, 45): una primera alianza habrá concluido. Pero Jesús predice que reconstruirá, lit.: “levantará” en tres días un templo nuevo (cf. Jn 2, 19), no edificado por manos de hombres (cf. Heb 9, 24), del cual los creyentes son imagen viva (cf. 1 Cor 3, 17). MIÉRCOLES Misa: Ap 15, 1-4; Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 7-8. 9; Lc 21, 12-19 También Jesús anuncia a la Iglesia la persecución. La gracia de Dios manifestada en Cristo y vivida por los creyentes de manera auténtica será objeto, como el Señor mismo, de incomprensión, ya que las tinieblas no pueden resistir a la luz, como los endemoniados de los primeros días de su ministerio. Una persecución universal porque también la predicación será universal. Ante los reyes y gobernadores deberán dar testimonio y las sinagogas serán el lugar de su “martyrion“. Desde el principio habrá mártires: la verdad será testimoniada en sangre. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña: “Las actas de los Mártires constituyen los archivos de la Verdad escritos con letras de sangre” (CCE 2474). La persecución no será algo ocasional, será existencial en la vida de la Iglesia. Recuerda las palabras del Señor en Galilea: “Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo” (6, 22-23a). JUEVES SANTOS ANDRÉS DUNG-LAC, presbítero, y compañeros, mártires El trabajo de evangelización en Vietnam, llevado a cabo desde el inicio del siglo XVI y consolidado con los primeros Vicariatos Apostólicos del norte, Dang-Ngoái, y del sur, Dang-Trong, en 1659, ha tenido en el transcurso de los siglos un admirable desarrollo. Actualmente, las diócesis son 25, 10 en el norte, 6 en el centro y 9 en el sur, y los católicos son, aproximadamente, 6 millones, casi el 10% de la población. Este resultado se debe a que, desde los primeros años, la semilla de la fe se ha mezclado, en el territorio vietnamita, con la abundante sangre de los mártires, tanto del clero misionero como del clero local y del pueblo cristiano de Vietnam. Juntos han soportado las fatigas del trabajo apostólico y han afrontado incluso la muerte por dar testimonio de la verdad evangélica. La historia religiosa de la Iglesia vietnamita señala que han existido un total de 53 edictos, durante más de dos siglos, en total 261 años, 1625-1886, que han decretado persecuciones contra los cristianos: una más cruel que la otra. Son alrededor de unas 130.000 las víctimas caídas por todo el territorio nacional. Entre esta multitud se ha conservado la memoria de 117 mártires, de los cuales Andrés Dung-Lac es el primero de la lista. Algunos son misioneros extranjeros, entre ellos dos catalanes, Joan Gil de sant Francesc de Tortosa y Pere Almató de Vic, algunos otros de las Misiones ex- tranjeras de París, pero la gran mayoría son cristianos laicos del sitio. Roguemos por aquellas Iglesias, ahora florecientes, en una tierra regada por la sangre de tantos mártires. El Papa san Juan Pablo II los canonizó a todos en 1989 e introdujo su memoria obligatoria en el Calendario de la Iglesia universal. Misa: Ap 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a; Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5; Lc 21, 20-28 Con imágenes retrospectivas, Lucas pone en boca de Jesús el terrible asedio de la ciudad santa. Todos deberán huir, y las mujeres encintas o con hijos pequeños serán de compadecer pues su gravidez y el tomar a cuestas a sus hijitos les impedirá correr y ponerse a salvo. Je rusalén, la ciudad donde murió el Señor (Heb 13, 12; Ap 11, 18) será testigo de la muerte y exilio de sus habitantes. El Señor anuncia después el fin del mundo presente con la gran crisis cósmica. Cuando “verán al Hijo del hombre venir con gran poder y gloria“, los creyentes se levantarán, alzarán la cabeza, mirarán de frente sin temor, porque llega la última y definitiva liberación: la plenitud de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom 8, 21). El Hijo del hombre viene del Padre “en la nube“, en la gloria del Espíritu Santo: Hch 1, 11. Esta es la perspectiva última de la historia salvífica. La salvación plena no viene de la tierra, viene del cielo: de Dios. VIERNES Misa: Ap 20, 1-4. 11— 21, 2; Sal 83, 3. 4. 5-6a y 8a; Lc 21, 29-33 La imagen de la higuera, con los brotes que anuncian el verano, tan familiar en Palestina le sirve a Jesús para que sus discípulos aprendan a interpretar cada tiempo. Un discernimiento en la oración, en el Espíritu Santo, que sabe descifrar la presencia escondida del Reino de Dios y de sus signos. También las leyes de su crecimiento, que el Señor ha explicado en sus parábolas. La vida de un árbol forma parte de una totalidad, desde la semilla hasta la fructificación: así también el Reino de Dios. Nunca pasará la promesa del Señor: por encima de la historia individual y colectiva está su palabra, pendiente de cumplimiento. Con esta expresión, el Señor se refiere no únicamente a su predicación sino también a su existencia: Él permanece para siempre en la eternidad divina y es el centro de la historia y del universo (cf. Heb 13, 8). Sí, la palabra del Señor permanece para siempre: “Verbum autem Domini manet in aeternum” (Is 40, 6). SÁBADO Misa: Ap 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a; Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5; Lc 21, 20-28 La última perícopa del leccionario ferial coincide con el final del “Discurso apocalíptico“. La conciencia de que todo esta está por venir y del retorno del “Hijo del hombre” hace de los creyentes unos vigilantes. Urge estar atentos a la venida del Señor, estar siempre despiertos. Toda la predicación del Señor consignada en el evangelista Lucas viene en la memoria: sobre todo deben estar ceñidos y con “las lámparas” encendidas (12, 35). Como centinelas en la noche del mundo deben descubrir la presencia de la Luz que viene y resplandece ya. Fulgura en la asamblea, en la vida de los santos, en la Eucaristía. También en los signos humildes del Reino. Para esperar el retorno del Señor hay que tener un corazón de niño (18, 17), habernos desprendido de las riquezas y atesorar ante Dios (12, 15ss), tomar la cruz, vivir como siervos sin mérito, con la alegría del Espíritu, siendo misericordiosos como el Padre, sin desfallecer en la oración, ir a la misión sin nada y por nada, formando parte del pequeño rebaño donde cada uno de nosotros es una oveja perdida que el Señor ha venido a buscar. Por eso el Señor hace bien en advertirnos: “Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida“. La Iglesia, mientras espera el retorno del Señor, vive la bienaventuranza de la fe, como la Madre de Dios: “Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá” (1, 45). La única alegría es que nuestros nombres “están inscritos en el cielo” (10, 20).
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DILLUNS PRESENTACIÓ DE SANTA MARIA, VERGE Aquesta festa sorgeix l’any 543. Va ser el temps en què es va dedicar una basílica a “La Mare de Déu, la Nova“. Es va aixecar a la mateixa muntanya de Sió. Les Esglésies orientals, molt sensibles davant les festes marianes, commemoren aquest dia l’”Entrada de Maria al Temple” per indicar el do de si mateixa que feia en cos i ànima a Déu. És una de les dotze festes dedicades a Maria. La Litúrgia invoca aquest dia a Maria com: “Font perpètuament brollant de l’amor, temple espiritual de la santa glòria de Crist nostre Senyor“.. Missa: Ap 14, 1-3. 4b-5; Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6; Lc 21, 1-4 L’elogi del Senyor a la “viuda pobra” és el punt culminant, en Mateu i en Lluc, dels fets i dites de Jesús abans de l’anomenat “petit Apocalipsi” i el relat de la Passió. El Senyor la posa com a exemple suprem al final del seu ensenyament, com un resum de tot el que ha predicat: ¡el gest humil i anònim d’una dona pobra manifestà que no es tracta de donar, sinó de donar-se! La seva confiança en el Pare del cel era total: fos jove o anciana, es comportava amb l’actitud d’un infant, l’única necessària, però ineludible, per entrar al Regne de Déu. La glòria de Déu es concentrava en el seu abandó total a la Providència, a l’amor del Pare. Una glòria oculta, la d’aquesta dona: el Senyor no va sortir darrera seu elogiant-la. Innominada, va viure i va morir sense saber que havia merescut l’elogi del Fill de Déu. Per a Lluc, ella ha comprès millor que ningú tot el que el Senyor va voler explicar al llarg del seu itinerari de predicació. La glòria d’aquesta dona participa de la glòria de la Mare de Déu. Com ella, hi haurà molts creients en la història que viuran i moriran en la humilitat dels fills de Déu: seran capaços de gestos d’amor i de donació, irrellevants als ulls del món, però grans als ulls de Déu. DIMARTS SANTA CECÍLIA, verge i màrtir Santa Cecília és venerada des de molt antic a l’Església de Roma. Es venera a la basílica menor del Trastevere i al cementiri de Calixt a la Via Appia Antica. Es creu que Cecília era una jove de la noblesa romana que va morir durant la persecució d’Alexandre Sever, vers el 230, durant el papat d’Urbà I. La seva “passio” va ser molt coneguda i divulgada, però ja els bol·landistes afirmaven que era totalment llegendària. Per tant, és molt poc el que es pot afirmar sobre la santa. És probable una identificació de la màrtir amb la titular de la basílica de Roma. El més determinant és que el nom de la santa s’inclou secularment en el Cànon Romà. L’Església celebra en ella els dons de la virginitat i del martiri: tots dos resplendeixen en la puresa de la fe, viscuda i testimoniada. L’equívoca frase del relat apòcrif: “Cantantibus organis, illa in corde suo soli Domino decantabat“, “Al so dels instruments [¿de tortura?] la verge cantava en el seu cor únicament al Senyor“, fou decisiva per a ser invocada com a patrona de la música, ja des de finals de l’Edat Mitjana. Consta que la seva memòria litúrgica en el dia d’avui se celebrava ja l’any 545. Missa: Ap 14, 14-19; Sal 95, 10. 11-12. 13; Lc 21, 5-11 La Sinopsi conclou la predicació i la vida de Jesús amb l’anomenat “Discurs escatològic“. El llenguatge és apocalíptic, amb imatges típiques d’aquest gènere literari. Aquest últim ensenyament de Jesús referent a la destrucció del temple i de la ciutat, a la fi del món i a la tornada gloriosa del Fill de l’home es proclama en aquesta darrera setmana de l’Any litúrgic en el leccionari ferial. És un Evangeli d’esperança. Així com els creients que l’escoltaven van veure la destrucció del temple, les generacions que se succeiran viuran les vicissituds de la història, contemplaran fins i tot les bèsties de l’Apocalipsi, guerres, terratrèmols, epidèmies i fam, i coneixeran la persecució. Però el final serà quan “el Fill de l’home” torni en la glòria del seu regne: l’horitzó de la vida cristiana és el retorn de Jesús. No han d’entrar en pànic sinó vèncer la temptació de proclamar un altre salvador, ja que sorgiran usurpadors del seu nom que diran: “Sóc jo“, el nom sagrat de Déu: “Jo sóc“. En el llibre dels Fets està escrit: “La salvació no es troba en ningú més, perquè, sota el cel, Déu no ha donat als homes cap altre nom que pugui salvar- nos” (Fets 4,12). El temple serà destruït i el vel del temple esquinçat (23,45): una primera aliança haurà conclòs. Però Jesús prediu que reconstruirà lit.: “aixecarà” en tres dies un temple nou (cf. Jo 2,19), no edificat per mans d’homes (cf. He 9,24), del qual els creients són imatge viva (cf. 1C 3,17). DIMECRES Missa: Ap 15, 1-4; Sal 97, 1. 2-3ab; 7-8. 9; Lc 21, 12-19 Jesús també anuncia la persecució a l’Església. La gràcia de Déu manifestada en Crist i viscuda pels creients de manera autèntica serà objecte , com el Senyor mateix d’incomprensió, ja que les tenebres no poden resistir la llum, com els endimoniats dels primers dies del seu ministeri. Una persecució universal perquè també la predicació serà universal. Davant els reis i governadors hauran de donar testimoni i les sinagogues seran el lloc del seu “martyrion“. Des del principi hi haurà màrtirs: la veritat serà testimoniada en sang. El Catecisme de l’Església Catòlica ensenya: “Les actes dels Màrtirs constitueixen els arxius de la Veritat escrits amb lletres de sang” (CCE 2474). La persecució no serà una cosa ocasional en la vida de l’Església: serà existencial. Recordem avui les paraules del Senyor a Galilea: “Feliços vosaltres quan, per causa del Fill de l’home, la gent us odiarà, us esquivarà, us ofendrà i denigrarà el vostre nom: aquell dia alegreu-vos i feu festa, perquè la vostra recompensa és gran en el cel” (6,22-23a). DIJOUS SANTS ANDREU DUNG-LAC, prevere, i companys, màrtirs El treball d’evangelització a Vietnam, dut a terme des de l’inici del segle XVI i consolidat amb els primers Vicariats apostòlics del nord, Dang-Ngoái, i del sud, Dang-Trong, el 1659, ha tingut en el transcurs dels segles un admirable desenvolupament. Actualment, les diòcesis són 25, 10 al nord, 6 al centre i 9 al sud, i els catòlics són, aproximadament, 6 milions, gairebé el 10% de la població. Aquest resultat es deu al fet que, des dels primers anys, la llavor de la fe s’ha barrejat, al territori vietnamita, amb l’abundant sang dels màrtirs, tant del clergat missioner com del clergat local i del poble cristià del Vietnam. Junts han suportat les fatigues del treball apostòlic i han afrontat fins i tot la mort per donar testimoni de la veritat evangèlica. La història religiosa de l’Església vietnamita assenyala que han existit un total de 53 edictes, durant més de dos segles, en total 261 anys, 1625-1886, que han decretat persecucions contra els cristians: una més cruel que l’altra. Són al voltant d’unes 130.000 les víctimes caigudes per tot el territori nacional. Entre aquesta multitud s’ha conservat la memòria de 117 màrtirs, dels qual Andreu Dung-Lac és el primer de la llista. Uns quants són missioners estrangers, entre ells dos catalans, Joan Gil de sant Francesc de Tortosa i Pere Almató de Vic, d’altres de les Missions estrangeres de París, però la gran majoria són cristians laics del lloc. Preguem per aquelles Esglésies, ara floreixents, en una terra regada per la sang de tants màrtirs. El Papa sant Joan Pau II els canonitzà tots l’any 1989 i introduí la seva memòria obligatòria al Calendari de l’Església universal. Missa: Ap 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9a; Sal 99, 2. 3. 4. 5; Lc 21, 20-28 Amb imatges retrospectives, Lluc posa en boca de Jesús el terrible setge de la ciutat santa. Tots hauran de fugir, i les dones embarassades o amb fills petits seran de compadir doncs la seva gravidesa i el prendre a coll els seus fillets els impedirà córrer i posar- se fora de perill. Jerusalem, la ciutat on va morir el Senyor (He 13,12; Ap 11,18) serà testimoni de la mort i exili dels seus habitants. El Senyor anuncia després la fi del món present amb la gran crisi còsmica. Quan “veuran venir el Fill de l’home amb poder i amb una gran majestat“, els creients, dempeus, alçaran el cap, miraran sense por, perquè arriba l’últim i definitiu alliberament: la plenitud de “la gloriosa llibertat dels fills de Déu” (Rm 8,21). El Fill de l’home ve del Pare “sobre un núvol“, en la glòria de l’Esperit Sant: Fets 1,11. Aquesta és la perspectiva última de la història salvífica. La salvació plena no ve de la terra, ve del cel: de Déu. DIVENDRES Missa: Ap 20, 1-4. 11—21, 2; Sal 83, 3. 4. 5-6; Lc 21, 29-33 La imatge de la figuera, amb els brots que anuncien l’estiu, tan familiar a Palestina serveix a Jesús perquè els seus deixebles aprenguin a interpretar cada temps. Un discerniment en la pregària, en l’Esperit Sant, que sap desxifrar la presència amagada del Regne de Déu i dels seus signes. També les lleis del seu creixement, que el Senyor ha explicat en les seves paràboles. La vida d’un arbre forma part d’una totalitat, des de la llavor fins a la fructificació: així també el Regne de Déu. La promesa del Senyor mai no passarà: per sobre de la història individual i col·lectiva roman la seva paraula, pendent de compliment. Amb aquesta expressió, el Senyor es refereix no únicament a la seva predicació sinó també a la seva existència: Ell roman per sempre en l’eternitat divina i és el centre de la història i de l’univers (cf. He 13,8). Sí, la paraula del Senyor resta per sempre: “Verbum autem Domini manet in aeternum” (Is 40,6). DISSABTE Missa: Ap 22, 1-7; Sal 94, 1-2. 3-5. 6-7; Lc 21, 34-36 La darrera perícopa del leccionari ferial coincideix amb el final del “Discurs apocalíptic“. La consciència que tot està per venir i del retorn del “Fill de l’home” fa dels creients uns vigilants. És urgent estar atents a la vinguda del Senyor, estar sempre desperts. Tota la predicació del Senyor consignada per l’evangelista Lluc ve a la memòria: sobretot han d’estar “a punt, amb el cos cenyit i els llums” encesos (12,35). Com sentinelles en la nit del món, han de descobrir la presència de la Llum que ve i resplendeix ja ara. Fulgura en l’assemblea, en la vida dels sants, en l’Eucaristia. També en els signes humils del Regne. Per esperar el retorn del Senyor cal tenir un cor d’infant (18,17), haver-nos desprès de les riqueses i atresorat davant Déu (12,15ss), prendre la creu, viure com a servents sense mèrit, amb l’alegria de l’Esperit, essent compassius com el Pare, sense defallir en la pregària, anar a la missió sense res i per res, formant part del petit ramat on cada un de nosaltres és una ovella perduda que el Senyor ha vingut a buscar. Per això el Senyor fa bé en advertir-nos: “Estigueu alerta sobre vosaltres: Que l’excés de menjar i beure o la preocupació dels negocis lit.: gresques, borratxeres i les inquietuds de la vida, no afeixugués el vostre cor“. L’Església, mentre espera el retorn del Senyor, viu la benaurança de la fe, com la Mare de Déu: “Feliç tu que has cregut! Allò que el Senyor t’ha fet saber es complirà” (1,45). L’única alegria és que els nostres noms “estiguin escrits al cel” (10,20).
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(Calendario-Directorio del Año Litúrgico 2022, p.522ss)